Facebook, el monstruo que nos tiene atrapados

Facebook tiene información de lo que hacemos, dónde lo hacemos, lo que vemos, visitamos, escuchamos, escribimos, borramos, fotografiamos, nos gusta o nos disgusta, y lo comparte con sus...

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31 marzo,2018 12:54 pm
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Texto: Apro / Foto: EFE
Ciudad de México, 31 de marzo de 2018. Desde que alguien abre una cuenta en la plataforma de Facebook, interactúa, sube textos, fotos o videos, le da “me gusta” (like) a algún contenido y baja alguna de sus aplicaciones (apps), la red social propiedad de Marck Zuckerberg está en posibilidad de utilizar cerca de 98 datos que el usuario aporta voluntariamente, más otros 24 metadatos que obtiene WhatsApp a través de su número telefónico y sus mensajes, según la investigación realizada por la organización Son Tus Datos.
Facebook tiene información de lo que hacemos, dónde lo hacemos, lo que vemos, visitamos, escuchamos, escribimos, borramos, fotografiamos, nos gusta o nos disgusta, y lo comparte con sus otras nueve empresas, de las cuales sabemos poco y menos leemos sus documentos de privacidad.
Entre esas empresas están Instagram, la red social para compartir fotos y videos; Atlas, plataforma dedicada al mercadeo comportamental (a partir de tus comportamientos cotidianos); Live Rail, dedicada a la publicidad en video; Onavo ofrece servicios de conexiones seguras; Moves y Masquerade, aplicaciones de los teléfonos Android y iPhone, que realiza nuestras bitácoras de geolocalización diarias.
También forman parte de ese conglomerado Oculus, que ofrece productos y sistemas de realidad virtual; Parse, servicios de programación para móviles; Facebook Payments, que maneja los sistemas de pago de la plataforma y es compatible con otros 80 métodos de pago a nivel mundial; y, por supuesto, WhatsApp, adquirida por el gigante de Zuckerberg desde 2014.
El volumen de metadatos que se genera entre los usuarios mexicanos es uno de los más grandes y valiosos del mundo para Facebook y las consultoras que pretenden vender el modelo de “microfocalización” de anuncios y mensajes, como lo destacó Cédric Laurant, abogado belga que dirige la oficina en México de Son Tus Datos.
Hasta septiembre de 2017 existían 85 millones de usuarios de Facebook en México, que en ese aspecto sólo se ubica debajo de la India (241 millones), Estados Unidos (240 millones), Brasil (129 millones) e Indonesia (126 millones). La Ciudad de México, con sus 16 millones de usuarios de Facebook, es la cuarta más importante del mundo para la plataforma estadunidense.
La segunda plataforma digital más utilizada en México es WhatsApp, también propiedad de Facebook, con 34 millones de personas y un promedio de 671.6 minutos de consumo al mes por usuario, según los datos recientes de Comscore. Le siguen Google Play (33.2 millones), YouTube (31.5 millones), Google Search (27.6 millones) y Facebook Messenger (25.7 millones). La red social Twitter tiene 13 millones de usuarios en México e Instagram, propiedad de Facebook, le sigue con 9.6 millones.
Con este volumen de usuarios, Facebook y WhatsApp pueden tener acceso a todos los metadatos posibles sin que los usuarios se den cuenta, porque “el acta de privacidad de Facebook es más larga que la Constitución mexicana y siempre tratan de encubrir con bellas palabras lo que realmente hacen”, advierte Laurant.
“Hay una disfunción entre lo que el usuario cree que están protegiendo y lo que realmente Facebook hace con sus datos”, sentencia Laurant, cuya organización entabló en 2016 un litigio contra WhatsApp porque en agosto de ese año cambió sus servicios de política y de privacidad de modo que le permitiera compartir con Facebook y sus otras nueve empresas información de los usuarios.
¿Qué datos de WhatsApp son los que adquiere Facebook con nuestro consentimiento, aunque no sea expreso?
El documento de Son Tus Datos enumera los siguientes: número de teléfono móvil de la cuenta de WhatsApp; números de contactos; listas de contactos favoritos; grupos; información sobre actividad y uso del servicio; información sobre transacciones bancarias; modelo de hardware; direcciones IP del dispositivo; información del operador telefónico; geolocalización; información sobre los cambios de mensaje y en línea, así como estados de última conexión.
El crack de Facebook
Las revelaciones surgidas tras el escándalo de la consultora Cambridge Analytica demostró que también existe un shadowprofiles (“perfil en la sombra”) en Facebook que les permite a ciertas empresas mostrar registros de electores que se pueden mezclar con los test psicométricos, típicos de las Apps de Facebook.
El escándalo ha sido un duro golpe para la confianza y el prestigio de Facebook. Desde el 16 de marzo –cuando se destapó el escándalo con la suspensión de la cuenta de Cambridge Analytica– hasta el 27 de marzo, cuando Facebook anunció sus “nuevas medidas”, la compañía de Zuckerberg ha perdido 80 mil millones de dólares en títulos bursátiles que registraron un descenso de 18%.
El valor real de la compañía pasó de 540 mil millones de dólares a 444 mil millones: casi 100 mil millones menos, y arrastró al índice Nasdaq a una caída de 4%, ya que otros gigantes como Google, YouTube y Twitter tuvieron disminuciones drásticas.
Tan sólo Twitter se hundió 20% y Google Parent Alphabet perdió 7% en sus valores bursátiles al perder un litigio por patentes con la compañía Oracle.
La crisis comenzó, sin duda, desde el “destape” de la manipulación de Cambridge Analytica. Tres grandes compañías de publicidad como Mozilla, Commerzbank y Sonos retiraron sus anuncios de esta red social, cuyos ingresos dependen en 98% de los anunciantes.
Zuckerberg ofreció, en entrevistas a medios estadunidenses como CNN, que tomaría medidas para proteger los datos y arreglar lo que llamó “la brecha de confianza” con los usuarios, a raíz del escándalo de Cambridge Analytica.
Mozilla expresó en un comunicado que la reacción de Zuckerberg fue positiva, pero sólo consideraría regresar a Facebook cuando ésta “tome medidas más firmes en la forma en que comparte los datos de sus clientes”.
“Ahora es el momento de tener discusiones difíciles y apoyar a quienes impulsan las cosas en un esfuerzo por hacernos a todos mejores tecnólogos y consumidores de tecnología más educados”, afirmó la empresa Sonos en un comunicado.
–¿Cómo usaron estos datos que tiene Facebook de nosotros para consultoras políticas? –se le pregunta a Cedric Laurant.
–Una aplicación de Facebook puede tener acceso a dónde vives, el acceso a tu perfil, no sólo el público, sino el que compartes con tus contactos, y seguramente hay desarrolladores tecnológicos de Apps, aquí en México, que le venden esta información a Cambridge Analytica, como lo hizo el académico Alexander Kugan de Cambridge University.
–¿Cambridge Analytica no desarrolla las Apps?
–No, Cambridge las minaba, construyendo perfiles psicográficos a partir de los likes, dependiendo del perfil de cada usuario. Ellos te enviaban de manera microfocalizada anuncios enfocados a este tipo de persona. Por ejemplo, a las personas de color negro en Penssylvania, donde los demócratas tienen mayoría, les enviaban información para minar la confianza en Hillary Clinton, con miles y miles de variaciones.
–¿Ahí es donde entra la responsabilidad de Facebook?
–Facebook dice que sólo hasta ahora se enteró. Lo que no es cierto es que hay pruebas de que desde 2015 Facebook sabía que Kogan había entrado en contacto con Cambridge y les ofreció los 230 mil perfiles que originalmente entraron en su “estudio académico”.
Al preguntarle a Cedric Laurant por qué sostiene que los mexicanos deben y pueden acudir a la legislación británica para saber qué pasó con sus datos y Cambridge Analytica, responde:
“Los electores mexicanos que pudieron ser manipulados por Cambridge Analytica tienen que saber qué tipo de datos tiene esa empresa sobre ellos y para qué finalidades. No tiene caso hacer una denuncia ante el Inai (Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales en México) porque no sería posible. Cambridge no tiene establecimiento físico reconocible en México, sino directamente en el Reino Unido.
“Se deben usar las posibilidades de la ley británica de Protección de Datos del 98, que protege a cualquier titular de datos que están siendo tratados por una empresa inglesa. Lo pueden mandar por correo electrónico, seguir las instrucciones y que Cambridge Analytica confirme el ARCO (Acceso, Rectificación, Cancelación de tratamiento y Oposició) de cada individuo.”

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