Clandestino, ganador del premio Barco de Vapor, retrata la vida de Magui, quien vive con poca justicia las ideologías del mundo de los adultos, la política, la violencia, la persecución.
Ciudad de México, 28 de diciembre de 2019. Uno de los conceptos claves en la literatura juvenil es la palabra “adaptarse”. Los jóvenes, en la mayoría de las novelas, viven el proceso del cambio y deben encontrarse en entornos nuevos y desafiantes, escenarios donde se ponen a prueba hasta encontrar un sitio al cual pertenecer, nuevos amigos en quien confiar e identidades qué expresar.
El 2019 en la literatura infantil y juvenil mexicana bien podría haber sido la trama de una novela juvenil de cambio o de bildunsgroman, es decir, una novela de crecimiento con la llegada de la Cuarta Transformación que no ha sido tersa ni exenta de escándalos en este género y que tuvo su momento más álgido con la organización de la FILIJ, que resultó una feria funcional, pero no aquella que fue.
Otro cambio se notó en las convocatorias del Premio Barco de Vapor y Gran Angular, que tradicionalmente se hacían en colaboración con la Secretaría de Cultura y ahora se harán con el apoyo de la Fundación para las Letras Mexicanas.
A cambio, debutó la FILIJ en Mérida con mucho acierto, y otros espacios se mantuvieron como la tradicional Feria del Libro en Xalapa.
Lo que no cambió fue que durante el 2019 se publicaron estupendos libros para niños y jóvenes escritos por autores y autoras mexicanas, en donde hubo un tendencia a recuperar cuentos tradicionales y lo complejo del mundo contemporáneo.
Este año, los premios Barco de Vapor y Gran Angular los obtuvieron el guerrerense Andrés Acosta y Laetitia Thollot; el premio FENAL-Norma fue para Luis Antonio Rincón García; el Premio Hispanoamericano Castillo para Juan Carlos Quezadas y Jairo Buitrago, y el Iberoamericano SM para María Baranda.
Además hubo menciones de libros mexicanos tanto en los premios Fundación Cuatrogatos, para Alberto Chimal, Silvia Molina y otra vez el originario de Chilpancingo Andrés Acosta; el Banco del Libro de Venezuela para Bertha Hiriart, por Cachorros y la mención de The White Ravens para Luis Panini y Jaime Alfonso Sandoval.
Amanda Mijangos fue la ilustradora que más libros publicó este año, todos de una estupenda manufactura.
Éstos son algunos libros a recordar de este año que todo empieza a cambiar, y esperemos que no como dice el dicho, para no cambiar.
Clandestino
Del chilpancingueño Andrés Acosta, editados por Ediciones SM.
Apenas ganador del premio Barco de Vapor, este libro de Andrés Acosta retrata la vida de Magui, quien vive con poca justicia las ideologías del mundo de los adultos, la política, la violencia, la persecución. Es un libro duro, pero necesario para estos tiempos siempre a debate.
Los fantasmas de Fernando
De Jaime Alfonso Sandoval. Edita: FCE.
Aunque es un libro que salió casi al final del 2018 fue en este año que llegó a lectores de todo el país. Una novela poderosa sobre el arraigo y el perdón, que ocurre en el centro del país. Jaime es una súper estrella de nuestras letras, y además es guionista de lujo, sólo vean Dani Who?
El príncipe valiente tiene miedo De Estelí Meza, editado por el FCE.
Ganador del Premio A la Orilla del Viento del 2018, este álbum de Estelí Meza es un cálido retrato de cómo no todo es lo que parece, ni que debemos ser lo que los otros creen que debemos. Imperdible.
Jomshuk. Niño y dios maíz
De Adolfo Córdoba, con ilustraciones de Amanda Mijangos, editado por Castillo.
Este bellísimo libro recupera un mito tradicional mexicano, el del niño hecho de maíz que debe ser rescatado de un río y enfrentar su destino; ilustrado con hospitalidad por Amanda Mijangos. Un libro de niños y de arte en toda la extensión de la palabra.
Nosotras/Nosotros
Escrito por Ana Romero e ilustrado por Valeria Gallo, editado por el FCE.
Si hay un libro que puede definir el tema del 2019 es este texto de Ana Romero y Valeria Gallo que difumina la frontera entre los géneros, entre los niños y las niñas y en donde todo existe para ser hecho por todos y todas, donde jugar y ser no tiene límites.
Kitsunebi. Fuego de zorro
De Martha Riva Palacio Obón, editado por Castillo.
No es la primera vez que Martha Riva Palacio Obón trata el tema japonés en sus relatos y ahora trae una serie de cuentos que recuperan mitos tradicionales japoneses, con una malicia literaria para contar historias que los dejará satisfechos.
Viviendo al filo
De Vivian Mansour con ilustraciones de Wanda Dufner, editado por Ediciones El Naranjo.
Es la primera novela de esta autora en la que explora la confusa relación de los jóvenes consigo mismos, con el cutting, la depresión, contado con soltura y gran revuelo. Todo inicia con el robo de una mochila y nos lleva a una final asombroso.
Para comerte mejor
De Maruja Nahle, ilustración de Pau Masiques. Edita: Fondo Editorial Nuevo León.
Un libro de cuentos en el que la comida es el principal ingrediente. ¿Qué comen y cómo son comidos los personajes de la literatura infantil? Este divertido libro lo cuenta.
Diccionario de Mitos de Asia
De María García Esperón, con ilustraciones de Amanda Mijangos y editado por Ediciones El Naranjo.
María García Esperón nos entrega una selección de mitos de Asia que sorprenden por su crudeza, pero también por su enfoque poético. María lleva una colección de mitos, tanto griegos como latinoamericanos, en una serie para niños que cada día asombra más.
*Antonio Ramos Revillas es escritor y miembro del SNCA. Su libro infantil más reciente es Perro zombi.
Texto: Antonio Ramos Revillas* / Agencia Reforma / Foto: ElSur-Archivo
