En sólo tres días suman acusaciones contra miembros de otros gremios: @MeTooEscritores @METooCineMX @PeriodistasPUM @MeTooCreativos @metoomusicamx @MeTooFotografos @metooartesmx @MeTooEmpresario @metootechmx @MeTooAbogadosMx @MeTooMedicina @MeTooActivista1 @metootuiteros @metooteatromx
Con este tuit que @andydlbm publicó el domingo, se hace evidente una de las grandes problemáticas que padecen las mujeres en cualquier esfera social.
A partir del hashtag #MeTooEscritoresMexicanos, que el sábado fue tendencia a nivel nacional, se creó la cuenta @MeTooEscritores, que publica testimonios de acoso señalando a autores reconocidos, reservando la identidad de las víctimas.
En sólo tres días, al movimiento en redes se suman acusaciones contra miembros de otros gremios. Primero @MeTooAcademicos y luego @MeTooCineMx, @MeTooTeatroMx, @MeTooPoliticos, @metoomusicamx, @metooartesmx, @MeTooPeriodista y @MeTooMedicina.
“Estamos hartas. Porque en el medio académico, como en todos, encontramos cada día testimonios de estudiantes, docentes e investigadoras que han sido violentadas de distintas maneras por profesores, investigadores, sus propios colegas”, escribió a Reforma el colectivo a cargo de la cuenta @MeTooAcademicos.
“La mayoría de estos casos están silenciados por miedo a represalias, porque muchos de quienes han cometido abusos se encuentran en espacios de poder, porque son conocidos y renombrados, o abiertamente han amenazado a las mujeres para que mantengan el silencio”.
Aunque en algunos casos existe una carpeta de investigación, indicó el colectivo, no hay un seguimiento puntual ni exitoso de las instituciones públicas.
Entonces, cuentas como @MeTooAcademicos son espacios seguros para quien decide revelar su testimonio.
“Que sepan que no están solas, que gracias a sus testimonios muchas otras pueden denunciar”, explicó el colectivo, que ha recibido casos ocurridos en la UNAM, IPN y en la Facultad Libre de Derecho de Monterrey.
“Estas historias muchas veces son secundadas por otras que pasaron por las mismas experiencias y se han generado redes de apoyo, no sólo virtuales, sino presenciales, afectivas, emocionales para hacer frente a estos casos, incluso de manera legal”.
El movimiento #MeToo surgió en el 2017 en Hollywood cuando se revelaron casos de violación, acoso y otras agresiones del ex productor Harvey Weinstein, quien en junio enfrentará un juicio en Estados Unidos.
En noviembre de ese año surgió en Monterrey la plataforma Acoso en la U, donde se denunciaron casos de hostigamiento en universidades.
Uno de los agresores señalados fue despedido del Tec y la iniciativa, ahora asociación civil, logró que las casas de estudios implementaran protocolos contra el acoso.
“Esto está hecho para que nosotras como jóvenes seamos prevenidas, que sepamos con quienes no deberíamos interactuar, no ser el siguiente caso”, opinó Nínive Vargas, cofundadora de Acoso en la U.
Aunque la mayoría de las cuentas relativas al #MeToo están vinculadas a gremios creativos y humanísticos, la violencia y el acoso no son exclusivas de estos ambientes.
“Lo que revela esto es que hay un problema estructural más allá de los individuos. Son prácticas de violencia y machismo súper comunes, tristemente”, destacó por separado una escritora, quien pidió anonimato.
“Donde hay poder siempre va a haber uso de poder. No sólo se trata de sexo, ligue, acoso sexual, también tiene que ver con violencia física”.
Al igual que Vargas, la experta en igualdad de género, Lumi Velázquez, señaló que la impunidad legal y la poca efectividad judicial orillan a las víctimas a buscar otros medios para evidenciar las agresiones.
“Es una manera de desnormalizar la violencia y esto posibilita transformación legal, social, económica. Posibilitar que esto no suceda a largo plazo es un reto, y es a través de la educación en el respeto, que las mujeres no seamos sumisas, tener otros ejemplos a seguir”.
Contra el silencio
Velázquez recordó la historia de Ana Vidu. Actualmente ella es investigadora posdoctoral de la Facultad de Derecho de la Universidad de Deusto, pero cuando cursaba su carrera en la Universidad de Barcelona fue hostigada por un académico.
En el 2011 se convirtió en la primera en la historia de la institución en poner una denuncia sobre un docente. Se sumaron 13 casos que trascendieron hasta la Fiscalía de aquella ciudad.
Esto hizo que emprendiera una tesis sobre acoso en universidades, incluso de Estados Unidos, y fundara la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en las Universidades.
“Es muy importante que salgan los casos porque así podemos hacer consciente que es un problema”, expresó Vidu, ganadora de un Globo de Oro por su papel en el documental Voces contra el silencio, producido por RTVE.
“Por un lado el acoso disminuye, la impunidad con la que el acosador actúa disminuye. Por otro lado, el empoderamiento de las víctimas es clave para que continúen con sus carreras, porque sabemos que las consecuencias son muy duras”.
Anabel Molina, integrante de Feministas Tec e investigadora sobre género en educación y práctica jurídica, consideró que los gremios literarios y del cine son cerrados.
Ahí difícilmente se pueden establecer protocolos contra el acoso, a diferencia del gremio académico, que está ligado a universidades e instituciones con una estructura.
“La presión va a tener que ser política para exigir algún tipo de ley, mucho ruido para que las instituciones se sientan obligadas a seguir las exigencias de las mujeres que quieran denunciar”, dijo Molina.
Luego de convocar la tarde de ayer a una reunión masiva de mujeres violentadas, hoy un colectivo de mujeres de diversas áreas publicaron una carta:
Texto: Teresa Martínez / Agencia Reforma / Foto: DPA
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