Barcelona, España, 22 de febrero de 2018. La realidad virtual podría contribuir a la lucha contra la violencia de género al poner a maltratadores en la piel de sus víctimas y hacerles sentir en carne propia el miedo y la humillación que generan.
Es la conclusión de un estudio presentado hoy por el instituto IDIBAPS de Barcelona y publicado en la revista científica Scientific Reports tras un experimento con un grupo de 20 hombres condenados por violencia de género y otros 19 de un grupo de control.
Científicos del instituto y la Universidad de Barcelona desarrollaron un sistema de realidad virtual para colocar a los maltratadores en la perspectiva de su víctima en el momento de un ataque y comparar sus percepciones antes y después del experimento.
Equipado con sus gafas inmersivas, el maltratador real asume primero como propio el cuerpo de una mujer.
Luego ve acercarse a un avatar masculino en actitud violenta o escucha gritos como “¡que te calles!”, “¿qué coño haces?” o “¡mírame!” según sus reacciones.
La investigación mostró que “el cambio de perspectiva en una población agresiva a través de realidad virtual inmersiva puede modificar procesos socioperceptuales como el reconocimiento de las emociones”, indicaron los científicos.
Varios estudios apuntaban ya a problemas de las personas violentas a la hora de identificar emociones como el miedo o la ira, según los investigadores, si bien existían discrepancias en torno a la metodología utilizada para determinar la empatía.
El nuevo estudio asegura haber probado por primera vez que los agresores tienen un déficit de reconocimiento emocional y haber constatado la utilidad de las nuevas tecnologías para mejorarlo.
“Tras ponerse en el cuerpo de una mujer a través de una sesión de realidad virtual, mejoraba su capacidad para reconocer su miedo”, explicó Sofía Seinfeld, primera autora del artículo.
Mavi Sánchez, investigadora de IDIBAPS, añadió: “Hemos demostrado por primera vez que el cambio de perspectiva en las personas agresivas a través de la realidad virtual inmersiva puede modificar los procesos de reconocimiento de las emociones”.
Los propios agresores hablaron sobre el miedo y la intimidación que sintieron durante la experiencia. Según Sánchez, el sistema podría utilizarse no sólo para casos de violencia de género, sino también para otros ámbitos de conductas violentas como el acoso escolar.
Texto: DPA
