Los Ángeles, Cal., 7 de enero de 2018. Guillermo del Toro. Un hombre que se ha ganado la reverencia de los fans del séptimo arte por ser una de las mentes más originales y brillantes del cine contemporáneo.
Este tapatío, nacido en 1964, ha logrado construir en más de dos décadas de carrera un universo habitado por monstruos, hadas, extrañas criaturas, vampiros, princesas y fantasmas.
Además, es un artista prolífico. Es director de 10 películas, guionista de 14, productor de 16, y productor ejecutivo de 10, y también se ha desempeñado como novelista y productor de televisión.
Esa laboriosidad que lo distingue viene desde mucho antes de su primer filme, Cronos (1993), de acuerdo con Daniel Varela, su amigo por 38 años y ex profesor del Instituto de Ciencias, de Guadalajara, donde el realizador obtuvo sus primeras lecciones formales sobre lenguaje audiovisual.
“No me sorprende lo que ha logrado porque desde que era preadolescente destacó por ser líder, su entusiasmo, y su avidez por todo. Le gustaba el cine, el teatro, la animación, los cómics, era coleccionista, era alguien muy comprometido con todo y hasta la fecha tiene ese espíritu, esa interrelación entre el niño, el creador y genio”, dice el director general de la Universidad de Medios Audiovisuales, CAAV, de la que Del Toro es socio.
El éxito de Guillermo se debe a diferentes factores, entre ellos a su estilo único de crear ambientes agobiantes y tétricos o situaciones mágicas y fantásticas, y a su personalidad sensible.
“Te sorprende porque exteriormente es muy extrovertido, bromista y hasta mal hablado, pero debajo de esa capa hay una persona extraordinariamente sensible y emotiva. Esa forma se refleja en sus personajes y películas que son metáforas. Además es una persona que se compromete en todo el proceso, desde el guión. Es un realizador, no es solamente un director porque en la tradición de Hollywood un director dirige actores. Él tiene injerencia en todo y eso no es común en la industria”.
Su película más reciente, La forma del agua, sorprendió al llevarse el León de Oro a Mejor Película en la edición 73 del Festival Internacional de Cine de Venecia, y esta noche compite en la misma categoría en los Globos de Oro.
“Lamentablemente, las películas del tipo que maneja Guillermo del Toro se mueven en una estructura convencional de Hollywood que favorece a los grandes dramas con historias sobre el ciego que pinta o el sordo que compone música. Aquello con elementos fantásticos no les da mucha confianza al jurado. Ojalá, sería extraordinario que se reconocieran los valores de La forma del agua, aunque se estrena en un momento difícil por el sentimiento antimexicano que se vive en Estados Unidos”.
Cabe destacar que la cinta es adorada por los críticos y cada día suena más la posibilidad de que sea la película que por fin le dé un premio Óscar al tapatío.
Apegado a su cuna
Aunque no vive en México, Guillermo del Todo está muy ligado a Guadalajara, y muestra de ello son sus múltiples visitas a familiares y colegas.
“Recuerdo que me decía que Guadalajara es una madre celosa porque no deja que sus hijos se vayan, refiriéndose a esa necesidad de volver aunque sea por estancias pequeñas. Yo creo que él sí volvería a trabajar acá en el momento en que las situaciones le ofrezcan. Él es alguien muy mexicano en el sentido real, sus raíces, familia e historia están aquí”, agregó Varela.
Talento reconocido
Por su cine y su personalidad, Guillermo del Toro se convirtió en el primer cineasta mexicano con una placa con su nombre en el Muro de los Cineastas de la Casa de los hermanos Lumiére, en Lyon, en la que se inventó el cinematógrafo.
Entre sus galardones destacan Premio Ariel a la Mejor Opera Prima, por Cronos, BAFTA a la Mejor Película de habla no inglesa y Premio Goya al Mejor Guión Original, por El laberinto del fauno, y el León de Oro a Mejor Película por La forma del agua.
Texto: Abril Valadez/ Agencia Reforma/ Foto: Reforma.
