Texto y foto: Mariana Labastida
Ni usuarios ni transportistas respetaron ayer los nuevos paraderos de los taxis colectivos en la avenida Cuauhtémoc, y siguieron subiendo pasaje en el área conocida como Las Anclas.
Aunque los usuarios consideraron adecuado que se pusieran sitios para cada ruta y evitar que se aglutinaran los vehículos en la esquina de las avenidas Wilfrido Massieu y Cuauhtémoc, no todos sabían de la prueba de ordenamiento de los taxis colectivos.
A las 13:30 horas sólo dos taxis colectivos esperaban pasaje en la calle Segunda de Álvaro Obregón, detrás de la Estrella de Oro, donde se ubica el sitio para los de la ruta Real Hacienda, La Venta y Casas Palenque.
El resto de los taxis colectivos pasaban por las calles donde les tienen asignados los espacios y seguían su recorrido a la avenida Cuauhtémoc, y empezaban a tocar el claxon desde la esquina de Segunda de Cristóbal Colón, donde está el sitio de la ruta Ciudad Renacimiento, luego subían por Wilfrido Massieu despacio para dar la vuelta hacia Cuauhtémoc y esperar que algún usuario les hicieran la parada.
Algunos usuarios a pesar de que sabían que se les asignó un sitio a cada una de las rutas, estaban protegidos de la lluvia debajo de la fachada de la farmacia que se encuentra en esa área y salían corriendo cuando venían un taxi colectivo de la ruta que esperaban.
Aunque había asistentes de Movilidad en las tres calles donde se reubicaron los sitios y algunos ayudaban al paso de los peatones en la Cuauhtémoc, así como dos policías viales, no evitaban que los taxis se detuvieran a subir pasaje en Las Anclas.
“Yo no sabía que no se puede subir aquí, nadie nos ha dicho nada, pero hay gente subiéndose”, comentó Martha Gutiérrez minutos antes de que se subiera a un taxi colectivo de la ruta Rena.
“Está mejor, así no se hace tráfico acá arriba, yo me enteré porque iba en el colectivo y le dio por una de las calles, me sorprendí y él (conductor) me dijo que ahora le iban a dar por allá que era la nueva ruta”, indicó Leonor García.
A las 8 de la noche se observó más distribución de los asistentes de Movilidad y policías, tanto viales como urbanos, en la Wilfrido Massieu, quienes evitaban que los taxis colectivos se estacionaran en los lugares no permitidos.
Los asistentes viales también se acercaban a los usuarios para preguntarles si abordarían un taxi colectivo, y en caso de que así fuera les indicaban en dónde tenían que hacerlo.
Los que menos sitio hacían eran los de la ruta Coloso, que sólo esperaban unos minutos el lugar que les asignaron y al no ver gente continuaban con su recorrido e intentaban detenerse frente a la tienda de conveniencia que está en la esquina de Segunda de Cristóbal Colón, pero los agentes de Movilidad y policías no se los permitieron.
De los cinco sitios que se ubicaron en las diferentes calles, el de la ruta Coloso, que está en la calle en José Luis Curiel, a un lado del estacionamiento del hotel del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, era el menos iluminado. Todas las lámparas de la calle funcionan, sin embargo la distancia entre la primera y la segunda, que es donde queda el sitio, evita que la zona quede iluminada.
También se estacionó una patrulla en Las Anclas para evitar que los taxistas subieran pasaje allí, y quienes querían abordar un taxi colectivo en la Cuauhtémoc tenían que caminar a uno de los sitios o avanzar un tramo hacia la esquina con avenida Universidad.
El pasado martes, el alcalde Evodio Velázquez Aguirre supervisó la segunda prueba de ordenamiento de los taxis colectivos amarillo con blanco que levantan pasaje en Las Anclas, y dijo que “la idea es llegas, te formas, cargas y te vas”, a fin de “ver cómo funciona” dicha medida.
