Budapest, Hungría, 28 de diciembre de 2017. El oficio de enseñar y hacer cine no se acaba nunca para una persona como el director húngaro Béla Tarr, a pesar de haber declarado que no volvería a filmar después de su última cinta, El caballo de Turín.
El realizador cerró este mes la Film Factory, un centro de enseñanza en Sarajevo (Bosnia Herzegovina), en el que formaba a jóvenes cineastas de todo el mundo, pero su compromiso con los talentos nuevos no acaba ahí.
Para él, no se trataba sólo de una escuela de cine.
“Era maravilloso ver a esos jóvenes. Todos tenían su propio bagaje cultural, historias y religiones diferentes. Llegaban y empezaban a reconocer que el mundo es grande. Tenían que entender que no eran prisioneros de su identidad nacional”, dijo.
Cineastas y actores como Gus Van Sant, Pedro Costa y Tilda Swinton acudieron a la fábrica a trabajar con los aprendices. De México, Carlos Reygadas y Gael García fueron parte de los invitados.
“Iban y les mostraban cómo hacen las cosas. Todos tenían una manera diferente. Apichatpong Weerasethakul (ganador de la Palma de Oro en Cannes en 2010) los llevó a meditar al cine. Carlos (Reygadas) se los llevó a nadar. Y Gael García los llevó a jugar futbol con los niños de la calle y jugó con ellos. Porque primero tienes que aprender de la vida. Y luego de entenderla, vas a encontrar la manera de hacer cine. No se trata de enseñar y decir cómo filmar. Primero tienen que entender el mundo y ser libres”.
Tarr, quien recibió a tres jóvenes mexicanos en su fábrica, fue presidente del Jurado en la pasada edición 15 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
El realizador aconseja a los jóvenes no esperar a que alguien les abra la puerta para explotar su talento.
“A la mierda. Sean libres. Que les importen un bledo las expectativas. De verdad, espero que los cineastas jóvenes rompan, que no estén esperando que les abran la puerta y no acepten toda clase de porquerías”, concluyó.
Texto: Fabiola Santiago / Agencia Reforma/ Foto: Reforma.
