Ciudad de México, 27 de enero de 2023. Aunque sistemáticamente suprimidas de los registros históricos, las mujeres tuvieron una participación sustancial para el movimiento anarquista en México.
Lo mismo fuera escribiendo y editando publicaciones que como activistas y luchadoras por la libertad de los presos políticos, refiere la dramaturga Estela Leñero, cuya obra Derrota luminosa, Las anarquistas y la libertad de expresión recupera del olvido sus roles en los diferentes ámbitos.
“También como traficantes de armas y en la acción del espionaje, su función como mensajeras. Ellas apoyaron muchísimo en la conformación clandestina de la red del movimiento anarquista”, resalta la autora en entrevista.
“Una parte muy, muy importante es su triple o cuádruple jornada de trabajo, pues son las que sostienen el trabajo doméstico, el cuidado de los hijos, la alimentación de los integrantes; todo lo que significa la estabilidad del núcleo familiar”.
Uno de los hilos conductores de esta obra, de la que el elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) ofrecerá este sábado y domingo un par de lecturas dramatizadas bajo la dirección de Juliana Faesler, es una conversación entre Enrique Flores Magón y Lucía Norman, anarquista radical e hija adoptiva de Ricardo Flores Magón.
“Es una joven reflexionando y contando la historia junto a Enrique”, señala la dramaturga sobre la hija de María Broussé, que a su vez fue integrante del Partido Liberal Mexicano (PLM) y compañera sentimental de Ricardo.
“Yo me centro en la familia Broussé, María y Lucía Norman, que son las mujeres más cercanas a los Flores Magón, las cuales, aun siendo migrantes –ellas vivían en Los Ángeles–, se dedicaron a hacer un activismo para liberar a cualquier magonista cada vez que estaban en la cárcel, a buscar donaciones, buscar suscriptores”.
Texto: Agencia Reforma
