Nic Pizzolatto: un escritor verdadero

Adán Ramírez Serret

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12 octubre,2018 7:16 am
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Adán Ramírez Serret
El genial escritor argentino Ricardo Piglia, en uno de sus artículos periodísticos, reflexionaba sobre la gran calidad de las series de televisión durante la primera parte del siglo XXI. Se trata de un género, piensa, que nació como entretenimiento, vano y superfluo, y que se ha vuelto cada vez más profundo, al grado de ser de culto y ser tomado ya, como un gran género. Un lugar en donde incluso los más puristas encuentran refugio. A Piglia le parecía que sucedía algo similar a lo acaecido cien años antes con la novela; la cual luego de ser mero entretenimiento, a inicios del siglo XX, con Joyce, Proust o Herman Broch, tocara el cenit de la alta cultura y el refinamiento. Piglia, concluía, que en cuanto algo pasa de moda para las grandes masas se vuelve de culto para las élites.
Hay sin duda cierta provocación en estas palabras, o la había hacía diez años. Sin embargo, con el paso del tiempo es cada vez mayor el número de grandes autores y directores que han dado el salto a las series de televisión. Aquel género de antes, “facilón y dedicado para las grandes masas”, se ha vuelto el lugar en donde se encuentran grandes talentos. Es pan de todos los días encontrar a los más prestigiados actores y directores en estos lares. E incluso, para dar una vuelta más de tuerca, el brutal guionista y escritor francés de espeluznantes novelas policiacas, Pierre Lemaitre, ha declarado hace poco, que hay más tensión dramática en series de televisión como The wire o Breaking bad, que en Guerra y Paz de León Tolstói. Sobra decir que es también una declaración provocadora, pero lo que deja claro es que en el género de series televisivas está pasando algo muy importante.
Además de las citadas por Pierre Lemaitre ha habido otra serie que ha sido un parte aguas en el género: True detective, lo es por su profundidad y en lo personal pienso por lo profundo de sus diálogos. Ya no es solo (que no es ni remotamente poca cosa) por la mentada tensión dramática sino también por la belleza, elaboración y alcance de los diálogos de los personajes. Por momentos, mientras veía la serie, tenía la impresión de estar ante una obra de teatro por la fuerza de las imágenes de los diálogos. Uno de los personajes, ya muy cerca del final de la serie, se ve confrontado por su colega detective quien lo interpela sobre la razón por la cual enfrentar al mal, por lo inútil de esto, a lo cual, responde que el universo antes era pura oscuridad y ahora hay algo de luz, y que para él, esa es razón suficiente para continuar.
El creador, guionista y productor ejecutivo de esta serie, True detective, es Nic Pizzolatto (Nueva Orleans, 1975), quien no conforme con esto, ha publicado además hasta ahora dos libros. Uno de relatos, La profundidad del mar amarillo y la novela Galveston, los cuales para sorpresa mía y envidia del mundo, son fantásticos. Desde el libro de relatos, Pizzolatto deja con la boca abierta hasta el lector más escéptico. Se trata de historias extrañas, brillantemente originales, contadas de una forma contundente. Con una pluma que recuerda a la de Norman Mailer, de quien decía, la siempre arrogante crítica, que más que escribir boxeaba. Nic Pizzolatto, con sus dos libros publicados por Salamandra Black, demuestra que crear series tan extraordinarias como True detective es el resultado de la pluma de un escritor potente. En Galveston, su novela que pronto será llevada al cine por la actriz ahora directora Melanie Laurent, Pizzolatto deja claro no sólo que es un escritor de talento, sino que, me atrevo a decir, es uno de los mejores narradores norteamericanos de su generación. Con su obsesión por Nueva Orleans y por el fanatismo clasista y religioso de los blancos en esta región; Galveston desentraña una sociedad podrida, sin jamás caer en lugares comunes, con un gran manejo del suspense, digo no sólo de una potente novela policiaca, sino con la fuerza del género que manda en esto: las series de televisión. Nic Pizzolatto escribe True Detective (Un policía honesto o real) y es un escritor verdadero
Nic Pizzolatto, Galveston, Barcelona, Salamandra, 2014. 288 páginas.
 

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