Agreden a la crítica de arte Avelina Lésper al salir de un debate con grafiteros en la Cdmx

Dos mujeres le jalan el cabello cuando daba una entrevista y un hombre le arroja un pastel en la cara cuando se dirigía a su vehículo. Fue una...

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6 agosto,2018 8:02 am
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Texto: Redacción/ Foto: Internet
Ciudad de México, 6 de agosto de 2018. El debate al que convocó la crítica de arte Avelina Lésper con grafiteros de la Ciudad de México, que se llevó a cabo la mañana del sábado en el Museo de la Ciudad terminó en una agresión contra la especialista ante las cámaras de televisión, cuando un hombre le arrojó un pastel en la cara, y antes, dos mujeres le habían jalado el cabello durante una entrevista.
El diálogo, que en los hechos se convirtió en un debate, fue a propósito de un grafiti encontrado el 11 de julio en la calle 4 Poniente esquina con Periférico Sur, que tenía la leyenda “¡Avelina Lésper me la pelas!”. La curadora publicó una fotografía en su página avelinalesper.com en la que aparece ella junto a ese grafiti, haciendo la invitación a los autores a conversar “acerca de cuál es la finalidad de estas pinturas y sobre las diferencias de calidad entre ellas, en qué limite esto puede ser arte urbano o simple vandalismo”.
La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se interesó en albergar el encuentro, que se llevó a cabo a las 11 de la mañana del sábado en el Museo de la Ciudad, cuyo patio central se llenó con 363 personas, según datos de la institución. Participaron José María Espinasa, director del Museo de la Ciudad, como moderador; el artista visual Eblem Santana y el grafitero Guillermo Heredia S.R. Niuk y Avelina Lésper.
Ahí, la colaboradora de Milenio Arte preguntó a los grafiteros: “¿qué es lo que quieren decir a la sociedad?, ¿nada más decir ‘aquí estoy’, ‘esto me gusta’, ‘esto me reafirma ante la sociedad como individuo?’ Eso lo está diciendo todo el mundo, y no están aportando nada, se están sumando”.
Durante su intervención, Lésper habló de la falta de nivel de ejecución, innovación, compromiso y rebeldía que aqueja a este tipo de expresión urbana, que ha caído en una dictadura masificada y “asimilada por los gobiernos como instrumento de demagogia.
“La propuesta estética del grafiti se sostiene en la imitación de cánones y estilos muy repetidos, copias directas de los grafitis norteamericanos. No han evolucionado los diferentes tipos de tags (como es llamada la caligrafía en el grafiti). Es una larga cadena de copias incapaces de comunicar y expresar, en donde la libertad creativa no tiene sitio y en donde incluso sus personajes representan una inmediatez estática. Están domesticados por el sistema”, aseguró Lésper sobre uno de los lenguajes urbanos y artísticos más estudiados en los últimos años.
Por su lado, el grafitero Guillermo Heredia Guillermo Heredia S.R. Niuk –considerado uno de los iniciadores del arte callejero en la Ciudad de México–, indicó: “Un grafiti necesita tres elementos: ilegalidad, transgresión y anonimato. Puede tener más elementos, incluso estéticos, pero el grafiti no depende de la estética para serlo, ese es uno de los grandes errores que tenemos actualmente”.
El artista plástico y tagger Eblem Santana manifestó: “¿cómo se puede pensar en el grafiti desde un punto donde no tenga que ver con la belleza ni elementos estéticos y que no se midan con los parámetros del arte canónico?”, además acotó que esta expresión visual es un acto de “resistencia social”, pero no un acto de manifestación en momentos de injusticia y violencia.
“Hay que dejar en claro que cada postura es válida. Creo que se puede entender el grafiti desde varias perspectivas y ninguna de ellas es verdad ni es mentira, solamente coexisten entre sí. ¿Por qué el grafiti se tiene que relacionar directamente con el arte? El grafiti funciona como una forma de comunicar”.
Para Avelina Lésper, el grafiti tiene sus curadores, sociólogos y antropólogos, “quienes llaman artista a todo el que tenga un bote de espray en la mano”.
Los grafiteros, continuó, se oponen a la crítica y establecen “una forma de dictadura social con pinturas que existen a partir del allanamiento a la propiedad pública y privada. Esa violación a los derechos ciudadanos se realiza con obras que en la inmensa mayoría carecen de originalidad y desarrollo técnico. Al igual que el arte contemporáneo VIP, se posicionan como incuestionables”.
Luego del encuentro –que duró un poco más de tres horas–, mientras Lésper hablaba para Milenio Televisión, fue jaloneada del cabello por un par de mujeres; luego, cuando ya se retiraba, un hombre se le acercó y le aventó en la cara una caja que contenía un pastel, que impactó en el rostro de la curadora.
Entrevistada al respecto en un noticiero de Milenio Televisión, Lésper recordó que ella fue quien convocó a una conversación, pero que “antes del encuentro hubo intentos de sabotaje y corrió la versión de que se había cancelado. Lanzaron cartas con declaraciones que yo nunca hice; según algunos grafiteros, no querían asistir al diálogo porque yo los insultaba y los agredía, y eran víctimas de lo que yo decía de ellos. La enorme contradicción fue que una vez que estábamos en el debate, los gritos, las agresiones verbales y las interrupciones fueron constantes. Había tal cerrazón que ni siquiera alcanzaban a escuchar mis argumentos; era simplemente un golpeteo constante en lo que tuvo que ser un diálogo”.
Explicó que al salir del recinto, “se acercó un tipo con enorme violencia y me aventó un pastel que me golpeó con mucha fuerza. Por ello me tuve que ir de allí huyendo, literalmente. La intención era hablar de un tema que, por lo que se ve, no se puede abordar si no vas a elogiar a los grafiteros, si no les dices ‘pobrecitos, son víctimas del sistema’. Imagínate, ellos son los perseguidos, pero la agredida fui yo, que iba completamente sola, mientras que ellos iban en montón. Si no vas a decirles aquello (críticas), te van a insultar, a violentar y a golpear. Ese es el resultado de hablar de grafiti en esta ciudad; entonces, ¿de qué estamos hablando?, ¿quiénes son las víctimas?”.
La autora de El fraude del arte contemporáneo denunció una “emboscada”, ya que la agresión física se fue preparando desde el tono hostil y peyorativo con el que se dirigían a ella los asistentes, y luego, al salir, cuando se dirigía a su vehículo, siempre hubo quienes la fueron grabando con sus celulares al salir del recinto, algo infrecuente, como esperando a que algo ocurriera, y finalmente, cuando el hombre le avienta el pastel, la agresión fue transmitida en vivo en Facebook, con la intención de ridiculizarla en redes sociales.
Tras los hechos la Secretaría de Cultura de Ciudad de México envió un comunicado en el que rechazó “categóricamente el uso de la violencia para dirimir controversias”.
Los grafiteros Neón y Mofor, autores del tag “¡Avelina Lésper me la pelas!”, que desencadenó el debate, evadieron la discusión porque para ellos –dijeron en una carta abierta que difundieron en redes sociales– la postura de la crítica de arte es “adultocentrista”.
En la entrevista telefónica que transmitió Milenio Televisión, la especialista sostuvo: “¡Avelina Lésper no se la pela a nadie!”.
 

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