Surfistas esperan contagiar el amor por las olas en Afganistán 

El país está en guerra y los talibanes avanzan, pero el suf ha llegado a Afganistán. Después de todo, no se necesita el mar para subirse a una...

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11 julio,2018 9:09 am
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Texto y fotos: DPA 

La primera ola que vieron los surfistas en Afganistán rompió contra un puente en el valle de Panjshir, al norte de Kabul.
“Ya la habíamos divisado a 300 metros de distancia”, dice Afridun Amu. “El agua caía por una pendiente. No era la ola perfecta y la corriente era peligrosa, pero queríamos intentarlo al menos”.
Inmediatamente se acercó un grupo de curiosos. Al final, alrededor de 50 afganos lo intentaron atados a una cuerda de seguridad. El país está en guerra y los talibanes avanzan, pero el suf ha llegado a Afganistán.
El trío, formado por Afridun Amu, un abogado berlinés de 30 años con raíces afganas, Bene Di-Qual, un ingeniero bávaro de 34 años, y Jacob Kelly, un canadiense de la misma edad, llegó para surfear. Después de todo, no se necesita el mar para subirse a una tabla, un río también puede servir.
De izq. a der.: los surfistas Bene Di-Qual, Jacob Kelly y Afridun Amu. La primera ola que vieron los surfistas en Afganistán rompió contra un puente en el valle de Panjshir, al norte de Kabul.

Los tres llegaron en camioneta con cinco tablas adaptadas para el surf en río, más cortas y más resistentes. Iban también acompañados por dos hombres armados y durante el tiempo que estuvieron en la zona, mantuvieron el viaje en secreto por motivos de seguridad.
Buscaban mucho más que deporte y aventura: Amu, cuyos padres huyeron a Alemania en 1992 para escapar de otra guerra afgana, trabaja como abogado para la Fundación Max Planck para la Paz Internacional y el Estado de Derecho y ha colaborado en varios proyectos en Afganistán, así que conoce bien el país.
“No quiero maquillar lo que está ocurriendo”, dice. “Pero para mí, Afganistán es más que una guerra. Tiene unos paisajes únicos, siglos de hospitalidad con los viajeros y los aventureros, y quiero tener esta experiencia y permitir a otros que también la tengan”.
El año pasado, Amu se convirtió en el primer surfista en representar a Afganistán en el Mundial de surf en Biarritz, Francia. En aquel momento, contó a dpa que él y su club, Wave Riders Association of Afghanistan, querían crear un equipo joven en el país.
Hoy en día sigue teniendo planes ambiciosos: “En 2020 el surf será un deporte olímpico por primera vez y sería genial que pudiéramos entrenar a surfistas de Afganistán para 2024″.
Pero por su puesto, Afganistán tiene muchas otras cosas sobre las que preocuparse. No obstante, actividades como el deporte ofrecen a los jóvenes algo diferente. “El deporte es muy importante para los afganos. El deporte proporciona diversión y fuerza, y la gente también necesita esto”, defiende Amu.
El viaje por el valle de Panjshir fue una primera toma de contacto para investigar dónde establecer un campamento de surf en el país. Los tres surfistas querían ver si existían suficientes lugares seguros y buenas olas para continuar con el plan.
Al final todo fue mejor de lo que esperaban, en gran parte gracias a su discreción y sus trajes de neopreno de cuerpo completo para evitar mostrar algo de piel en este país conservador. Pernoctaban en casa de un amable dignatario y por el día recorrían la ribera del río para explorar las olas.
Panjshir, que es étnicamente homogéneo y está aislado por pasos estrechos, está considerado relativamente seguro. “Y la mayoría de las reacciones fueron estupendas. Pero algunas personas se mostraron muy desconfiadas”, contó Bene Di-Qual una noche durante una llamada de teléfono desde el valle.
El surfista Afridun Amu (izq.), posa con un admirador en el valle de Panjshir.

Para él, el viaje fue una “doble revelación”. Por un lado, había olas. Di-Qual tiene como afición ayudar a desarrollar olas artificiales en ríos. Ahora está buscando cómo crear una ola más pequeña y segura en el río afgano para permitir a los jóvenes practicar.
“Hay un potencial increíble”, dice. “El valle de Panjshir es muy largo y tiene una pendiente empinada. Hay un montón de aguas rápidas, escalones y olas cuando se derrite el hielo. ¡Unas condiciones geniales para los rápidos! Muy interesante desde el punto de vista deportivo”.
Por otro lado, el viaje le hizo cambiar de opinión sobre Afganistán. “En Alemania se dice mucho que es un país de origen seguro y que los refugiados pueden ser enviados de vuelta, pero todas las conversaciones me han mostrado que nadie se siente seguro aquí. Algunos se avergonzaban de llevar armas. Eso me afectó de verdad”.
Al final, los surfistas se subieron a tres olas afganas. “Podrían haber sido más, pero no teníamos tiempo”, explica Amu. Aún así, han dado los primeros pasos para establecer este deporte en el país. Y en cuanto al objetivo de enviar a los primeros surfistas afganos a los Juegos Olímpicos de 2024: “Esa idea ya no suena tan loca”.
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