El nuevo escenario europeo tras las elecciones en Italia

Gaspard Estrada- La victoria para el M5S es sorprendente: con más del 30% de los votos entra a la coalición un partido que pregona una lucha contra la...

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7 marzo,2018 6:46 am
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Gaspard Estrada*
 
El pasado domingo se llevaron a cabo elecciones legislativas en Italia, tras concluir el Parlamento electo en 2013, que tuvo a tres jefes de gobierno del Partido Democrático (centro izquierda), Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni. Los resultados de este escrutinio fueron demoledores para este partido: contrariamente a las elecciones europeas de 2014, en las cuales el PD obtuvo cerca del 40% de los votos, en esta elección su resultado fue de 19%. Por lo contrario, esta elección se tradujo por un aumento sustantivo de los votos del Movimiento Cinco Estrellas (llamado en Italia M5S), que pregona una lucha contra la “casta política” y se dice “ni de izquierda ni derecha”, así como del partido de la Liga del Norte (llamado “Lega” en Italia), que defiende abiertamente la expulsión de los migrantes y se posiciona como un partido de extrema derecha. Para el M5S, la victoria es sorprendente: con más del 30% de los votos, se ha transformado en el primer partido de Italia, apenas diez años después de su creación por el antiguo cómico Beppe Grillo. A pesar de dirigir con mucha dificultad las ciudades de Turín y sobre todo de Roma, que vive inmersa en una grave crisis de gestión pública desde la llegada de la alcaldesa del M5S, Virginia Raggi, los italianos parecen estar decididos a voltear la página de los partidos tradicionales, en primer lugar el PD, pero también el partido del ex primer ministro y empresario Silvio Berlusconi, Forza Italia, que sólo obtuvo el 14% de los votos. Para este último, el resultado es particularmente difícil puesto que su socio en la coalición, Matteo Salvini, líder de la Liga del Norte, obtuvo casi el 19% de los votos, lo que significa que por primera vez ese partido abiertamente xenófobo tendrá la batuta en la coalición. Si bien Berlusconi tiene 81 años, numerosos observadores de la política italiana pensaban que el empresario milanés intentaría utilizar su liderazgo dentro de la coalición para tratar de ser por última vez primer ministro de Italia, con el objetivo de utilizar su poder político para afianzar la transición generacional de sus numerosos negocios. No será el caso. Por su lado, tras el mal resultado del PD, el ex primer ministro Matteo Renzi anunció su renuncia como presidente de ese partido el pasado lunes, abriendo especulaciones sobre el futuro de esta formación política, y de manera más general sobre el futuro gobierno de Italia.
En efecto, el resultado electoral del pasado domingo, en el cual ninguno de los partidos obtuvo por si solo la mayoría de los escaños en la Cámara de los Diputados ni en el Senado de la República, impone la creación de una coalición para gobernar al país. Ante este resultado dividido, la Constitución italiana prevé que el presidente de la República, Sergio Mattarella, inicie consultas para constituirla. El problema es que durante la campaña electoral, Luigi di Maio, el líder del M5S para esta campaña legislativa, con apenas 31 años de edad, dijo que rechazaría cualquier coalición con los partidos “tradicionales”, es decir, con Forza Italia y el PD, de tal manera que el único partido con el que podría aliarse (en teoría) sería la Liga del Norte de Salvini, lo que permitiría la constitución de un bloque que mezcle un discurso anti sistémico y opuesto a las instituciones europeas con otro que tiene como principal matriz la xenofobia. Ante tal escenario, preocupante a todas luces, no es imposible que el presidente intente proponer otra fórmula que permita que la extrema derecha no esté en el gobierno, o al menos que no disponga de los principales ministerios en el futuro gobierno. Sin embargo, el problema político reside en el poco margen de maniobra de los partidos “tradicionales”, que no disponen del número suficiente de escaños para constituir una amplia coalición de izquierda con la derecha, como acaba de ser el caso en Alemania. En dado caso que no se pueda formar un nuevo gobierno, no se puede descartar que se convoque a nuevas elecciones. De suerte que el destino a corto plazo de Italia está en las manos del presidente Mattarella. Le deseamos buena suerte, por el bien de Italia y por el bien del futuro de la Unión Europea.
 
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada

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