José Nazarín Vargas Armenta*
Hace 164 años Juan N. Álvarez, Ignacio Comonfort, Florencio Villarreal y otros liberales, se levantaron en armas tras promulgar el Plan de Ayutla, que entre otros puntos contenía dos fundamentales: el desconocimiento del gobierno de Antonio López de Santa Anna y la elección de un Congreso constituyente. Este hecho marcó de forma trascendental la vida pública del país que, en el siglo XIX, se encontraba en constante convulsión política tratando de encontrar la instauración constitucional del gobierno.
Ahora, de nueva cuenta a más de siglo y medio, el pueblo de Ayutla de los Libres vuelve a estar en el tintero de la historia, pero esta ocasión lo ha hecho ejerciendo un derecho humano, político-electoral, para definir la forma de gobierno y su modelo de elección.
Este proceso inició hace casi cuatro años, cuando se recibió la solicitud de autoridades y ciudadanos para que se consultara a los ayutlenses sobre la forma de elección de sus autoridades municipales. Por su parte, el Instituto Electoral desarrolló el procedimiento de consulta bajo dos opciones: sistema normativo interno (usos y costumbres) o sistema de partidos políticos, obteniendo la mayoría de votos la primera de ellas. Seguidamente, se inició la construcción de la normativa para llevar a consulta el diseño del modelo de elección que permitió, el 15 de julio, elegir la forma que habrían de adoptar sus autoridades y su método electivo. En este sentido cabe destacar que el marco normativo que ha regido el desarrollo de este proceso fue construido, consensado y aprobado en conjunto con el pueblo ayutlense, bajo los principios constitucionales que rigen la vida democrática de nuestro país.
Como en toda construcción social, hubo diferencias de ideas que es parte de la democracia y por ello, las encontramos en todos los ámbitos de la vida, desde la privacidad de los asuntos familiares hasta en el concierto de la vida pública, porque constituyen una riqueza indispensable para impedir el pensamiento único. Por tanto, es preciso reconocer que la construcción del modelo de este proceso electivo no fue la excepción, naturalmente existieron diferencias que se expresaron en dos posiciones enmarcadas en las opciones de la consulta. En este contexto, lo trascendental ha sido la adopción de las vías institucionales, del diálogo y la aspiración hacia el bien común, como las herramientas por excelencia que dirimieron todas las controversias y divergencias.
Ante los augurios negativos por lo novedoso y complejo del proceso, el pueblo de Ayutla ofreció un ejemplo de democracia y de organización social y, en ello, indiscutiblemente, la participación de las instituciones electorales, de derechos humanos, observadores, asociaciones civiles y de las instituciones del estado de Guerrero, coadyuvaron a generar las condiciones adecuadas para que en plena libertad los ayutlenses decidieran su futuro.
El proceso electivo inició con la constitución de la Asamblea Municipal de Representantes como máximo órgano de decisión, conformada por dos representantes (hombre y mujer con sus suplentes) de cada una de las 140 comunidades, colonias y barrios. La siguiente etapa fue la elección del tipo de órgano de gobierno, bajo dos modelos: Concejo Municipal por Jerarquía o Concejo Municipal Comunitario, siendo votado mayoritariamente el segundo modelo. Por último, se eligieron a tres coordinares (dos hombres y una mujer), uno por cada etnia: mixteca, mestiza y tlapaneca.
Ahora, corresponde a los tres coordinadores del Concejo Municipal Comunitario la integración de la estructura administrativa del Ayuntamiento. Este es el reto, la construcción de un gobierno municipal bajo una nueva organización social y política.
Por último, es imprescindible evitar a toda costa cualquier interpretación que abone a la polarización social en Ayutla, por ello, la lectura que debe darse a este proceso electivo debe hacerse en términos del ejercicio de un derecho y de la libertad de un pueblo que ha decidido una forma de organización social y política diferente al modelo político-electoral actual y la conformación clásica de los Ayuntamientos. De esta manera, de nueva cuenta, Ayutla vuelven a estar en el tintero de la historia de Guerrero y del país.
*Doctor en Derecho, Académico de la UAGro y presidente del IEPC del Estado de Guerrero.
