“El amor menos pensado” de Darín abre telón de San Sebastián pero no entusiasma 

Ante la sorpresa de la crítica de que una comedia romántica abriera dicho festival, el actor argentino defendió la calidad de una historia que habla de una relación...

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21 septiembre,2018 1:36 pm
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Texto: DPA/ Foto: EFE

El actor argentino Ricardo Darín se convirtió una vez más en el protagonista del Festival de Cine de San Sebastián, que hoy levantó el telón de su edición 66 con una comedia a competición que fue recibida con risas y cálidos aplausos, pero que no entusiasmó a la crítica.
En El amor menos pensado, la primera película en la dirección del guionista y productor argentino Juan Vera, Darín da vida junto a Mercedes Morán, a una pareja que se ve inmersa en una crisis tras 25 años de matrimonio, al quedarse sola cuando su hijo se marcha de casa.
Tras salirse del papel de “galán” en los últimos años en películas como XXY, El baile de la victoria, Carancho, Elefante blanco o Relatos Salvajes, el actor de 61 años vuelve a un registro de comedia romántica en el que lo consagró Juan José Campanella en El mismo amor, la misma lluvia, Luna de Avellaneda o El hijo de la novia.
Un registro que no le ha supuesto ningún problema. “No se trata del género, sino del guión”, defendió el actor.
Un guión escrito específicamente para los dos protagonistas, confesó Vera en rueda de prensa. “Pensé en ellos desde el minuto cero hace cuatro años, sin saber si se iba a poder hacer la película. Es más fácil escribir si sabes quiénes van a ser los intérpretes”.
Y los elegidos eran estos dos nombres consagrados entre los que hubo feeling al instante, confesó Darín. “La química se da o no se da, si no hay se puede trabajar (…) pero es más fácil cuando todo va y viene con fluidez y gracia”.
Y química rezuman ambos en esta reflexión en torno al significado del amor y la evolución de los sentimientos, sobre lo que también fueron preguntados hoy los protagonistas.
“Cada vínculo entre dos personas en inédito”, señaló Darín. “Por muchos lugares comunes y fórmulas que nos hagan creer cada uno debe enfocarse en ese vínculo, poner lo mejor de sí mismo y escucharse, desacralizar, quitarle dramatismo a las cosas. Pero por encima de todo, la sinceridad y la honestidad”, dijo Darín.
“Yo no tengo una receta para el matrimonio, tengo muchos en mi haber”, bromeó Morán. “A mí no me ha resultado pero siempre estoy buscando el amor.
Ante la sorpresa de la crítica de que una comedia romántica abriera un festival de estas características, Darín defendió la calidad de una historia que habla de una relación de pareja sin desenfocar las individualidades y puso valor en los diálogos, encuentros y reflexiones que conectan la historia con el teatro. Sin olvidar el componente de humor.
El papel de la mujer en esta pareja hace además que El amor menos pensado tenga poco de la comedia romántica más al uso, “porque los dos miembros de la pareja están empatados, algo que no siempre sucede”, defendió Morán, de 63 años.
Está lejos de los lugares comunes, la mujer de esa edad lejos de la insatisfacción e historia con que se la presenta a veces y huye de presentar una separación como un fracaso o derrota. “Tiene que ver con lo que está sucediendo con las mujeres” y la visión de una mujer separada, añadió Morán.
La cinta es la primera de las 18 que se presentarán a competición por la Concha de Oro, el máximo galardón del festival, hasta el próximo día 29.
Darín, que también se ha implicado en la producción de la película con su hijo Chino Darín como una forma de aprendizaje, compite por quinta vez en el festival de la ciudad del norte de España, donde ya ganó la Concha de Plata al mejor actor (ex aequo con Javier Cámara) por Truman y el Premio del Público a a mejor película europea por Relatos Salvajes. En la edición pasada fue galardonado con el honorífico Premio Donostia.
Para Morán es sólo la primera de las cuatro películas que protagoniza en este festival: también forma parte del elenco de El Angel, de Luis Ortega, que se proyecta en la sección Perlas, así como Sueño Florianápolis, de Ana Katz (que le ha valido el premio a mejor actriz en el festival de Karlovy Vary) y Familia sumergida, la ópera prima de María Alché en Horizontes latinos.
Vera no es el único argentino en la liza por la Concha de Oro: Benjamin Naishtat concurre con Rojo, protagonizado por Darío Grandinetti y el chileno Alfredo Castro. El cine argentino es además uno de los que tendrá más presencia en este festival en sus distintas secciones.
En la jornada de hoy, la sección Horizontes Latinos también levantó el telón con Las herederas, el drama de Marcelo Martinessi que cuenta la historia de una pareja madura de lesbianas en la alta sociedad de Paraguay. La cinta, que ya triunfó en la Berlinale, recibe el premio Sebastiane Latino a la mejor película latina de temática LGTB.
También se entregará esta noche el premio FIPRESCI concedido a Phantom Thread (El hilo invisible), dirigida por Paul Thomas Anderson, reconocida por la crítica internacional como la mejor película de 2018.
“Las herederas”, el espejo al que la sociedad paraguaya se resiste a mirar
Las herederas, la película sobre dos mujeres maduras y lesbianas que mantienen una larga relación, ha supuesto un éxito sin precedentes para el cine de Paraguay, aunque es un espejo al que buena parte de la sociedad de aquel país sigue sin querer mirar.
Este filme, ópera prima de Marcelo Martinessi, que tras ganar dos Osos de Plata en la última Berlinale, ha cosechado numerosos premios, abre hoy la sección Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián, ciudad a la que ha viajado el director junto a la protagonista de su película, Ana Brun.
Martinessi y la veterana intérprete, mejor actriz en Berlín, donde Las herederas logró el Alfred Bauer, hablan con la agencia EFE del rechazo que han mostrado muchos de sus compatriotas a la película pese a no haberla visto, pero también del apoyo “gigante” que han encontrado en la prensa, además del mostrado por parte de sus colegas y de sectores progresistas.
“Le dije a Marcelo que esta película no era para Paraguay, porque la gente no quiere ver esa realidad, le cuesta. Resulta que no tiene problemas en aceptar la corrupción y el robo pero se santigua ante una pareja homosexual”, señala Brun sobre esta cinta, en la que encarna a una mujer que guarda el secreto de su condición sexual y también el del desmoronamiento de su antigua vida acomodada.
Asegura, no obstante, que hay “una buena cantidad” de personas que, “a pesar de todos los miedos que tienen, han ido a verla y la han ponderado”.
“Va a ser un proceso lento. Nuestro país no va rápido, tiene muy difícil romper socialmente esos esquemas”, afirma la actriz, a lo que Martinessi apostilla que será “como esos animales entumecidos durante el invierno que empiezan a moverse y les cuesta porque en ese movimiento hay dolor y sufrimiento”.
“Pero vemos señales muy fuertes de que es una sociedad que quiere cambiar, que está cambiando”, recalca el realizador.
Agrega que es parte de una generación “que quiere ver a su país en la pantalla grande”, tras “décadas de oscuridad”, de dictadura, “en las que no hubo cine”.
“Ser parte de la gente que está cambiando esa realidad es para todo el equipo muy estimulante”, dice el director de “Las herederas”, muy contento además por la aprobación julio de una ley de cine, aún por desarrollar que, según destaca, ha logrado satisfacer a todo el sector.
Los dos subrayan lo “abrumador” que ha sido para ellos el éxito conseguido festival tras festival con un filme que ha sido seleccionado para representar a Paraguay en la edición 2019 de los premios Oscar, Goya y Ariel, y que está previsto que llegue a las salas de 30 países tras haberse estrenado ya en Brasil y el Reino Unido.
Ana Brun, con experiencia teatral y apenas cinematográfica, admite que no sabe aún dónde está “parada” tras el periplo por certámenes internacionales y los galardones que ha recibido, y todavía se pregunta “por qué este acontecimiento”.
Martinessi comenta que su primer largometraje le ha colocado “en un lugar muy interesante” y le ha permitido viajar a países como Australia, Corea del Sur, Turquía y Rumanía, “con realidades muy diferentes”, y comprobar que su trabajo “ha conectado con la gente sin necesidad de entender el contexto político de Paraguay”.
No piensa en el Oscar, pues afirma que su película “ya cumplió con sus objetivos sobremanera”.
“Después de eso, todo lo que venga será un regalo maravilloso. Somos un equipo de primerizos y estamos muy entusiasmados con todo lo lindo y lo bueno que está pasando”, enfatiza.
 
 
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