Cierran con las leyendas Ozzy Osbourne y Judas Priest el festival Hell and Heaven

Fallas en el sonido enojan a Marilyn Manson y disminuyen el poder de Megadeth. Reúne el festival metalero a 160 mil personas en dos días.

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7 mayo,2018 7:53 am
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Texto: Juan Carlos García / Agencia Reforma/ Fotocomposición: El Sur
Ciudad de México, 7 de mayo de 2018. Minutos infernales y horas celestiales vivieron el sábado los asistentes a la segunda jornada del Corona Hell & Heaven.
Ozzy Osbourne y Judas Priest elevaron al público hasta el cielo, que llegó a desquiciarse con el metal pesado del festival, pues no hubo quien los parara, en sus respectivos escenarios. Y dejaron a todos satisfechos.
El líder de Black Sabbath, en su faceta solista, ametralló a la concurrencia con piezas como Bark at the moon, Mr. Crowley y I don’t know, y Rob Halford, con su Judas Priest, se rifó con rolas como War pigs, The ripper y Turbo lover.
Entre las 160 mil almas que abarrotaron el Autódromo Hermanos Rodríguez el viernes y el sábado, brilló el negro en las playeras, y parecía que todos se pusieron de acuerdo para formar una muchedumbre de similar atuendo, pues lo único que cambió fue el estampado, que varió en nombres de bandas, frases y logotipos.
Los instantes de infierno los dieron Marilyn Manson y Megadeth, quienes tuvieron problemas con el sonido, aunque mucho más el primero, lo que le costó rechiflas y molestias generalizadas.
Incluso Manson se puso furioso durante su intervención en el AT&T Heaven Stage, ya que su micrófono no se escuchaba. Molesto, regañó a la gente de su staff mientras estuvo en el escenario y como nadie arregló el problema, le pintó un dedo a uno de ellos.
Paró por instantes el show, agradeció al público su paciencia y sólo los más cercanos a él escucharon lo que decía. Dijo amar a México, se envolvió en una bandera nacional y se despidió contrariado.
Y una situación similar vivió Megadeth en el escenario vecino, el Corona Hell Stage, en donde canciones emblemáticas como Hangar 18, My darkest hour y Conquer or die!, se vieron opacadas por el volumen bajo y las bocinas crujiendo, aunque la agrupación no dio señales de disgusto.
En la explanada del lugar los puestos de agua gratis, para evitar la deshidratación, hicieron más llevadera y entretenida la maratónica jornada que se aventó el público, lo mismo que las golosinas y souvenirs regalados por patrocinadores.
Abundaron los vasos de cerveza, las hamburguesas y los hot dogs. El olor mota surgió ya entrada la noche y la fila para comprar café se hizo interminable con el frío nocturno.
Hubo artistas de performance que recorrieron en una camioneta vieja el lugar, y se caracterizaron al estilo de la película Mad Max para amenizar la tarde, mientras los shows de Brujería, Gojira y Saxon convocaban a miles de fans metaleros.
A la gente le fascinó la presencia de una capilla improvisada, con un padre simulando ser el vocalista de la banda sueca Ghost, vestido como el Papa, el cual aparentó casar a varias parejas que le entraron al show de bodas metaleras.

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