Gobernar

Florencio Salazar Adame

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31 diciembre,2019 5:24 am
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Florencio Salazar Adame

Negociar sin fin, abierta o secretamente, en todas partes. Cardenal Richelieu

Puesto que no existe el año cero entramos al último año de la década. Han pasado cuatro años de gobierno y 2020 será el de la consolidación de Héctor Astudillo Flores como gobernador. Guerrero está en mejores condiciones y tiene mejores perspectivas.

No pretendo hacer un balance de la administración estatal, solo algunas consideraciones respecto a quién y cómo gobierna. No es fácil hablar del gobierno del que se forma parte y menos aún del jefe. La omisión o el exceso siempre será un riesgo y la prudencia puede alejar del propósito. La idea es apreciar  la  toma de decisiones desde un poder que lima su naturaleza impositiva al no  controlar el movimiento de las hojas y menos el de los bosques.

La tarea del gobierno siempre será insuficiente por el carácter multifactorial de la demanda social, la movilización ciudadana y la escasez de recursos. También por la creciente participación que contribuye al control y la transparencia, tanto por la vía de la organización social como de las redes.

Ahora, como nunca antes, la experiencia política es sumamente apreciada. Los gobernantes deben aplicar esa experiencia para detectar oportunamente los problemas que exijan soluciones inmediatas y evitar, como ya lo hemos dicho,  su acumulación porque  se vuelven inmanejables. Hoy ningún gobierno puede resolver todo, pero debe estar atento a todo y decidir en lo que incida.

La  experiencia es el sensor indispensable en el manejo de la cosa pública; el conocimiento adquirido permite enfocar la solución de problemas con respuestas eficaces. Napoleón pudo convertirse en el dueño de Europa porque obtuvo los grados por mérito y había estudiado mapas y textos sobre las grandes batallas, así como  biografías de conquistadores como Aníbal, Julio César y Pedro El Grande. Cuando cruzó los Alpes para conquistar la península itálica, sabía perfectamente lo que había hecho el guerrero cartaginés.

No tengo idea la clase de gobernador que hubiera sido Héctor Astudillo de haber triunfado en las elecciones de 2006, pero creo que la derrota lo hizo crecer políticamente. Conoció la falsa moneda de la lealtad y seguramente supo del desdén de muchos de aquellos que la habían jurado fidelidad hasta la muerte. Las derrotas maduran porque los éxitos encadenados pueden cegar y ensoberbecer.

Y la madurez política llega cuando se perdona sin olvidar. Se debe perdonar porque el gobernante no debe ser vengativo ni rencoroso, pues cuando el poder se usa para satisfacer apetitos personales o alimentar prejuicios se vuelve encantador de serpientes: encanta a la cobra, pero al menor descuido puede ser víctima de su veneno. Y el gobierno faccioso se hace de más enemigos que de amigos.

Un político desmemoriado es igual al que conduce al borde del precipicio.  La  memoria enciende un sistema de alertas sobre la condición humana; los sentimientos y recursos de quienes apoyan y de aquellos que resisten, incluso resienten al gobernante.  Argumentar cambios de condiciones para justificar actos desleales solo refleja la primacía de los intereses, de la misma manera que la abundancia del elogio muestra lo escaso del compromiso. La  claridad sobre el concepto de la lealtadimpide la confusión que pueden provocar  los adictos al cargo; al cargo, no a quien transitoriamente  lo ostente.

El experimentado político que es Héctor Astudillo, ha hecho posible la afirmación de la gobernabilidad. En Guerrero cualquier problema puede volverse el problema y él ha estado atento a la gota de agua que pudiera terminar en diluvio. El funcionamiento de las instituciones es posible por la operación política que ha realizado a lo largo de los cuatros años transcurridos.

Ilustran mí dicho tres ejemplos: ante  información sobre posibles huracanes, de inmediato ha convocado a reuniones, pues sabe los costos de Paulina e Ingrid y Manuel. En ellas se toman medidas preventivas y ante desastres,  como  inundaciones o sismos, de inmediato acude al lugar de los hechos, habla con los afectados, toma decisiones  y da puntual seguimiento a las obras de reparación.

El programa del fertilizante pudo haber paralizado las vías de comunicación de la entidad y someter al gobierno a una presión indeseable. El gobernador convocó y encabezó multitud de reuniones municipales y regionales, con organización y autoridades comunitarias.  Igualmente, realizó constantes gestiones del mayor nivel con la Federación. Avisó de los riesgos sin esperar el  conflicto. Se aplicó en disolverlo.

El tercer caso es la violencia. Si bien se ha pasado del primero al sexto lugar nacional aun falta mucho por avanzar. Este es un problema multifactorial y por ello requiere de esfuerzos coordinados de los tres ordenes de gobierno, así como de políticas transversales. El número de homicidios dolosos  en 2019 seguramente será el menor al de los últimos años.

Lo más fácil es decir que así está el país de violento, pero siendo correcta la afirmación eso no alivia a los guerrerenses. El gobernador Astudillo al reconocer la utilidad de las reuniones que diariamente se realizan en las siete regiones y en la mesa estatal, de acuerdo a la dinámica del Presidente Andrés Manuel López Obrador, le sigue apostando a la coordinación el gobierno federal.

De manera alguna se puede decir que este gobierno sea represivo. Existen todas las evidencias de que el diálogo y el acuerdo son recurrentes en la solución de conflictos. Al  documentar todas y cada una de las protestas sociales se ofrecen testimonios de la política dialogante,  haciendo posible el  restablecimiento de la concordia social y consolidación de la gobernabilidad.

Gobernabilidad, que ha favorecido la afluencia del turismo masivo y la recuperación de visitantes extranjeros, lo mismo por rutas áreas de Estados Unidos y Canadá, que por más cruceros que arriban a Acapulco. También por tener una menor tasa de desempleo y lucir nuestra  cultura en eventos nacionales e internacionales.

Y en todo lo hecho están los buenos modos y los atributos del Ejecutivo. Astudillo Flores y su esposa Mercedes están lejos del escándalo y de la frivolidad. “Prudencia”, aconseja todo el tiempo a sus colaboradores y, cuando es necesario, recomienda leer a Baltasar Gracián.

Testigo de la caída de gobernadores y del paso del elogio a la desafección, tiene la firmeza  de carácter para demostrar que en política solo la ignorancia y la pusilanimidad derrota. Así lo mostró y dijo al propio Presidente de la República ante la rechifla orquestada en Tlapa. Superó el fracaso de 2006 y ahora gobierna sabiendo que gobernar Guerrero es sumamente complejo.

Guerrero tiene presente y futuro. Aportemos lo más y mejor posible para que las diferencias políticas, la pluralidad de ideas y la diversidad de intereses, prevalezcan en el legítimo ejercicio de la democracia sin extraviarnos en la discusión de aldea ni en la estéril confrontación. 2020 será el año en el que empezarán a desbordarse las pasiones políticas. Que cada quien hago lo suyo para que no tensen al estado, pues la política de las pasiones suele tener saldos amargos.

Tenemos un buen gobernador, el mandato constitucional se consolida, los problemas son resueltos o administrados y la acción política sella al gobierno actual. Seamos razonablemente optimistas ante el porvenir.

Deseo mucha dicha para todos en el año que inicia.

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