Crónica de un fraude anunciado (5)

Héctor Manuel Popoca Boone

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28 abril,2018 6:44 am
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Héctor Manuel Popoca Boone
 
La democracia en México es de las más costosas del mundo. Son miles de millones de pesos del erario público y de otras fuentes poco definidas que se destinan a fondear nuestro sistema electoral. Tanto a nivel nacional como en cada uno de los estados de la república. Los gobernantes, la clase política y sus partidos están empeñados en mantenerla corrupta, ilegítima, simuladora, delincuencial, fraudulenta, tergiversadora, inverosímil y muy a modo de quienes gobiernan. Es una democracia tronchada, de pe a pa.
El ilícito financiamiento poco claro a campañas electorales viene de tiempo atrás. Cuando en 1993 el ex secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, citó en su domicilio particular en la Ciudad de México, a los más pudientes hombres del país con la finalidad de hacer “el pase de charola” y así apoquinar mínimamente una decena de millones de dólares cada uno de ellos, para reforzar la candidatura de Luis Donaldo Colosio que fue asesinado y sustituido luego por Ernesto Zedillo. En aquel entonces asistieron, entre otros magnates, Carlos Slim, Miguel Alemán, Emilio Azcárraga, Garza Sada y Roberto Hernández, que gustosos dieron el dinero porque también veían amenazados sus negocios, concesiones y canonjías que los gobiernos priistas les facilitaban generosamente. Carlos Cabal Peniche fue otro de los donantes.
Quedaba al desnudo, en palabras de Bernardo Barranco, el uso del poder político para beneficios económicos y del poder económico para fines políticos. Casi en todas las campañas presidenciales salen a flote financiamientos clandestinos de grandes empresarios y de poderosos dirigentes sindicales (Pemexgate) a favor del candidato que más les conviene para preservar y acrecentar sus grandes negocios. Hoy en día esos financiamientos ilegales se han ampliado a la esfera de empresas transnacionales. En efecto, ya no son únicamente Televisa, Gutsa, ICA, Grupo Higa, Coppel, quienes patrocinan al PRI y su candidato. Ya entraron en la escena del financiamiento, sotto voce, Obedrecht, Iberdrola, OHL y, por supuesto, empresas extranjeras mineras y petroleras.
Cuando Andrés Manuel López Obrador cuestionó públicamente la viabilidad financiera, técnica y de sustentabilidad del nuevo aeropuerto de la CDMX, puso el dedo en la llaga de uno de los principales negocios multimillonarios del actual sexenio. A tal punto, que salió a la palestra pública el potentado Carlos Slim a defenderlo a raja tabla. Pingüe negocio que se está construyendo como inversión privada, utilizando parte del dinero de las afores; es decir, de los ahorros para su vejez de los trabajadores mexicanos. Guardadas las proporciones, la magna transa, junto con su desarrollo inmobiliario adyacente, es equiparable al Fobaproa donde el gobierno federal del PRI convirtió en deuda pública (que todavía estamos pagando todo el pueblo), la deuda privada de los banqueros que después se dieron el lujo de revender la mayoría de los bancos saneados a corporaciones extranjeras.
Los torrentes de millones de pesos recibidos por algunos candidatos presidenciables (señaladamente el PRI), se canalizan fundamentalmente a comprar y coaccionar el voto ciudadano. Sobretodo el de los electores pobres. Es el aprovechamiento electoral inicuo de la pobreza que sufre la mayoría de la población mexicana. También parte de ese dinero se orienta a corromper políticos opositores, operadores y grupos organizados de acción electoral, así como de funcionarios y representantes de casilla y sección comicial.
Es muy probable que Carlos Slim junto con Carlos Salinas de Gortari y otros cófrades de la mafia en el poder, inyecten ingentes cantidades de dinero a las presentes elecciones con el único afán de frenar por medio de la corrupción y las malas artes lo que ya es un devenir inevitable: El triunfo de López Obrador.
 

  1. Cuando se te vienen encima varios montoneros a golpearte al mismo tiempo, lo mejor es que te encierres en tu caparazón como hacen las tortugas; hasta que se cansen de intentarlo. Después, sal a madrearlos, uno a uno, en tu terreno, no en el de ellos. (Manual de la Tortuga Ninja).
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