Celebran en Zitlala el ancestral ritual indígena de la pelea de los Xochimilcas

  Zitlala, Guerrero, 2 de marzo de 2022. Con danza y puñetazos, el pueblo de Zitlala celebró este martes un ancestral ritual en defensa de sus mujeres. Se...

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2 marzo,2022 9:48 am
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Zitlala, Guerrero, 2 de marzo de 2022. Con danza y puñetazos, el pueblo de Zitlala celebró este martes un ancestral ritual en defensa de sus mujeres.

Se trata de la pelea de Xochimilcas, en la que la población se divide en dos bandos para pelear a puño limpio en el centro del pueblo; después del combate, los vecinos se dan un abrazo y vuelven a estar en paz.

De acuerdo con el historiador por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Eduardo Sánchez Jiménez, los orígenes se remontan en los tiempos de la cultura Olmeca, en el periodo preclásico de mil 200 y 800 a. C.

“En el año de 1448 llegan los ejércitos de la Triple Alianza o imperio azteca con su emperador Moctezuma Iluhicamina a conquistar los pueblos cohuixcas y someterlos a sus dominios; los pueblos conquistados de la región pasaron a ser sujetos de la provincia tributaria de Tepecoacuilco y Tlalcozautitlán. En esta etapa de distribución y sometimiento tiene su origen la tradicional pelea de Xochimilcas”.

A principios del siglo XIX “tenemos entonces que la rivalidad de barrios se debía a la incorporación de un barrio más. La pelea de Xochimilcas toma un nuevo enfoque de estudio, ya que la tradición oral indica que esta tradición se debía al rapto de mujeres como tributo a la Triple Alianza, lo que suponemos históricamente no fue así, pero sí tenemos que la pelea actual entre barrios es utilizada en este marco para la disputa por la defensa de las tierras y el poder local.

“Los Xochimilcas, en la tradición oral, se dice que tuvieron su origen desde tiempos del dominio azteca en la región, cuando raptaban a las doncellas y robaban las pertenencias valiosas a los pueblos sometidos y como defensa de los mismos, los hombres de las aldeas y pueblos se disfrazaron como mujeres para atacar al enemigo, vistiéndose con nahua y huipil, que es así como se vestían anteriormente las mujeres, y los hombres vestían calzón de manta”, precisa el historiador.

En la actualidad, los pobladores –desde que cumplen ocho años–preparan el ritual desde una semana antes. Se organizan, buscan su vestimenta, su paliacate, sombrero, reciben consejos de los mayores y danzan al son de la música de viento.

En la fiesta participan todos. Vecinos salen a las calles, pelean, preparan la comida, reparten el mezcal y las cervezas o aportan una cooperación para la organización de la fiesta.

En el ritual aún se puede escuchar al señor Vicente Godinillo con su viejo tambor acompañado de un canto de guerra en náhuatl, pero que es apagado ahora con las bandas de música de viento.

Después de las 3 de la tarde los dos bandos recorren el coliseo, bailan e identifican a sus contrincantes para romperse el rostro a puñetazos; los jóvenes muestran una rivalidad marcada mientras que los adultos mayores después de medirse a golpes se abrazan y muestran su respeto.

Alrededor por lo menos cuatro bandas de música de viento, mezcal y cientos de vecinos y visitantes envuelven la fiesta.

Texto y foto: Luis Daniel Nava

 

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