El bumerán literario

Florencio Salazar Ese vacío seduce más de la cuenta y lleva una fórmula vulgar  y simplista, al ¡No gusta! o ¡No interesa! Andrei Tarkovski. Como usuario de la...

1541 0
28 septiembre,2021 5:46 am
1541 0

Florencio Salazar

Ese vacío seduce más de la cuenta

y lleva una fórmula vulgar  y simplista,

al ¡No gusta! o ¡No interesa!

Andrei Tarkovski.

Como usuario de la comunicación digital, especialmente de correo electrónico, videoconferencias, Facebook y Twitter, he tomado conciencia de “la telaraña tecnológica”, que nos seguirá atrapando. En el proceso editorial electrónico, son evidentes los beneficios inmediatos de edición, publicación, difusión, promoción y comercialización de libros virtuales.

La expectativa sigue siendo entre el libro de papel, al que se ha calificado como “texto inmóvil”, y otro dinámico, como el hipertexto. El texto tradicional no es inmóvil; al contrario, es sumamente dinámico: el lector juega el importante papel de traductor e intérprete del texto; el texto puede trasladarse al cine, al teatro, a la recontextualización, a la publicidad, incluso a los videojuegos. Todo ello es movimiento.

Desde la caja de Roman Jakobson, queda claro que emisor, medio y receptor, siguen siendo los elementos que hacen posible la comunicación, y esta fórmula no ha cambiado. Entonces, pensemos que la ciberliteratura transita en las mismas condiciones, pero con la diferencia de que en lugar de un texto, lo que puede llegar al receptor es una ráfaga de mensajes, que distorsionen la realidad narrativa. Realidad que, paradójicamente, es una ficción.

La ciberliteratura no habrá de separarse de la literatura impresa en papel, o escrita en un computador, pues para los efectos, tiene la misma utilidad. En la construcción de textos literarios, a la información y al conocimiento debe ser agregada la imaginación trasmisora de emociones. Me parece que muchos de los sitios en redes, suelen trasmitir textos de autores con muchos afanes y pocos dones. Por supuesto, los textos producidos por programas acaso serán lápidas, bellas y frías.

Los entornos digitales no modifican la manera de realizar la creación literaria y poética. Pueden modificar dicha creación, pero lo más probable es que la suplanten. En el ciberespacio se mueve lo que llamo el bumerán literario: lanzar un texto poético con los artilugios de la ciberpoesía para que al final vuelva al formato clásico del libro en papel o digital. Hay que advertir que los textos cibernéticos es la respuesta al difícil mercado editorial. Son un acto de rebelión, con el criterio de que nadie trabaja para la nada.

Según Sergio Arlandis: “Debemos identificar lo que está ocurriendo y por qué”, y agrega que la moda vintage, es paradójica, pues quiere representar la preservación “de una tradición dentro de la novedad”. Estas dos palabras son clave: tradición y novedad. La cultura es tradición; y la novedad es moda, por lo mismo transitoria, acaso efímera, y para que la moda pueda ser tradición requiere adquirir carta de naturalización en la literatura y en la poesía.

Otras formas que ensayan la creación poética, como la Holopoesía, subordina la creatividad humana –la escritura– a la técnica. El arte puede sublimar la técnica, mas puede haber arte sin técnica. Es decir, las invisibles influencias son inevitables, pero predomina el talento. Por eso las Supercomputadoras de ajedrez, que tienen en su memoria millones de jugadas, han podido ser derrotadas por el ser humano.

La micro literatura tiene futuro en las redes. Lamentablemente, cada vez es más difícil que haya lectores, digamos integrales. Hace años que los periódicos redujeron el número de caracteres a los análisis y opiniones de sus articulistas. Primero los medios audiovisuales, y ahora los cibernéticos, han dado a los lectores textos “confortables” por extensión y hasta por contenidos ligeros. En otras palabras, la cibernética, independientemente de su calidad, trasmite la literatura de la prisa, de la inmediatez, de la sátira y el humor.

La Poesía non finito, por ejemplo, es un juego en el cual el autor lanzará un texto al espacio para que sea modificado por los sucesivos receptores, y que, en vez de más información y conocimiento, puede generar “el fenómeno opuesto: la infoxicación”, (Cornella). El hipertexto, los hipervínculos, son recursos aprovechables, pero insisto en el bumerán cibernético: al final producirá más literatura y poesía en la forma tradicional del libro.

La dupla autor-lector pervivirá como la mejor herramienta de comunicación civilizatoria, aunque temo que en el futuro tengamos lectores tecnológicos con algún aditamento especial, que permita al ser humano almacenar datos para usarlos en el momento que los requiera, lo cual sería un conocimiento mecánico de menor nivel que la memorización.

La ciencia ficción siempre podrá convertirse en realidad.

In this article