¡Acapulqueña linda!

Anituy Rebolledo Ayerdi (Tercera de cinco partes)    Pesar por el deceso de Juanita Palacios viuda de Bello. Ella y Javier formaron la pareja acapulqueña perfecta. Un abrazo...

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16 diciembre,2021 4:57 am
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Anituy Rebolledo Ayerdi

(Tercera de cinco partes)

  

Pesar por el deceso de Juanita Palacios viuda de Bello. Ella y Javier formaron la pareja acapulqueña perfecta. Un abrazo solidario para los suyos.

 

…y temeraria

Maura Bello, vendedora de tacos y tostadas en el atrio de La Soledad, obtiene de la guarnición militar del puerto la autorización para levantar los cadáveres de los hermanos Escudero Reguera  –Juan, Francisco y Felipe –acribillados por soldados en el paraje cercano de El Aguacatillo. Con el documento en la mano recoge a su hermana Isabel, a María de la O y a Carmen Galeana (comadre de Juan) para montar en un camión de redilas, prestado por don Rodolfo Ponce, para dirigirse al sitio de la tragedia.

En El Aguacatillo, ante los tres cuerpos inanimados se percatan con viva emoción de que Juan aún respira. Lo suben al vehículo junto con los cadáveres de sus hermanos ordenando al chofer meterle el fierro para llegar pronto al consultorio del doctor  Gómez Arroyo. No lo logran pues Juan expira cuando apenas han cruzado El Raicero. “Eran las 7 de la tarde del 21 de  diciembre de 1923”, recordaba Maura con los ojos anegados y sentenciaba encabronada: “¡Malditos guachos hijos de la chingada!”.

(El doctor José Gómez Arroyo, junto con el médico estadunidense Harry Pangburn, había salvado la vida del líder porteño cuando años atrás, siendo alcalde de Acapulco, sufra el atentado que lo deja hemipléjico).

 Bertha von Glümer

Bertha von Glümer Leyva, impulsora en México de las nuevas pedagogías para el kindergarten, nace en Acapulco el 16 de julio de 1877, hija del ingeniero alemán Bodo von Glümer y la chilpancingueña Petra Leyva. El padre, recién separado del Ejército mexicano con el grado de teniente coronel, se desempeñaba aquí como juez del Registro Civil.

Bertha recibe de sus padres la educación elemental reforzada por educadoras particulares. Adolescente laborará en un colegio particular del puerto como maestra de labores femeniles, cimentando entonces su vocación por la docencia. Viaja con su madre a la Ciudad de México en busca de nuevos horizontes.

Allá se inicia en el magisterio formal (1906) cubriendo interinatos en una escuela oficial de párvulos. Durante una visita a su plantel  del ministro de Educación Pública, Justo Sierra, la acapulqueña se atreve a formular planteamientos novedosos sobre el rezago  escolar. El funcionario se muestra interesado en el tema y ahí mismo la invita a trabajar con él. Bertha viajará comisionada a Estados Unidos para interiorizarse en la organización y funcionamiento de las escuelas normales  para educadoras.

Pero irá más allá. Se inscribe en la Escuela Normal Fröebel de Nueva York, obteniendo mención honorífica por sus altas calificaciones. Allá mismo se prepara en la Universidad de Columbia en materias como dibujo, gimnasia y deportes, además de cursar metodología y música del kindergarten. Se adentrará en aquél país para inscribirse en el Teacher College de la Universidad de Chicago.

A su regreso a México, la maestra von Glümer Leyva es nombrada directora de la Escuela Normal para Señoritas, institución  en la que aplicará el curso elaborado por ella misma. Renuncia en 1912 para hacerse cargo de la inspección de los jardines de niños de la Ciudad de México. A Acapulco volverá sólo para enterrar a su padre en el panteón de San Francisco.

El cuartelazo de Victoriano Huerta obliga su  regreso a Estados Unidos, esta vez a trabajar en la Universidad de Columbia. Recibe más tarde la invitación del gobierno de Veracruz para ocupar la dirección de la Escuela Normal de Jalapa. Aquí recibe de la esposa del presidente Ortiz Rubio la encomienda de organizar del sistema educativo de su especialidad en el país. Será hasta 1936 cuando la maestra Von Glümer establezca en la Ciudad de México una academia particular para educadoras, a cuya atención dedicará 12 años.

La acapulqueña traduce La pedagogía del kindergarten, del germano Federico Fröebel, junto con la biografía del también fundador  del primer jardín de niños en 1837. Suyos también, entre otros textos: Cuentos de Navidad (2 tomos), Para ti, niñita (4 tomos), El niño ante la naturaleza (cuentos), Rimas y juego digitales.  

Bertha von Glümer muere el 15 de diciembre de 1963. Su nombre lo llevan por lo menos dos escuelas normales para educadoras y varios jardines de niños de todo el país. Uno en Acapulco, por supuesto.

 Votar y botar

El Frente Único Pro Derechos de la Mujer, una de las muchas organizaciones encabezadas por doña María de la O Barriga, conmemora con un desfile su primer año de lucha (25 de septiembre de 1939). Uniformadas de blanco, las damas exigen con gritos y pancartas compartir con los varones el hasta entonces negado derecho al sufragio  universal.

“¿Por qué en la cama sí y en las urnas no?”, pregunta una manta sicalíptica desplegada en la marcha. Otra de la misma naturaleza condiciona: “¡O votamos o ya no nos dejaremos botar!”  ¡Escándalo!

 Lavanderas

Las lavanderas constituyen sin duda uno de los gremios laborales más antiguos de Acapulco. Mujeres con solvencia moral irreprochable y por ello dignas de  confianza por parte de las familias a las que sirven. La dura tarea comenzaba con la recepción domiciliaria de la ropa a lavar, algunas a “despercudir”. Contenida en voluminosos y pesados envoltorios debían cargarlos sobre la cabeza hasta los sitios donde se sobaban los lomos. Entre ellos: Los Naranjitos, El Venado, Las Marañonas, El Pasito, El Chorrillo, La Pocita, El Pozo de la Nación , Los Tepetates, El Pozo del Rey y Manzanillo.

En los lavaderos de La Fábrica y Aguas Blancas destacaron más tarde Laura Hernández, Vicenta Pino, Delfina Longares, Maura Hernández, Macrina Casimiro, Jesusa Hernández, María Arcos, María de los Angeles Flores, Josefina Solís, Juana Mora y Leticia Arcos.

Las lavanderas de las primeras décadas del siglo XX  quedarán incorporadas a la Unión Fraternal de Mujeres Trabajadoras de Acapulco, dirigida por María de la O. Un grupo de ellas se dará su propio liderazgo, el de doña Chica Cárdenas, del barrio de La Candelaria, madre de Emeterio Deloya, líder de lancheros de la CROM.

 El telegrama

Doña Carmen Cortés, esposa de Emeterio Deloya, quien asumirá a su tiempo el liderazgo del gremio, conservaba un telegrama enviado en 1944 por la Unión de Mujeres al presidente Ávila Camacho. Denunciaban la voracidad de los fraccionadores de Acapulco.

Denunciamos ante usted a la voracidad de la compañía fraccionadora Eureka, manejada por el gachupín Manuel Suárez; del fraccionamiento Mozimba, cuyo encargado es un tal Iturbe y de los fraccionamientos Las Playas y El Farallón, cuyo encargado es un individuo de apellido Azcárraga (Emilio) quien maneja a su antojo a un tal Chombo ( Wolf Schoemborn) de nacionalidad yanqui y otros fraccionamientos explotados por extranjeros”.   

No hubo respuesta, por supuesto.

 Doña Juana Valle 

Acapulqueña venida de San Jeronimito, doña Juana Valle viuda de Walton fue una dama  generosa que aprovechó un pozo profundo de  su propiedad para instalar lavaderos públicos. Los ofrecerá gratuitamente a las lavanderas de los barrios cercanos a las que, además, hacía partícipes con sus hijos de la pesca obtenida por su hijo Raúl Walton con su lancha Diamante.

Doña Juana estuvo casada con don Harmilo Walton, carpintero de ribera en Tambuco, hijo de Ludwig Walton, un trotamundos oriundo de Hamburgo, Alemania. Fue abuela del licenciado Luis Walton Aburto, ex alcalde de Acapulco.

A partir de la mitad del siglo XX la autoridad municipal atenderá las demandas del gremio construyendo lavaderos modernos con la dotación de agua suficiente. Las lavanderas modernas serán tan bravas defensoras de sus instrumentos de trabajo como lo fueron sus antecesoras. Estas cobraban 25 centavos por la docena de ropa en general, sábanas y colchas aparte, y 50  centavos la planchada.

 Escuela Secundaria Federal 22

Tres linda y valiente acapulqueñas –Lidia y Evelia Villalobos y Tere Vela– madrugaron aquella mañana del 19 de marzo de 1939 para obtener sus matrículas en la Escuela Secundaria Federal número 22, clave ES-371, la primera de Acapulco. Valientes porque desafiaban a la moralina reinante de acuerdo con la cual las niñas decentes deberían  acudir necesariamente a instituciones confesionales.

Las imitarán enseguida Eloísa Soberanis, Gloria Pano, Alicia Liquidano, Evelia y Sara Pedroza, Cristina Cadena, Herminia Cruz,  Evelia García, Gloria Jiménez, Evelia Chávez, Elidé Barrera, Victoria Muñoz, Celia Ramírez y Aurora Barrientos. Muchas más lindas acapulqueñas lucirán orgullosas el  uniforme blanco de la institución, tocadas con kepí militar: Cota Lobato, las hermanas Juárez, Idolina Campos, Mercedes La China Rivera, María Martínez, Magali Sutter, Aída Sánchez, Aurelia Salgado, Loya Gómez, Lourdes Oms, Aída Sánchez, Vicky Soldevlla, Violeta Avayou, Alma Rebolledo, Martina Roque, Chavela Robles y Everth Liquidano.

Cuando la Secundaria 22 cumpla 15 años y haya tardanza oficial para dotarla de un nuevo edificio, destruido el suyo por un terremoto, serán exigentes demandantes Martha Rodríguez, Elia Rita Vega, Marta Durán, Virginia Hurtado, Emma Graef (Novia del Estudiante), Martina Roque, Elvira Oscós, Cristina Cristerna, María Elena Guerrero, Evelia Alcaraz, Olga Navarrete, Violeta Zúñiga, Isalia García, Juanita González, Isabel Peraza, Verdad Nava y Esperanza Ariza.

 Más lindas secundarianas

 Tina Olívar, Leticia Pineda, Mercedes Vanmeeter, Lina Recamier, Rosa Martha Valencia, María Elena Garduño, Irma Carranza, Rosalba Gutiérrez, Zoila Díaz,  Carmen Becerra, Cristina Zurita, Nidia Vadillo, Socorro Vivas, Alina Dominicis, Teresa Campos, Eugenia Blanc, Sara Chávez, Rosa María España, Rosalba Juárez, Noemí Vielma, Vilma Aranzola, Guadalupe Cortés, Iris Chavelas, Camen Vanmeeter, Esther Lobato, Ofelia Urvián, María Antonieta Granados, Chevita Terán, Toñita Bello, Tere Pintos, Margarita Gallardo, María Llaneras  (Novia del Estudiante), Nélida Manríquez,  Analey Flores, Arminda Díaz, Graciela Huerta, Carmen Morales, Martha Bermúdez,  Consuelo Ramírez, Eva Chávez, Ofelia Mena, María Elena Castañeda, Victoria Castrejón, Thelma Guerrero, Florencia Uribe, Martha Huitrón, Doris Huerta, Yolanda Bailón, Martha Lanche, Lidia Macareno, Magdalena Pérez, Carmelita Domínguez, Elia Ortiz, Yolanda Sierra, Crisantema Pérez, Bertha Betancourt, América H. Luz, Adelita Sadala, Ruth Loranca, Minerva Escobar, Lucina Navarrete y Carmelita Sosa

 El campo de golf

En su libro Del Acapulco de antes, la acapulqueña Concha Hudson Batani, habla del entusiasmo con el que fue recibido en el puerto la apertura del Club de Golf de Acapulco, especialmente por parte de un grupo de damas interesadas en ese deporte. Refiere que fue contratado para ellas el instructor extranjero Olin Dutra, quien les dio las primeras nociones de esa actividad al aire libre. Entre ellas: Carmen Vidales, Amparo y Elisa Batani, Elo Pangburn, Eva Castellanos, Julia Polin, Lola Martínez y la autora, por supuesto.

(El campo de golf de Acapulco fue construido sobre una superficie decretada por el presidente Lázaro Cárdenas para la edificación de instalaciones educativas y deportivas. Cercenada mucho más tarde por decreto del presidente Luis Echeverría para  la construcción del Centro de Convenciones.

 

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