El ministro de Asuntos Exteriores francés, Le Drian, hizo referencia a la crisis desatada con EU, Reino Unido y Australia tras el acuerdo AUKUS, ante la Asamblea General de la ONU que concluyó sin las intervenciones de Afganistán y Birmania
Madrid, España, 28 de septiembre de 2021. El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, criticó ayer ante la Asamblea General de Naciones Unidas que la paz “está en peligro” cuando se “intensifican los juegos de poder, cuando reaparecen las mentalidades de bloque y cuando aumentan los intentos de políticas de hechos consumados”.
“Nuestra responsabilidad compartida es mantener la paz y la seguridad”, indicó el jefe de la diplomacia francesa, que hizo referencia al Indo-Pacífico, después de la crisis diplomática desatada con Estados Unidos, Reino Unido y Australia tras el acuerdo AUKUS, para precisar que “Francia tiene grandes intereses en la región, al igual que Europa, que acaba de establecer una estrategia en la zona”.
No obstante, avisó de que “la paz y la seguridad internacionales están en peligro cada vez que estalla una crisis”, como en Afganistán, donde “nuestro deber es proporcionar ayuda a la población y es de nuestro interés común tener claros los requisitos políticos y de seguridad con respecto al régimen”.
En Kabul, avisó “hay que cortar todos los vínculos con las organizaciones terroristas”, mientras que insistió que “no se pueden borrar los logros de los últimos 20 años. Especialmente cuando se trata del acceso a la educación y los derechos de las mujeres y las niñas”.
Mientras que abogó por “seguir luchando contra la amenaza terrorista” en el Sahel, donde hay que trabajar para “restablecer el diálogo allí donde se ha roto y dar a la población nuevas perspectivas de futura, trabajando por la estabilidad y el desarrollo”. Precisamente en el Sahel, París está “adaptando su estructura militar para conservar las capacidades de acción de largo plazo y responder a las expectativas de los socios regionales”.
“Estos esfuerzos, que están produciendo resultados reales, como puede verse en el reciente asesinato de Abu Walid al Sahrawi, no son sostenibles sin la estabilidad política y el respeto del proceso democrático”, indicó Le Drian, que indicó que tiene “especialmente en cuenta el calendario de las elecciones en Malí, que debe respetarse estrictamente”.
También es este el objetivo de la conferencia internacional para apoyar el proceso político y restaurar la soberanía de Libia, que se celebrará en París el 12 de noviembre.
Le-Drian también aprovechó la ocasión para referirse al pacto nuclear y las conversaciones con Irán, a quien “no se puede permitir que piense que el tiempo está de su lado, porque cuanto más peligroso sea su programa nuclear, mayor será el riesgo de una crisis”.
Por otro lado, un joven por el momento sin identificar lanzó ayer un huevo al presidente de Francia, Emmanuel Macron, durante una visita a la Feria Internacional de Hostelería y Restauración en la ciudad de Lyon.
El huevo rebotó en el hombro de Macron sin romperse y el individuo fue rápidamente reducido por el servicio de seguridad del mandatario.
“Si tiene algo que decirme, que venga”, dijo Macron tras el impacto del huevo, según recogió Le Figaro. “Iré a verlo después, iré a buscarlo”, añadió. Sin embargo, el encuentro finalmente no tuvo lugar, según fuentes del aparato de seguridad que señalaron que se trataría de un activista de extrema izquierda sin antecedentes.
“Condeno el gesto contra la persona del presidente”, publicó en Twitter el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. “Una vez más, repito, ninguna violencia física es aceptable en una democracia.
Por otro lado, un discurso del representante de Timor Oriental cerró los seis días de intervenciones en la sede de la ONU en Nueva York sin los discursos de los dos países asiáticos, los cuáles se cancelaron después de que los representantes de ambos países pidieran ser eliminados de la lista de oradores.
Ya se había producido desacuerdo sobre quién debía hablar en nombre de los dos, en concreto porque los embajadores de ambos países habían sido nombrados por los anteriores gobiernos de ambos.
El actual embajador de Afganistán conserva su puesto por el momento.
Por otro lado, en el caso de Birmania, el enviado, Kyaw Moe Tun, también asumió su función antes del golpe militar de febrero, que supuso la ‘líder de facto’, Aung Sang Suu Kyi.
Después de que condenara públicamente a los militares, el gobierno intentó sustituirlo, pero hasta ahora no lo ha conseguido.
El embajador del gobierno afgano renuncia a hablar ante la ONU
El embajador ante la ONU del anterior gobierno afgano, Ghulam Isaczai, renunció a última hora a tomar la palabra en el periodo de sesiones de la Asamblea General, después de que los talibán solicitasen ante la organización ser ellos quienes hablasen en nombre de Afganistán.
El país figuraba a primera hora en la lista de estados que tenían reservado turno ayer para participar en la Asamblea, en el turno de tarde. La página web oficial no daba más datos, aunque en principio es Ghulam Isaczai quien sigue ostentando la representatividad.
Fuentes de la ONU consultadas confirmaron que Isaczai “retiró” su participación, lo que dejará a Afganistán sin voz en el actual periodo de sesiones, que encara ya su recta final. Tampoco hablará, por ejemplo, Birmania, donde gobierna una junta militar desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
Los talibán formularon la semana pasada una petición para hablar en la Asamblea y también para designar a su propio enviado, en un intento por consolidar su régimen también en la escena internacional. Sin embargo, la premura de la solicitud ya hacía improbable que pudiese haber cambios en cuestión de días.
La Fiscalía del TPI pide retomar su investigación sobre Afganistán
La Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) solicitó formalmente reanudar su investigación por los posibles abusos cometidos en Afganistán ya que, aunque accedió en 2020 por petición del gobierno de Ashraf Ghani, hubo “un cambio significativo de las circunstancias” tras el ascenso de los talibán al poder.
La corte autorizó el 5 de marzo de 2020 a la oficina de Fatou Bensouda investigar si se habían cometido crímenes de guerra durante la guerra de Afganistán, un permiso que fue recibido con duras críticas por parte del gobierno de Estados Unidos, que incluso sancionó a la anterior fiscal del TPI por sentirse señalado en las sospechas.
El 26 de marzo de 2020, el gobierno de Ghani instó al tribunal de La Haya a dejar cualquier pesquisa en manos de las autoridades afganas, lo que llevó a la paralización de las investigaciones y a una fase de colaboración “constructiva” que saltó por los aires el 15 de agosto de este año, cuando los talibán se hicieron con el control de Kabul.
“Los acontecimientos recientes en Afganistán y el cambio de autoridades nacionales representan un cambio significativo de las circunstancias”, explicó el actual fiscal jefe del TPI, Karim Khan, que en junio de este año sucedió a Bensouda y tiene ahora en su mano decidir el camino a seguir.
Khan apuntó en un comunicado que “no hay perspectivas de que haya investigaciones genuinas y efectivas” a nivel nacional, dejando claro que no se trata de que Afganistán no pueda asumir este tipo de casos, sino que no es posible “en estos momentos”.
Texto: Europa Press / Foto: Dpa
