“No es hora de levantar muros”, afirma la legendaria Joan Baez en su último concierto

La cantautora y activista estadunidense cierra con un exitoso recital en Madrid una carrera de 61 años.

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30 julio,2019 7:56 am
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La cantautora y activista estadunidense cierra con un exitoso recital en Madrid una carrera de 61 años.
Madrid, España, 30 de julio de 2019. Las mil 750 personas que acudieron la noche del domingo al Teatro Real  Madrid vibraron en el último concierto de la legendaria cantautora Joan Baez, que se despidió de los escenarios y con ello cerró una carrera de 61 años.
“Este es mi último concierto de mi última gira”, dijo emocionada la también activista estadunidense. “Estoy, triste, y al mismo tiempo estoy feliz”, añadió a la media hora del recital.
Salió al escenario con un pañuelo rojo cubriéndola el cuello, chaqueta blanca y pantalones negros. Tomó la guitarra y arrancó ante el muy respetuoso público con Don’t think twice, primer homenaje a Bob Dylan de la noche, su amor de juventud ilusionada, cuando ambos soñaban y cantaban juntos, unidos por una pasión y un respeto por las baladas folk que se pierden en la noche de los tiempos.
El repertorio escogido no es nada enrevesado, sigue en gran medida su grabación de 2015 en directo, Diamonds, aunque con variantes. Suena a continuación Tres heridas, las que provoca la vida, las que provoca el amor. Porque el domingo, el Teatro Real está cargado de emoción existencial, dulce y verdadera, gracias a esta mujer que transmite desde muy adentro.
Joan no ha cambiado un ápice desde sus inicios en Newport, hace 61 años, pese a las muchas heridas que supone llevar encima una conciencia política como la suya –fue una de las principales voces contra la guerra de Vietnam–, esa coherencia entre el decir y el hacer reservada a muy pocos.
Llegó al escenario solo acompañada de Dirk Powell, un prodigioso multiinstrumentista, haciendo diabluras al fiddle, la mandolina o el piano cuando no la guitarra; la joven vocalista Grace Stumberg y su propio hijo, Gabe Harris, a la percusión. Joan hace una excelente recreación del éxito de Kris Kristofferson Me and Bobby McGee. Sabe que el alma de Janis Joplin revolotea este gran tema, y por ello se apoya en la potencia vocal de su joven acompañante.
Llega el primer gran momento de la noche: “Esta canción va dedicada a todos los migrantes. No es tiempo de levantar muros, sino de vestir al desnudo y dar de comer al hambriento”. Tras los aplausos, suena Plane wreck at Los Gatos (Deportee), canción que Joan sacó como single para Vanguard en 1961, con una escalofriante portada en negro, donde se podía leer “Este pequeño disco está dedicado a los granjeros del mundo, puede que pronto dejen de ser las víctimas”. Ahora vuelve Dylan, y su preciosa It ain’t me babe, que funde con una de sus más bellas composiciones, dedicada justo al de Minnessota, una canción de amor inmortal, Diamons & Rust, que le valió un gran éxito en 1975.
Tras revivir deliciosamente Catch the Wind, de Donovan, y una festiva invitación a participar en el gospel apelando a la libertad, sobre el escenario se incorpora como invitado Amancio Prada, imponente y ambos cantan Adiós ríos, reportó la edición electrónica del diario español ABC.
Tiene Joan un recuerdo para el ex presidente Barack Obama, de cuando ante aquella matanza quedó sin palabras y no acertó más que a cantar Amazing grace. Sube la emoción, del patio a los palcos, con el recuerdo a Leonard Cohen y Suzanne, fantástica. No baja el nivel ni un segundo, ataca Joe Hill, canción que le ha acompañado por los cinco continentes y que se apropió la brigada Abraham Lincoln para la resistencia antifranquista.
Difícil escoger picos en un concierto tan bien administrado, aunque brilla The house of rising sun y el final del concierto, con un alegato contra la violencia como es Turn me around. Se despide con Gracias a la vida de Violeta Parra, que tan bien sabe ejecutar. Pero no la dejaron irse y, para los dos bises, llegaron The boxer de Paul Simon y un Imagine, de John Lennon, certero al corazón de los asistentes.
Se despide Joan Baez de los escenarios, tras cantar todos Donna, donna y coreando No nos moverán, de pie, con una ovación de las que hacen historia.
Texto: Redacción con información de agencias / Foto: Archivo
 

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