Kader Attia gana premio Joan Miró por su compromiso con la humanidad

Barcelona, España, 11 de octubre de 2017. El artista francoargelino Kader Attia ganó hoy el VI Premio Internacional Joan Miró, el mayor reconocimiento artístico internacional, en atención “al...

337 0
11 octubre,2017 6:29 pm
337 0

Barcelona, España, 11 de octubre de 2017. El artista francoargelino Kader Attia ganó hoy el VI Premio Internacional Joan Miró, el mayor reconocimiento artístico internacional, en atención “al compromiso apasionado con su tiempo y con el destino compartido de la humanidad”, según destacó el jurado al dar a conocer el fallo.

El jurado explicó que ha tenido en cuenta que la trayectoria de Attia “tiene vínculos estrechos con la participación de Joan Miró en los episodios críticos que marcaron a su generación”.

El Premio Joan Miró, que convocan conjuntamente cada dos años la Fundación Miró y la Obra Social “la Caixa”, está dotado con 70.000 euros (82.500 dólares) y está considerado uno de los reconocimientos artísticos más destacados en el ámbito internacional.

Además de la dotación económica, el premio incluye la producción de una exposición monográfica del premiado, que se exhibirá en 2018 en la Fundación Miró en Barcelona.

Al agradecer el premio, Attia comentó que es de los que creen que el “mundo posmoderno en el que vivimos niega el tiempo, estamos en un mundo lleno de fantasmas, de personas heridas, que pasean por calles que sólo llevan nombres de muertos, como si las ciudades fueran un cementerio entero, lo que nos afecta psicológicamente”.

El concepto de reparación está muy presente en sus trabajos, al entender que en el Occidente moderno existe el pensamiento “de que lo más débil debe desaparecer, mientras que, en sociedades tradicionales, aunque modernas, de África, Asia, cuando un objeto está roto se apuesta por repararlo”.

Lo que le fascina del “poder poético del arte”, aseveró, es “su fuerza para tocar profundamente a cada ser humano”.

“El arte -argumentó- tiene la capacidad de reunir a la gente de la derecha y a la de la izquierda. Y está bien que no estemos de acuerdo, que haya debate para compartir puntos de vista, que haya diálogo”.

A su juicio, el arte “permite la catarsis del pueblo, algo que se perdió en los ochenta y los noventa porque cuando la izquierda llegó al poder, se volvió snob, fueron desapareciendo filósofos y se perdió la ilusión”.

Para Attia, que también tiene en cuenta en sus trabajos los efectos del colonialismo, el primero en entender la importancia de la emoción fue el magnate italiano Silvio Berlusconi, quien usó sus medios “para llegar al poder en un proceso de comunicación muy directo con la gente”.

En su opinión, ahora los intelectuales “tratamos de dar de nuevo, no solo emociones, sino implicar al público en una relación viva, física y dinámica con el mundo en el que vivimos”, e insistió en que “el diálogo es la única posibilidad de vivir juntos”.

El jurado lo integraban Iwona Blazwick, directora de la Whitechapel Gallery (Londres), Magnus Petersens, director del Bonniers Konsthall (Estocolmo), Alfred Pacquement, exdirector del Museo de Arte Moderno-Centro Georges Pompidou; Nimfa Bisbe, directora de las Colecciones de Arte de la Fundación Bancaria “la Caixa”, y Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró.

Por unanimidad, concedieron el galardón a Attia, del que han aplaudido “la amplitud de su investigación, el enfoque audaz y sincrético del impacto y los efectos persistentes del colonialismo, así como su elaboración, enciclopédica pero matizada, de la noción de reparación como base de su producción artística”.

Nacido en Dugny (Francia) en 1970, el artista creció entre Oriente y Occidente, entre el Argel de sus padres y su Francia natal, y por sus investigaciones ha vivido en la República Democrática del Congo, Venezuela y actualmente en Berlín, donde desarrolla una producción artística multidisciplinar.

Ha exhibido su trabajo en la Whitechapel Gallery y la Tate Modern de Londres, en el MoMA o el Guggenheim de Nueva York y ha participado en múltiples bienales, como las del El Cairo, Kassel o Venecia, donde hasta el 26 de noviembre muestra una instalación audiovisual con música árabe.

El premio, que en anteriores ediciones distinguió a Olafur Eliasson, Pipilotti Rist, Mona Hatoum, Roni Horn e Ignasi Aballí fue creado hace diez años como plataforma de reconocimiento a los artistas que estaban aproximadamente en la mitad de su carrera y para los que el galardón puede servir de estímulo para abrir nuevos caminos y arriesgar en sus trayectorias artísticas.

Texto y foto: EFE.

In this article

Join the Conversation