Destapa el presidente al candidato del PRI al estilo del siglo pasado

▼ “Muchas felicidades, Pepe”, le dice Peña Nieto a Meade y le desea éxito a su “proyecto”; ▼ La cargada arropa al ex secretario de Hacienda que llama...

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28 noviembre,2017 6:14 am
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▼ “Muchas felicidades, Pepe”, le dice Peña Nieto a Meade y le desea éxito a su “proyecto”

▼ La cargada arropa al ex secretario de Hacienda que llama a apoyar al “Partido de la Revolución Institucional” y que escucha elogios en la CTM, la CNC y la CNOP

▼ Recibe el apoyo de Osorio Chong, Nuño y Narro

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Texto: Agencia Proceso

Ciudad de México.- Un episodio más del juego sucesorio, el “tapadismo”, se concretó este lunes: José Antonio Meade Kuribreña renunció a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para poder solicitar al PRI que lo postule como candidato presidencial.

Así, en la residencia oficial de Los Pinos, el presidente Enrique Peña Nieto le dice al aún secretario de Hacienda: “Le deseo el mejor de los éxitos en el proyecto que ha decidido emprender”, y abandona el podio para dirigirse al interfecto y tenderle un apretón de mano, enlazarlo en un abrazo, palmadas, otro apretón y un breve, casi tímido, intercambio de sonrisas… recatada –el tan priista decir sin decir– la unción.

Amplia la retahíla de elogios, breve el gazapo que –con admisión presidencial del equívoco— Peña efectúa en el anuncio, breve pero sustantivo, de los cambios en Hacienda y Pemex.

La despedida fue, como pocas veces en los múltiples ajustes al gabinete, plena de elogios: “hombre de bien”, con “profundo amor a México”, que en las tres secretarías que ocupó “acreditó su sólida formación académica y profesional”, el “conocimiento de las necesidades del país” y su “potencial de crecimiento”.

Si no fue un “destape”, la alocución presidencial reúne todos los requisitos para que fuera eso: la reedición de un viejo ritual que de manera personalísima –en el pasado reservado el momento a la CTM– ejecuta el mandatario, que apenas el viernes reclamaba la anticipación, cuando pedía esperar los tiempos del PRI –partido con el que ya había dicho, se adivina mutuamente el pensamiento– que por la noche de aquel día emitió su convocatoria, en la que fijó como fecha clave el 3 de diciembre.

Un “día hermoso”, dijo Peña antes de anunciar la partida de un José Antonio Meade que con tímida sonrisa recibe la despedida presidencial: “Quiero expresar mi reconocimiento personal e institucional a la destacada labor que el doctor Meade desarrolló en tres secretarías, siempre al servicio de México”.

La retórica presidencial no escatima, como no lo hizo el martes pasado Luis Videgaray: como canciller, Meade reposicionó a México en el mundo y defendió a los mexicanos en el exterior; contribuyó a reducir la pobreza al crear la política social, como titular de Sedesol; fortaleció las finanzas públicas, consolidó la estabilidad económica e impulsó el crecimiento de México en un entorno internacional complejo.

Ya sin el tono solemne, Peña anunció los relevos: José Antonio González Anaya, director del IMSS al iniciar el sexenio y titular de Pemex después, es ya el nuevo secretario de Hacienda. A la antes paraestatal, como director, entra su hasta hoy administrador, Carlos Alberto Treviño Medina.

Se mencionan sus respectivas trayectorias, genéricas, pero ante todo es el momento del que se va:

“A quien deja la cancillería, le deseo…. La secretaría de Hacienda y Crédito Público…. Para la nota, quedará como nota: quien dejó la cancillería, la Sedesol y hoy deja la SHCP, le deseo el mayor de los éxitos” –dijo el mandatario provocando sonrisas por el gazapo y un gesto de mansa simpatía del aludido.

“Ha sido un colaborador entregado a las responsabilidades que se la han confiado y como ya lo dije, se ha entregado a estas responsabilidades siempre con una gran vocación de servicio, con un enorme compromiso con México, a partir del amor que guarda por nuestra nación. Muchas felicidades, Pepe, y el mayor de los éxitos”, continuó Peña Nieto en una segunda despedida, reiterativa de las virtudes que le atribuye a su ahora ex colaborador.

Abrazos y palmadas, con un discreto y prolongado aplauso, concluyen el acto de 10 minutos, después de una hora de espera conforme a la agenda anunciada.

Concuño de Salinas, a Hacienda
Salinista por convicción y por lazos familiares con el ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, José Antonio González Anaya se encargará de la Secretaría de Hacienda tras la renuncia de José Antonio Meade, quien comenzó oficialmente su camino a la Presidencia de la República.

González Anaya es concuño de Salinas, pues está casado con Gabriela Gerard, hermana de la segunda esposa del ex mandatario priista, Ana Paula Gerard.

La relación se remonta a 1991, cuando el ex director de Pemex trabajó bajo la dirección de Ana Paula Gerard en la jefatura de la Oficina de la Presidencia, entonces a cargo de José Córdoba Montoya.

El ahora secretario de Hacienda era el responsable de escribir las minutas de las reuniones del gabinete económico y redactar las propuestas de éste. De hecho, en el libro México, un paso difícil a la modernidad, editado por Plaza y Janés (2000), el autor, Salinas de Gortari, agradece en el prólogo a González Anaya por su contribución a esa obra.

González Anaya llega a Hacienda como el tercer secretario en el sexenio de Peña Nieto, después de Luis Videgaray y José Antonio Meade.

El recién nombrado secretario aseguró que no habrá nuevos impuestos ni alzas tributarias, además de que seguirá conservando la estabilidad macroeconómica y dará certidumbre a los mercados financieros.

Por otra parte, Carlos Alberto Treviño Medina, quien fungía como director Corporativo de Administración y Servicios de Pemex, asumirá las riendas de la “empresa productiva del estado”.

En Pemex fungió como director corporativo de Finanzas, así como de Administración.

 

José Antonio Meade, un priista sin carnet

Guadalupe Irízar y Silvia Garduño / Agencia Reforma

Ciudad de México. – Aunque no tiene carnet de militante priista, José Antonio Meade Kuribreña, de 48 años, es un político que ha estado rodeado de personajes ligados a ese partido, empezando por su padre, Dionisio Meade García León, ex diputado federal por el PRI entre 1997 y 2000.

El ahora aspirante presidencial, ha sido secretario de Estado en cinco ocasiones: dos durante el sexenio del panista Felipe Calderón y tres con el priista Enrique Peña Nieto.

Economista y abogado, egresado del ITAM y de la UNAM, con estudios de posgrado en la Universidad de Yale, Meade fue secretario de Energía del 7 de enero al 9 de septiembre de 2011, y secretario de Hacienda del 9 de septiembre de 2011 hasta el fin del sexenio calderonista, el 30 de noviembre de 2012.

Hace unas semanas declaró que, aun siendo parte del gabinete de Calderón, “en 2012 voté por el presidente Peña Nieto”.

Éste lo designó secretario de Relaciones Exteriores, donde estuvo del 1 de diciembre de 2012 al 27 de agosto de 2015, cuando sustituyó a Rosario Robles en la Secretaría de Desarrollo Social, del 28 de agosto de 2015 al 7 de septiembre de 2016.

Desde esa fecha y hasta ayer, Meade fue designado titular de la Secretaría de Hacienda, a la que llegó luego de una crisis política suscitada por el entonces titular de esa dependencia, Luis Videgaray, quien invitó y recibió en México al quien era el candidato presidencial republicano, Donald Trump.

Antes de sustituir a Ernesto Cordero en Hacienda, cuanto éste renunció para competir por la candidatura presidencial del PAN –que perdió ante Josefina Vázquez Mota–, Meade trabajó como coordinador de asesores de Agustín Carstens, entonces titular de la dependencia.

Antes de eso hizo carrera en la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), en el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), además de ser director de la banca y ahorro y subsecretario en la SHCP y director de Banrural / Financiera Rural.

Padre de tres hijos y casado con Juana Cuevas, también economista del ITAM, Meade tiene ante sí el reto de convocar tanto a priistas, como a quienes le crean su perfil “ciudadano” en la disputa electoral.
Sus forcejeos internacionales.

Durante su gestión al frente de la SRE, Meade convocaba a encuentros frecuentes con embajadores por regiones, y procuró visitar más allá de los países tradicionales, desde Barbados y Trinidad y Tobago en el Caribe, hasta regiones tan lejanas como África y el Golfo Pérsico.

En sus casi tres años de gestión, lidió con el restablecimiento de las relaciones con Francia –afectadas por el asunto Florence Cassez–, el lanzamiento del programa DACA y los inicios de la campaña de Trump.

Asimismo, enfrentó los señalamientos de organismos internacionales por violaciones a derechos humanos en México, lo que provocó la confrontación con el entonces relator contra la Tortura de la ONU, Juan Méndez, cuyo trabajo deslegitimó por afirmar que la tortura era práctica generalizada en México.

Pero no sólo eso: como canciller criticó por igual a Méndez que al Comité de Desaparición Forzada de la ONU y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, incluso entró en una disputa con el papa Francisco por haber hablado del riesgo de la “mexicanización” de Argentina ante el crecimiento de la violencia por narcotráfico. Le tocó, además, armar una estrategia para explicar lo ocurridos en 2014 en Iguala, así como la validación de del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), con el que nunca estuvo de acuerdo.

Esquemático y metódico, Meade siempre está leyendo más de un libro. Tiene debilidad por los chocorroles y los refrescos. Es aficionado de los Pumas y gusta de utilizar el futbol para explicar problemas.

 

Por primera vez, un político externo pide al PRI que lo postule a la Presidencia

José Antonio Meade se convirtió esta noche en el primer ciudadano sin partido en solicitar al PRI que lo postule como su candidato a la Presidencia de la República.

El ex secretario de Hacienda entregó a la Comisión Política Permanente del tricolor una carta en la que pide participar en el proceso interno rumbo a las elecciones de 2018.

En la Comisión Nacional de Procesos Internos, el aspirante entregó la documentación para comprobar que cumple con los requisitos legales, así como su aceptación a someterse a los exámenes establecidos en el Código de Ética del PRI.

La ceremonia estuvo presidida por el líder nacional del tricolor, Enrique Ochoa, y el trámite fue recibido por el senador Ernesto Gándara.

Tanto la solicitud como el resto de los documentos serán entregados a la Comisión Nacional de Procesos, Internos para que los evalúe y emita un dictamen a más tardar el 30 de noviembre. Una vez que cuente con la autorización, Meade deberá solicitar su registro formal el 3 de diciembre. Cuenta ya con el apoyo de la CTM, CNC, CNOP, MT, OMPRI, Red de Jóvenes y Unidad Revolucionaria, que ya no podrán dar su firma a otro aspirante. (Ciudad de México / Agencia Reforma)

Lea toda la información en su edición impresa de este martes 28 de noviembre:

Páginas 24 y 25

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