Incertidumbre y centralismo

Jorge Camacho Peñaloza

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20 julio,2018 6:22 am
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Jorge Camacho Peñaloza

No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. Benito Juárez.
Lo que mucho se conjeturó acerca de lo que sería el día siguiente de la elección del pasado primero de julio más temprano que tarde ya está sucediendo en términos de la incertidumbre política que están generando la forma en que se está conduciendo y algunas de las primeras medidas que está anunciando el virtual presidente de la República electo.
Conjeturas que ya han pasado a ser verdaderas preocupaciones por cuanto al despunte del perfil centralista, voluntarista y revanchista del futuro gobierno. Sin duda hay una parte positiva en sus propuestas que ya se reflejan en sus primeros anuncios, sobre todo los relacionados con la austeridad y combate a la corrupción, pero lo que se está convirtiendo en una verdadera preocupación es el centralismo e incertidumbre que está generando el virtual presidente en esta etapa en la que ni siquiera se ha calificado la elección y por ende no ha recibido su constancia. ¿Qué será ya que la tenga y luego cuando tome protesta el primero de diciembre?
Ya se reunió con el presidente en funciones, con funcionarios de la administración de Estados Unidos, ha anunciado el traslado de las secretarías de despacho a varios estados del país, aunque no se tiene conocimiento de la forma como se empezarán a trasladar los muebles, equipos, vehículos y servidores públicos y sus familias a las nuevas ciudades sedes, los costos que implicará todo el movimiento y los nuevos procedimientos administrativos que todo esto implica. De igual forma ha dado a conocer la reducción de gasto corriente, los salarios, plantilla de personal y los nuevos horarios laborales lo que ha colocado a la burocracia bajo la sombra del desempleo.
Así también ha nombrado a los coordinadores del gobierno federal en los estados, sobre los que tampoco se han dicho específicamente cuáles serán sus funciones, atribuciones y fundamento legal pero sí se han posicionado como actores políticos de contrapeso no sólo a los gobernadores sino a las soberanías de los estados sobre todo cuando en algunos de ellos ya exhiben posturas revanchistas o hasta jacobinas alentados por la abrumadora votación recibida por Andrés Manuel López Obrador en todo el país. Son decisiones que sin duda tendrán que procesarse con la modificación a la Ley de la administración pública federal, aunque por el momento se han anunciado como un decreto.
La gente votó por cambiar la manera de gobernar al país pero el ejercicio del gobierno no es voluntarista, tiene que apegarse a la ley, a las instituciones y al régimen existentes como es el federalismo. El presidente de la República lleva los asuntos federados que establece la ley y no más, y cada estado tiene su propia soberanía y con ella se suma al pacto federal. Que Andrés Manuel López Obrador haya ganado en todos los estados excepto uno, no significa que pueda gobernar sin tomar en cuenta la autonomía y soberanía de los estados. Si no quiere una República federal y regresar a la República centralista tendrá que ser aprobado en las cámaras del Congreso de la Unión y de los estados, pues los votos por sí mismos no legitiman ni legalizan un cambio de régimen.
Muchos preocupados por lo que parece ser un ejercicio excesivo de poder se preguntan en dónde estarán los contrapesos al poder del nuevo gobierno de la República que entrará en funciones el primero de diciembre. Ese está en las leyes, en las constituciones, en el consentimiento de la ciudadanía a modificar las leyes y el régimen, y en los principios democráticos y del respeto a la ley. El voto no es un cheque en blanco; ya veremos qué significa para Morena la Cuarta República.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A los Morenos que está bien que estén contentos, pero que más vale se vayan con tiento, si no quieren llegar a diciembre con expresiones ciudadanas de arrepentimiento.

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