No cumple el sistema Acabús con lo ofrecido desde su origen hace 11 años

De los 344 camiones proyectados al inicio, el transporte comenzó sus operaciones en 2016 con 135 unidades y actualmente quedan 75

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24 abril,2023 4:37 am
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De los 344 camiones proyectados al inicio, el transporte comenzó sus operaciones en 2016 con 135 unidades y actualmente quedan 75

Acapulco, Guerrero, 24 de abril de 2023. Las autoridades estatales prometieron en 2012 un Acabús eficiente, moderno y agradable, pero después de 11 años de cambios de administración de tres partidos políticos distintos, concesiones y camiones, los usuarios viven a diario la experiencia del retraso, la carencia y la incomodidad de los camiones de transporte.

Es un servicio insuficiente en las mañanas, cuando los oficinistas, los prestadores de servicio de playa y empleados de los hoteles se trasladan a sus trabajos de la zona turística de Acapulco, y también en las noches, cuando regresan a sus hogares de la zona suburbana.

El proyecto tardó cuatro años en empezar a funcionar –incluso el magnate Carlos Slim pidió paciencia–, pero de los 344 camiones proyectados al inicio, el Acabús comenzó sus operaciones en 2016 con 135 y actualmente son 75.

El proyecto modernizador

“Yo quiero asiento”, le explica exaltada una señora a otra usuaria que le cuestiona por qué deja pasar a las personas que no respetan la fila. Son las 7:10 de la mañana en la Terminal de transferencia de Renacimiento, ubicada debajo del puente del bulevar Vicente Guerrero.

“Pásele porque se están metiendo”, le contesta la mujer que se desespera por no poder entrar al camión con destino a la Base Naval. Antes ya había pasado un camión, pero son tantos vecinos de las colonias detrás del parque El Veladero que las dos filas en las que se forman parece que no disminuyen. Un trabajador del Acabús deja entrar una parte de una fila y posteriormente la otra, pero ambas se descomponen cuando se acerca el camión.

“Yo por eso le dije que pasara”, le responde la usuaria, quien prefiere esperar porque sabe que son por lo menos 30 minutos de trayecto y la mayoría desciende hasta el final, entonces no es fácil conseguir un asiento. Es el inicio de la jornada laboral de las personas con sus centros de trabajo en la avenida Costera.

El perfume de los oficinistas flota en el aire acondicionado que aún refresca en esta mañana de miércoles. Es temprano y la oscuridad del Maxitúnel arrulla a hombres y mujeres, sentados o parados, sólo el timbre de un celular en el que suena reggaetón despierta a algunos. Son pocos los que bajan en la avenida Farallón y lo hacen saltando porque no hay ningún espacio adecuado para el descenso en esta vía. Al llegar a la Base Naval, varias personas todavía tienen que subirse a un taxi colectivo para llegar a su destino final.

El Acabús fue un proyecto modernizador que imitaba al Metrobús de la Ciudad de México y todavía en 2019 la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) lo consideró “buena práctica” para el país.

El 26 de marzo de 2012 el entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero dio el banderazo a las obras en el bulevar Vicente Guerrero a la par de que transportistas protestaban por el temor a que les quitaran su fuente de empleo. El mandatario estatal, que llegó por el PRD después de su escisión del PRI, los acusaba de ser una “minoría” porque la gran mayoría de acapulqueños estaba de acuerdo que se construyera un transporte “masivo, eficiente, agradable, moderno”.

A lo largo de los cuatro años de espera se dieron varias cifras prometedoras, por ejemplo, que serían 183 mil 578 pasajeros diarios, lo cual generaría 395 millones de pesos anuales de ingresos. La inversión inicial fue de mil 119 millones de pesos, del cual el 40 por ciento fue puesto por el Fondo Nacional de Infraestructura y se fue a fondo perdido. La obra fue asignada a Cemex en enero de 2012.

Se esperaba que concluyeran al año siguiente, pero las obras se retrasaron y hasta Carlos Slim pidió a los acapulqueños no desesperarse, “tranquilos, las cosas no se hacen con magia, el proyecto de transporte va bien”, dijo el multimillonario mexicano, aún cercano a Ángel Aguirre, en un acto en el municipio.

El Acabús está conformado por un Concesionario Operador Transportista, un Concesionario Operador de Recaudo y un Organismo Público Descentralizado (OPD) que supervisa y regula a ambos concesionarios. Ni el concesionario Fernando Ruano Bolaños ni la directora del OPD, Sara Sebastián Pérez, quisieron conceder una entrevista argumentando que no darían declaraciones antes del 21 de abril.

El 10 de octubre de 2014, 13 días antes de la salida de Ángel Aguirre por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, se firmó la concesión por 12 años a una empresa que agrupaba a 213 concesionarios, cuyo nombre era Coordinadora Acabús Ángel Aguirre S.A. de C.V. Y la empresa Teknei fue la primera concesionaria de recaudo.

“No son proyectos porque no tienen capacidad. Se imponen como grupo. Un proyecto hubiera sido que tomara cómo se hace el servicio. Un proyecto no puede fallar luego, luego, y falló a la primera”, dice el ex concesionario del Acabús, Porfirio Alvarado, en una plática con El Sur en un restaurante de la avenida Costera.

El inicio del Acabús

Un camión de la ruta alimentadora de Renacimiento comienza su trayecto a las 8:23 de la mañana. El espacio del conductor está adaptado como cualquier otro camión urbano, con su respectiva silla de mimbre y un trapo colgado en la ventana para tapar el sol que empieza a hacer sudar a las personas.

La ruta es por el Circuito Interior Renacimiento, 15 minutos de trayecto para unas 10 personas. Los 11 pesos de la ruta troncal y alimentadora bien valen la pena a pesar del deterioro y cierta suciedad de las unidades de transporte. Sin embargo, el retraso del Acabús es aún más evidente en estas rutas alimentadoras, pues fueron 30 minutos de espera del siguiente camión de regreso.

Son las 9:30 de la mañana en la estación de Transferencia y las filas con dirección a Oviedo o Base Naval se mantienen intactas. La insuficiencia del espacio se agrava con dirección al hotel Oviedo porque los camiones llegan casi llenos. A esta hora el calor empieza a sofocar a las personas que se limpian con las manos o trapos el sudor de la frente. El sonido del aire acondicionado sólo anuncia que éste sirve, pero no se siente.

Fueron siete fechas anunciadas para la apertura del Acabús, la primera fue marzo de 2014, luego el 28 de noviembre del mismo año, luego el 28 de febrero de 2015, el 31 de junio, el 31 de diciembre, el 15 de febrero de 2016 y el 31 de mayo. Finalmente, el 25 de junio de 2016 el gobierno priista de Héctor Astudillo Flores inauguró el Acabús y los problemas empezaron con dos camiones descompuestos. Nunca se respetó el carril exclusivo a pesar de la advertencia del entonces alcalde perredista Evodio Velázquez, de “aplicar el reglamento con toda contundencia”.

Por la disminución de las expectativas de movilidad, se pasó de una proyección de compra de 344 camiones a adquirir 135 unidades para el servicio con la empresa Dina. En el primer aniversario ya paraban en promedio 15 camiones diariamente por falta de mantenimiento, expuso el entonces presidente del Consejo de Administración del Acabús, Simón Zamora García.

Los cambios

Después de las mañanas, el Acabús funciona bien, con cierta frecuencia y comodidad, pero ya no es el proyecto original. Una señora corre para buscar la entrada del camión, no sabía que esperaba en el espacio donde se abría la puerta trasera del largo camión articulado que ya no circula.

Hasta las 6 de la tarde la afluencia todavía es baja, pero poco a poco se observan los camiones llenos con dirección a la zona suburbana. El tráfico aumenta y como si fueran camiones urbanos, un camión de Acabús rebasa a otro en el cruce de la avenida Cuauhtémoc con la Vía Rápida.

“¿A Retorno o es Coloso?”, pregunta una persona ya dentro del camión en la estación Oviedo. “Ya se verá”, ríe un señor que se sienta enfrente. La estación tiene tres pequeños letreros amarillos que indican los tres destinos donde se acomodan los usuarios: Retorno, Coloso y Garita.

Rumbo a Coloso, una oficinista que luce cansada, habla por teléfono lo que todavía tiene que hacer al llegar a su casa. Es de las primeras que baja en Las Cruces y los que estaban parados aprovechan para sentarse y cerrar los ojos por unos minutos. Un grupo de preparatorianos de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) ni se inmuta y siguen hablando entre ellos.

El Acabús recorre la avenida Lázaro Cárdenas y sube a la unidad El Coloso en unos 40 minutos. Los vecinos de las colonias aledañas a la avenida empiezan a descender poco a poco en medio de la oscuridad por la falta de alumbrado público, la basura y los anuncios de las paradas de Acabús medio tiradas.

De regreso, el chofer de otro camión del Acabús no le abre las puertas a una joven, quien se sube a un taxi colectivo por 20 pesos. Son las 8:30 de la noche y en unos minutos el taxi rebasó el Acabús. “Sí, va una persona”, dice la joven por teléfono para asegurar que no va sola. En el trayecto se suben sólo hombres, cinco en total con el chofer.

El ex concesionario del Acabús, Porfirio Alvarado, indica que “la frecuencia de paso es la que va a decir si el servicio de transporte es bueno o es malo”. Desde el principio de su funcionamiento, los líderes de taxis colectivos y camionetas de pasajeros no permitieron ninguna extensión de las rutas del Acabús, por ejemplo, al hospital de El Quemado.

La primera directora del OPD, fue Silvia Zapata y luego Carlos Blanco, quien marcó el reto de pasar de 90 mil a 110 mil usuarios por día. Pero el 25 de julio de 2018 la Coordinadora Acabús de Ángel Aguirre abdicó porque sólo alcanzó los 93 mil usuarios, lejos de los 130 mil proyectados al inicio.

El 20 de enero de 2021 el gobierno del estado firmó la concesión del Acabús a la empresa Autobuses Metropolitanos GR SA de CV (GR), que encabeza Fernando Ruano Bolaños; y en agosto le entregó la concesión de recaudo a la empresa Work Level México S.A. de C.V. Es una empresa “defraudadora”, acusó un año después Ruano Bolaños porque se trasladan a diario 42 mil pasajeros, pero reportan sólo 25 mil.

En septiembre pasado Fernando Ruano informó que aún se debían 280 millones de pesos por los primeros 135 camiones, de los cuales sólo funcionaban 25. Más los 50 que él introdujo, son en total 75 camiones del Acabús que circulan actualmente.

“Es un negocio que dejaron quebrar porque es un negocio 100 por ciento rentable”, concluye Porfirio Alvarado.

Texto: Ramón Gracida Gómez / Foto: Archivo

 

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