Texto: Erika P. Bucio/ Agencia Reforma/ Foto: Twitter
Ciudad de México, 9 de junio de 2018. Isaac Hernández se hizo con el Premio Benois de la Danza en la cima de su carrera.
“Me siento realizado”, dice el bailarín, quien del patio de su casa, en Zapopan, donde recibió las primeras lecciones de ballet, saltaría a los grandes escenarios, como la Ópera de París y el Teatro Bolshoi.
“El ballet ha sido una manera de vivir la vida, de aprender sobre la vida y de crecer. Me enseñó una belleza que sólo existe a través de las artes. Una simplicidad, una apreciación de lo intangible, de momentos que pareciera que se crean de la nada, pero que una vez vividos recuerdas el resto de tu vida”, asegura.
Desde que existen los Benois, considerados los Oscar de la danza, grandes bailarines han terminado sus carreras sin haberlo recibido. Para él, ya era un privilegio la sola nominación.
Hernández, de 28 años, logró el Benois a Mejor Bailarín por su rol de Basilio en Don Quijote, bajo las órdenes de Mijail Baryshnikov en la Ópera de Roma. Y le fue también reconocida su ejecución del James de La sílfide, con el English National Ballet, de donde es primer bailarín.
Desea que el premio ayude a que en México las artes y los jóvenes sean vistos de modo distinto.
“Que los jóvenes sepan que se puede vivir una vida digna a través de las artes”, expresa.
Y defiende el impulso a las industrias creativas como parte fundamental de la economía mexicana, un mensaje quiere hacer llegar a quien resulte electo Presidente en las elecciones del 1 de julio.
