Acapulco, Guerrero. 26 de febrero 2018. David Ferrer se pasea en Acapulco sin los reflectores de antes: el español es el máximo campeón del Abierto mexicano de tenis y podría serlo en solitario si gana esta edición, pero no aparece entre los favoritos, eclipsado por los seis del top ten que participarán.
No queda mucho de aquel protagonismo del cuatro veces ganador de la pera de plata. Ni Ferrer mismo aventura nada. Prefiere esperar a ver “como responde el cuerpo” y rehuye cuando se le pregunta si está listo para superar al austriaco Thomas Muster, empatado con el español con cuatro éxitos, todos ellos consecutivos en las primeras ediciones del Abierto mexicano, cuando todavía se jugaba en la capital del país.
“Estoy preparado para intentar ganar la primera ronda, hacerlo lo mejor posible, dar lo máximo y poco más, es sin dudas una edición especial y toca competir con grandísimos jugadores”, declaró a dpa en la previa del torneo que inicia este lunes.
Ferrer se enfrenta hoy por la noche local (madrugada del martes en España) al ruso Andrey Rublev, de apenas 20 años, pero que ya lo eliminó en enero del Abierto de Australia en cinco sets y después de casi cuatro horas de juego.
El español anticipa que “será un partido muy duro”. “Tendré que estar muy concentrado desde el primer momento hasta el último. Yo estoy con muchas ganas de afrontarlo, para eso es para lo que me he estado preparando”, señaló.
En Acapulco, los más populares son el español Rafael Nadal, el hijo pródigo de la ciudad, y Alexander Zverev, de la nueva camada y un novato de la competición. El alemán arrastra muchos fans cuando camina por el complejo entre su hotel y la cancha de entrenamiento, sobre todo niños y niñas.
Con sus 35 años y a punto de cumplir los 36 –el próximo 2 de abril–, Ferrer advierte que las nuevas generaciones llegaron para asumir el control del circuito.
“Los más jóvenes están tomando el relevo, algo que hace tiempo no hacían. Es lógico que haya una camada con una gran proyección que esté esperando para tomar el mando”, dice a dpa. Pero recuerda que la pelea por el número uno es entre dos treintañeros: Rafael Nadal, con 31, y Federer, con 36.
“Aún tenemos la suerte de tenerlos”, precisa Ferrer, con una sonrisa y asegura que ver a Federer en la cima es una forma de motivación. “Yo no me puedo quejar, estoy entre los primeros 40 con 36 años en un mes. Pero si hay alguien que puede hacerlo –ser número uno– con esta edad, es Federer, un monstruo”, declara.
Con casi dos años dentro del top ten, Ferrer dejó de hacer planes a largo plazo e, incluso, también a mediano. Escoge el mantra de los precavidos: semana a semana.
“Yo voy semana a semana, lo encaro así, intento no pensar mucho en eso, no pienso en todo el año. Después de Acapulco voy a estar en Indian Wells y Miami, pero mucho más allá no veo”, apunta. “¿El retiro? el ranking y los partidos decidirán eso, cómo me sienta, qué tan competitivo soy”, explica a dpa.
Ferrer, en su momento uno de los grandes protagonistas de España en la Copa Davis, también pasó a un nuevo rol en el equipo que ahora entrena Sergi Bruguera.
“Ahora hay jóvenes muy buenos en España. En la primera eliminatoria –octavos de final ante Gran Bretaña– iba a jugar el quinto punto y después no se dio la oportunidad. Estoy para lo que sea, si voy a jugar perfecto, si no, intentaré apoyar al equipo desde afuera”, dice, sin estridencias, con la mira en la serie de abril ante Alemania en Valencia, que se jugará muy cerca de su hogar.
El nacido en Javea no hace planes ni siquiera para su vida una vez finalizada su carrera como tenista, que inició en el año 2000. “No sé (cuándo será), eso también lo voy a ver semana a semana”, concluye con una risa.
Texto: DPA / Foto: @DavidFerrer87 (Twitter)
