Alienta la astrofísica Jocelyn Bell a las mujeres a no doblegarse a pesar de la discriminación

Aunque la astrofísica irlandesa Jocelyn Bell hizo el hallazgo en 1967 a los 24 años, en 1974 se concedió el Premio Nobel de Física al científico Antony Hewish.

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24 septiembre,2018 8:14 am
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Texto: Dulce Soto / Agencia Reforma/ Foto: Internet
Ciudad de México, 24 de septiembre de 2018. La primera batalla de la astrofísica irlandesa Jocelyn Bell sucedió cuando tenía 12 años.
Nacida en 1943, asistió a una escuela donde los niños y niñas eran divididos, recuerda en entrevista.
“A los hombres les daban ciencia, a las mujeres nos daban cocina y cosas de ese tipo. No había preguntas. No había forma de alegar”, describe.
Sin embargo, estas clases no lograron que Bell dejara de pensar en el “grande” y “misterioso” universo, hasta que estudió Física en la Universidad de Glasgow y un doctorado en radio astronomía en la Universidad de Cambridge.
“En la noche, ver el cielo estrellado, es algo que te mueve. Y sobre todo estudiar algo tan grande como las estrellas y las galaxias”, destaca.
Precisamente, mientras estudiaba el doctorado, Bell trabajó con su profesor Antony Hewish y otros investigadores en la construcción de un radiotelescopio que permitiera estudiar los cuásares, objetos brillantes del universo que se forman cuando un agujero negro comienza a absorber materia, y que recién habían sido descubiertos.
La astrofísica analizó los datos recabados por el radiotelescopio y descubrió marcas inusuales en el registro, con pulsos regulares.
Bell descubrió así, a los 24 años, la primera evidencia de un púlsar, que es la manifestación visual de una estrella de neutrones o el residuo estelar que deja la explosión de una supernova.
Los púlsares fueron fundamentales para la astronomía porque han permitido contrastar la teoría de la evolución estelar.
Por este hallazgo, en 1974 se concedió el Premio Nobel de Física al científico Antony Hewish, pero no a Bell.
La astrofísica cosechó más logros científicos, fue profesora y actualmente asesora a otros en el estudio de objetos del universo de vida corta, que brillan y desaparecen y no se sabe qué son.
El 6 de septiembre recibió el premio especial Breaktrough en Física Fundamental, que consta de 3 millones de dólares, por haber sido la verdadera descubridora de los púlsares en 1967.
Aunque Bell considera que el suceso del Nobel no tuvo la intención de ignorar el trabajo de una científica, admite que incluso ahora sigue siendo complicado que se reconozcan los aportes de las mujeres.
“Hay que trabajar por el reconocimiento de las mujeres porque, sin mujeres en ciencia, se pierde una gran parte de lo que el ser humano puede hacer ahí”.
No obstante, es alentador el mensaje que dedica a otras profesionistas la mujer que sí levantó “cabeza en la ciencia de las estrellas”: “Manténganse tratando, sigan intentando y no se den por vencidas demasiado pronto”.
 

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