Aunque Gabriela Mistral estuvo en Guerrero, hay muy pocos testimonios, dice la chilena Carla Ulloa

Sí encontré pruebas de que la poeta y Premio Nobel estuvo en Taxco y Cacahuamilpa, pero no de que visitó Acapulco, dice en entrevista la autora del libro...

486 0
1 noviembre,2022 10:09 am
486 0

Sí encontré pruebas de que la poeta y Premio Nobel estuvo en Taxco y Cacahuamilpa, pero no de que visitó Acapulco, dice en entrevista la autora del libro “Gabriela Mistral en México (1922-1924) La construcción de una intelectual”

Acapulco, Guerrero, 1 de noviembre de 2022. Los viajes realizados hace cien años ya por la poeta, diplomática, profesora y pedagoga chilena Gabriela Mistral a estados como Guerrero, donde visitó Taxco y Acapulco, le permitieron vivir de primera mano una revolución educativa y cultural así como también adquirir confianza sobre sí misma y coleccionar temas que se volverían propios en su trabajo poético.

Así lo aceptó la historiadora chilena Carla Ulloa Inostroza, quien el pasado 10 de octubre presentó en la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México su libro Gabriela Mistral en México (1922-1924) La construcción de una intelectual, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el marco del centenario del viaje a México (1922) de Mistral, ganadora además del premio Nobel de Literatura 1945, recordó en charla telefónica que este libro es resultado de una serie de investigaciones realizadas a lo largo de cinco años y relacionadas con su tesis doctoral en la UNAM contando con un apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

“El objetivo de esa tesis era descubrir lo que Gabriela había hecho en México durante su primer viaje a México (posteriormente a finales de los años cuarenta regresaría) porque hasta este momento no se conoce todo el itinerario a cabalidad sobre su primer viaje”, recordando que la poeta llegó en julio de 1922 al puerto de Veracruz invitada por el entonces secretario de Educación José Vasconcelos, quien había desatado sobre el país una gran movilización general en favor de la enseñanza rural.

Lo anterior, teniendo como pieza fundamental el programa Misiones culturales en el que un grupo de expertos que en conjunto con los maestros que capacitaban, investigaban sobre la comunidad para saber las características de la gente, qué pensaba, cómo vivía y cuáles eran sus problemas.

Luego, el gobierno presentaba un programa de trabajo que se llevaba a cabo durante las tres semanas siguientes con la participación de la propia comunidad.

Fue así que Gabriela Mistral, de apenas 33 años, en compañía de la profesora Amantina Ruiz y de la escultora Laura Rodig y recibida de forma sencilla pero amorosa, quedó impresionada por el tamaño del movimiento en que se encontraría inmersa ya que si bien venía por dos meses, se quedó un par de años dándole la oportunidad además, de conocer a su amiga y futura compañera de vida, Palma Guillén de Nicolau, una maestra mexicana con la que viajó en tren, en camión, a caballo y en mulas por comunidades de Hidalgo, Morelos, Puebla, Michoacán, Oaxaca, Jalisco, Querétaro, Veracruz y Guerrero.

Lamentablemente, señaló la historiadora que además es docente en la propia UNAM, hay poco, prácticamente nada, respecto al trabajo que realizó en Guerrero la poeta chilena existiendo sólo dos referencias testimoniales al respecto: documentos describiendo apenas un viaje a Taxco de enero de 1923 y una carta de la propia Guillén de Nicolau que, según otras fuentes, escribió en Italia en 1966 y que sirve de prólogo para el libro Lecturas para mujeres. Gabriela Mistral (1922-1924), de Editorial Porrúa.

“Lo que yo encontré sobre Guerrero es que Gabriela Mistral estuvo en las grutas de Cacahuamilpa”, dijo, recordando que de ello también hay testimonio en su crónica del mismo nombre, añadiendo que hay documentos que la ponen en tren recorriendo parte la entidad a lado del propio Vasconcelos y toda una comitiva rumbo a Puebla.

No obstante, no hay detalles ni testimoniales sobre su visita a Acapulco en esas fechas más allá de la carta de Guillén pero aseguró que dicho viaje “es probable porque ya para la época Acapulco era una ciudad visitada por sus playas porque era un lugar muy bonito”.

Del mismo modo ocurre con su poema Cajita de Olinalá, cuya génesis se desconoce, además de algunos textos alrededor de Vicente Guerrero y la Independencia de México.

“Seguramente tuvo mucha conexión con personas nacidas en el estado de Guerrero”, imaginó la historiadora.

“Revisé prensa –principalmente de la ciudad de México–, informes, cartas y todos los documentos escritos por ella y sí, aparece el nombre de Guerrero pero a grandes rasgos, no con el detalle que se da en otros casos donde sí tenemos mucha claridad de su estadía”, indicando que durante estos años de trabajo se vio con el hecho de descartar mucha información falsa sobre la visita de la poeta al país.

Ante ello, Ulloa Inostroza solicitó a quienes pudieran tener alguna información al respecto (fotografías, crónicas de la época, relatos orales) la pudieran compartir pues incluso hay escuelas en Acapulco bautizadas con el nombre de Gabriela Mistral, indicando que debe haber en algún lado descendientes de maestros o funcionarios que quizás la hallan conocido y documentado el hecho en sus archivos personales, en sus diarios.

Mientras tanto, aseguró que “México es para Gabriela Mistral un tema de investigación, un tema de escritura constante a lo largo de toda su carrera pero también en términos espirituales, humanos, ella tiene muchas amigas y amigos mexicanos pero sobre todo” fue en este país donde conoció a su pareja por más de diez años, la maestra Palma Guillen.

“El gran aporte de sus viajes por México en el pensamiento de Gabriela Mistral sería en primer lugar, en términos de la importancia de vivir una revolución, un momento revolucionario donde ella, lo dice en sus propias palabras: se está repartiendo el techo, el pan y el libro, y eso lo impacta fuertemente”.

“México la conmueve profundamente, la politiza todavía más, le da la dimensión de lo que pueden hacer las y los poetas cuando tiene presupuesto y poder”.

Asimismo, ella adquiere confianza en sí misma y eso no era algo que fuera común en ese entonces, resaltó la investigadora; “en 1920 no había feministas en México, había muy poquitas y ella adquiere actitudes de feminista”.

“En México adquiere esta confianza, y también adquiere temas que la acompañarán por el resto de su obra”.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano

In this article