En la Fiscalía les fabricaron pruebas para acusarlos de homicidio, dicen presos del Cecop y la Comunitaria

En la cárcel de Acapulco, detenidos el 7 de enero en La Concepción, describen cómo les frotaron pólvora en el brazo y resultó positivo que habían disparado un...

223 0
8 noviembre,2018 7:13 am
223 0

En la cárcel de Acapulco, detenidos el 7 de enero en La Concepción, describen cómo les frotaron pólvora en el brazo y resultó positivo que habían disparado un arma de fuego.
La acusación de homicidio a los 17 presos del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (Cecop) y de la Policía Comunitaria de Cacahuatepec, tiene como base una prueba fabricada en la Fiscalía General del Estado, bajo la dirección del coordinador de la Policía Ministerial, Esteban Maldonado Palacios.
Testimonios de los presos indican que la prueba de rodizonato de sodio, con la que la Fiscalía pretende demostrar que dispararon un arma de fuego, se hizo a los 38 que en un principio fue el total de los detenidos, menos al vocero del Cecop, Marco Antonio Suástegui Muñoz, cuando estaban detenidos en la Fiscalía Regional en Acapulco, a la que muchos conocen como “la coca” porque se localiza atrás de unas instalaciones de esa refresquera.
Para la prueba los detenidos no dieron su consentimiento firmado, y no estuvo presente su abogado, que son requisitos que establece el nuevo sistema penal.
Señalan que en presencia de Esteban Maldonado Palacios, agentes o peritos aplicaron pólvora en la mano y el brazo de cada detenido. Así, todos dieron resultado positivo en la prueba para determinar si dispararon, y todos fueron acusados del homicidio de seis civiles del grupo contrario al Cecop y a la Policía Comunitaria, en La Concepción el 7 de enero pasado.
Primero les sembraron mariguana
El primer día, de los 38 detenidos salieron libres 13, y 25 que se quedaron fueron acusados de narcomenudeo en flagrancia;  para eso, en la Fiscalía central de Acapulco les presentaron un paquete con mariguana, y se lo adjudicaron a todos ellos.
Marco Antonio Suástegui y otros presos coinciden en que la droga la sembró el coordinador de la Policía Investigadora Ministerial, Esteban Maldonado.
Después, cuando estaban en la Fiscalía detenidos, Esteban Maldonado y unos peritos les pusieron a todos pólvora en los brazos. A todos les frotaron el bazo con un algodón o con una tela o un papel, y después les hicieron una prueba y resultó que habían disparado, los 25, y con base en esas pruebas fueron acusados de homicidio.
Tres presos en la cárcel de Acapulco  hablan de cómo les fabricaron las pruebas para acusarlos, y denuncian que con una acusación falsa la Fiscalía pidió 135 años de cárcel para cada uno.
Buscaban a su papá
Pablo Carmen García, de 34 años, miembro del Cecop, de La Concepción, que lleva colgados al cuello dos rosarios porque es muy religioso, dice que lo detuvieron como a las 12 del domingo 7.
“Estaba en mi casa, a 50 metros de la comandancia, estábamos adentro porque el gobierno estaba agarrando los comunitarios. Fueron a mi casa siete policías estatales, con uno que iba señalando, dijo que yo era Cenobio Carmen, que es mi papá.
“Me sacaron de mi casa, a mí me agarraron con short y me apuntaron con un AR-15, me dijeron que me había llevado la chingada, y me subieron a la patrulla, y me llevaron directo a la Fiscalía, con la cara tapada con la misma playera que llevaba puesta, cuando llegamos dijeron que nos destapáramos, y vi que estaban todos los compañeros.
“Una mujer me talló con un papel el brazo para ponerme pólvora, y dicen que yo disparé y que todos disparamos, dicen que me agarraron en la comandancia, con droga, y con una escopeta.
“En la Fiscalía estuvimos dos días, nos tenían amarrados, no nos permitieron ver al abogado, nos sembraron pruebas para acusarnos de que matamos a los seis”.
“Cuando fueron los balazos, en la madrugada, yo había ido a dejar a mi sobrino a la casa de mi suegra, ahí me quedé hasta que amaneció. Cuando regresé a La Concepción me dijo mi papá que habían matado a dos comunitarios”.
Le quitan su arma de policía comunitario
Ernesto Valeriano Morales, es policía comunitario de Rancho Las Marías, de 37 años, fue detenido a las 10 de la mañana.
“Estaba frente a la Conasupo, crucé la carretera y me encontré al comandante de la Ministerial Esteban Maldonado, me echó el brazo y me dijo, comandante, esto ya valió madres, y me llega otro por atrás, me agarra del pescuezo, me quitaron el arma que llevaba colgada al hombro, me tiraron al suelo y me quitaron una mochila, se oyó un disparo, me dijeron que no levantara la cara, otro policía tenía el pie en mi espalda, el disparo que se oyó que fue adentro de la comandancia, oí que gritaban los compañeros, al lado de la Conasupo había más compañeros, tirados en la arena, golpeados.
“Me pararon y me tiraron a una camioneta de la policía, iban otros compañeros, íbamos como seis encimados en la caja de la camioneta, a los seis nos llevaron a la Fiscalía, me taparon la cara con la propia playera de la Comunitaria, llegaron todos los demás compañeros golpeados.
“En la Fiscalía nos pasaron adentro, nos amarraron las manos con cinta de plástico, en la tarde pasaron a ponernos pólvora en el brazo, me tallaron la mano y el brazo, igual que a todos y todos salimos positivos en la prueba de que habíamos disparado”.
“Yo no disparé y no maté a nadie, en la madrugada del 7 de enero estaba en mi casa en Rancho las Marías, presenté tres testigos de dónde estaba la madrugada del 7 de enero”.
Dicen que todos llegamos disparando y que matamos a los seis
Francisco Cabrera Morales, policía comunitario de Cruces de Cacahuatepec, de 39 años, dice que en la madrugada, cuando en la primera balacera del 7 de enero resultaron muertos dos policías comunitarios y seis civiles armados del grupo contrario, él estaba en su casa.
“El domingo 7 a las 3 de la mañana yo no estaba en La Concepción. Fui padrino de un niño Dios, y el sábado 6 fui a levantar al niño Dios, se tronaron cohetes, a las 3 de la madrugada estaba durmiendo, ahora me dicen que a esa hora maté a los seis”.
Cuenta que fue a La Concepción porque era domingo y los domingos se hace la asamblea del Cecop. “Bajé a las 6 de la mañana de Cruces, llegué como a las 8 a la Concepción.
“Cuando llegué vi a dos compañeros que los habían matado, y ahora nos acusan de que nosotros llegamos disparando y que matamos a seis.
“Fui detenido entre las 10 y las 11, cuando llegó la Policía Estatal y la Ministerial. Me identificaron porque traía el uniforme de la Policía Comunitaria. Después nos llevaron a la Fiscalía en Acapulco, primero dijeron que nos detuvieron adentro de la comandancia con un cartón de droga.
“No es cierto, no nos detuvieron en la comandancia. Llegaron policías estatales y municipales y de la Ministerial, Esteban Maldonado dijo que tenía órdenes de llevarnos vivos o muertos.
“Escuché balazos, un policía me apuntó, me sacó una mujer policía, nos tiraron al piso junto a la Conasupo, éramos más de 30 detenidos.
“Nos subieron a una camioneta de la policía, me botaron en la caja y encima de mí pusieron a tres compañeros, con la playera que tenía puesta me taparon los ojos. Un policía dijo que ellos eran la ley.
“Nos trajeron a La Coca (la Fiscalía regional de Acapulco), nos dijeron que todos tiramos, dicen que todos llegamos disparando y que matamos a los seis”.
Ningún acusado del asesinato de cinco comunitarios
Además de los seis muertos del grupo del comisario contrario al Cecop, el 7 de enero, hubo dos comunitarios muertos en un enfrentamiento en la madrugada, y tres más, después de las 10 de la mañana, que según la denuncia del vocero del Cecop, e información recabada por el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, fueron ejecutados por policías ministeriales cuando ya estaban desarmados y sometidos.
Once meses después, no hay ningún acusado de homicidio de los cinco policías comunitarios.
El abogado de los presos, Rogelio Téliz García, de Tlachinollan, cuando se le pregunta por esos asesinatos, informa que no hay ningún acusado y que las investigaciones están en la Fiscalía.
Texto: Maribel Gutiérrez / Foto: Carlos Alberto Carbajal

In this article

Join the Conversation