Preocupa que se haya desatado una “rusofobia” contra artistas por la invasión a Ucrania

Especialistas en México aplauden que le cancelen contratos al director de orquesta Valery Gergiev, cercano a Putin, para evitar una “apología a la guerra”. Lamenta la soprano Anna...

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5 marzo,2022 9:46 am
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Especialistas en México aplauden que le cancelen contratos al director de orquesta Valery Gergiev, cercano a Putin, para evitar una “apología a la guerra”. Lamenta la soprano Anna Netrebko, que ya sufre el veto generalizado, que ahora los creadores de Rusia “estén obligados a emitir una opinión política para criticar a su país de origen”, y pide que “esta guerra termine”

Ciudad de México, 5 de marzo de 2022. La separación de la soprano Anna Netrebko de sus fechas programadas en la Metropolitan Opera House (Met) de Nueva York, y el despido del director Valery Gergiev de la Filarmónica de Múnich, abre un capítulo complejo para los artistas rusos y para las instituciones culturales del mundo entero.

Con la invasión de Rusia a Ucrania en curso, los casos de Netrebko y Gergiev, dos de las figuras de la música clásica más prominentes de su país en la actualidad, son incluso diferentes entre sí, lo que abona a lo difícil que resulta lidiar con el tema de su programación en todo el mundo.

Para Jacobo Dayán, coordinador de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes de la UNAM, el principio que debería regir la decisión de mantener, o no, a un artista ruso en la programación de cualquier recinto es impedir la apología de la violencia.

“No hay una regla para esto, pero a mí me parece que, en primer lugar, habría que poner al centro de las decisiones a la víctima y a la dignidad del pueblo ucraniano, que es hoy quien está luchando y se está enfrentando a esta brutalidad”, opina.

“”Por ello, habría que censurar –porque es una censura– a aquellos artistas que abiertamente hayan manifestado apoyo a esto que está ocurriendo. Eso no es un asunto político, hay un montón de literatura al respecto: lo que hacen las personas, artistas o no artistas, al respaldar al gobierno de Putin ante lo que está ocurriendo es una apología a la guerra y una apología a la violencia”, concluye.

Ahí, estima, reside la diferencia entre el caso de Gergiev, un partidario claro del gobierno de Putin, y Netrebko, cuyos nexos con el Kremlin son menos claros.

A la soprano, por ejemplo, la persigue una fotografía tomada en el 2014 en la que posa junto a Oleg Tsarev, líder separatista en el territorio de Donetsk, con una bandera pro rusa y tras donado un millón de rublos.

La cantante ha explicado que el apoyo económico fue para la Casa de Ópera de Donetsk y que no se había tratado de un gesto político.

En cuanto a la foto con Tsarev, “nos habla de una persona, en todo caso, inexperta, en todo caso ingenua, en todo caso falta de pericia política, como ella misma ha reconocido”, estima el crítico musical y promotor de la ópera Gerardo Kleinburg.

En un comunicado, la Met de Nueva York informó que, para que Netrebko pudiera seguir adelante con sus presentaciones este año, en abril y mayo, en la ópera Turandot, tendría que repudiar al gobierno de Putin.

A través de su cuenta de Instagram, la cantante declaró su “oposición a esta guerra” en Ucrania, pero sin mencionar directamente a Putin, lo que resultó insuficiente para la casa de ópera neoyorquina, e hizo que ella misma se retirara de las funciones.

“Al no cumplir las condiciones del Met para repudiar su apoyo oficial a Vladimir Putin, que hace la guerra en Ucrania, la soprano Anna Netrebko se retiró de sus próximos conciertos en el Met en Turandot, de Puccini, en abril y mayo y en Don Carlo, de Verdi, la próxima temporada”, indicó la Ópera en un comunicado, en el que agrega que la soprano ucraniana Liudmyla Monastyrska la reemplazará en Turandot.

En un mensaje en Facebook, la cantante lamentó que artistas y otras personalidades estén ahora obligadas “a emitir una opinión política para criticar a su país de origen.

“Esto debería ser una opinión libre. Como muchos de mis colegas, no soy una persona política. No soy una experta. Soy artista y mi objetivo es unir a la gente más allá de las fronteras políticas”, dijo Netrebko.

“Estoy en contra de esta guerra. Soy rusa y amo mi país, pero tengo muchos amigos en Ucrania y el dolor me está rompiendo el corazón. Quiero que esta guerra termine y que la gente pueda vivir en paz. Eso es lo que espero y por lo que rezo”, agregó en su mensaje.

“Ya hizo un pronunciamiento, ya deploró la guerra, ya habló de su amor por mucha gente y amistades ucranianas, pero a las instituciones no les pareció suficiente. La obligaron a pronunciarse y su pronunciamiento les pareció insatisfactorio”, lamentó Kleinburg, quien estima que otra solución era posible en ese caso.

Para el ex director de la Compañía Nacional de Ópera del INBAL, el caso de Gergiev es distinto y justificable, y pide enfatizar que repudia por completo la invasión a Ucrania: “Mi familia fue ucraniana, mi abuelo fue judío ucraniano. No puedo, de ninguna manera, simpatizar con un ataque a la población de una nación de la que provengo”.

Dayán, quien fuera director de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, opina que el despido de Gergiev sí resulta adecuado para evitar la apología a la violencia, pero que esto no debería extenderse indiscriminadamente a todos sus connacionales.

“Otra cosa es un artista abiertamente en favor del gobierno de Putin, como es el caso de Valery Gergiev, por ejemplo, donde entiendo yo que distintas casas de conciertos y ópera hayan cancelado las presentaciones de Gergiev, por lo que representa él y su apoyo al gobierno, y otra cosa es un intento de ‘desrusificar’ la cultura y el arte”, explica Dayán.

Esto último, coinciden los especialistas, está presente en la decisión de la Ópera Nacional de Polonia de cancelar una producción de Boris Godunov, ópera del ruso Modest Musorgski estrenada en 1874.

“Son situaciones que me parecen absolutamente alarmantes, escandalosas, que rayan en la xenofobia, en la ‘rusofobia’ absolutamente injustificada”, declara Kleinburg.

“Es una locura”, concuerda Dayán. “Sería tanto como decir que en la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos no se programara a Beethoven, es una locura”.

Además, expone el académico, pedirle a artistas rusos que jamás se han pronunciado políticamente que lo hagan es incluso peligroso para ellos y sus familias, por la intolerancia del gobierno de Putin ante la crítica y la protesta social.

El veto generalizado a los rusos “empobrece la cultura”

Para el violinista Cuauhtémoc Rivera, quien estudió en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú y fue coordinador de la cátedra de violín en la Escuela Superior de Música del INBAL, un veto generalizado a los artistas rusos es indeseable.

“Me parece que las medidas de veto hacia artistas de nacionalidad rusa tomadas por teatros, empresas culturales, universidades, gobiernos y organizaciones sociales de occidente, lo único que consiguen es empobrecer la cultura, estrechando los márgenes al pensamiento crítico y la creación.

“Hoy, occidente retoma la peligrosa vertiente del macartismo de los años 50 cuando artistas, intelectuales y científicos fueron puestos bajo la lupa del poder, y conminados a alinear su arte y su práctica a los criterios unificados del ‘mundo libre’ de ese entonces”, señala.

La soprano Olivia Gorra, por otro lado, opina que en el caso específico de Netrebko, la cantante rusa se encontró atrapada.

“Aunque un artista sea muy querido en otras tierras, nada puede hacer cuando los tiempos cambian, como hoy, en el caso de Anna Netrebko en Estados Unidos, donde ha sido la hija predilecta del Met por mucho tiempo, y se lo han demostrado de muchas formas. Yo lo vi porque ensayábamos juntas en esa misma casa de ópera, llena de amor para ella.

“Creo que cancelar su participación es una demostración de respeto hacia ella y de preocupación por su integridad, primero como persona, y luego como artista. Yo quiero pensar que no es un veto lo que se dice en algunas noticias.

“En su caso, creo que Estados Unidos ha respondido por ella como una hija, la tienen que dejar ir porque así es el juego de la guerra cruel, en donde se toman decisiones que en el momento nos parecen malas o buenas, pero realmente no entendemos si todo está planeado para formar parte de ella. Espero que las puertas de todos los teatros del mundo se abran pronto para elevar con las artes, la frecuencia que da felicidad y evita muchas tragedias”, concluyó.

Texto: Agencia Reforma / Redacción

 

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