Abelardo Martín M.
Para nadie es ajeno que Guerrero es, sin lugar a dudas, uno de los estados en donde la violencia originada por la marginación, la pobreza y la falta de gobierno, alcanzó niveles más allá de la alarma.
Los acontecimientos cotidianos, derecho de piso, asesinatos, secuestros, robos y un muy largo etcétera, son la mejor prueba, por un lado, de la debilidad o ausencia de autoridades que hayan podido enfrentar oportunamente, sobre todo, la problemática que padecen los guerrerenses; algunas zonas por una razón y muchas más por otras distintas, el caso es que las muertes diarias, el desempleo, la ausencia de inversiones y el consistente proceso de descomposición se agrava minuto a minuto.
El gobernador Héctor Astudillo heredó un Guerrero descompuesto y con gobiernos irresponsables que fueron omisos o incapaces para atender los focos rojos que estaban ya prendidos en todo el estado, por diversas causas o componentes, pero en los que el común denominador es la falta de servicios, oportunidades, la injusticia campea por todo el territorio guerrerense, como ocurre también en la mayor parte del país.
Creyó que su sola presencia resolvería los problemas y repitió métodos o procedimientos que sus antecesores ya habían aplicado y los resultados, ya casi a la mitad de su administración, son los mismos que los alcanzados por sus predecesores. La regla es la misma. A los mismos métodos, iguales resultados.
Hoy, sin embargo, parece estar frente a lo que pudiera ser un “borrón y cuenta nueva”. Político experimentado que es, Astudillo ya vio que el presidente López Obrador va con todo para resolver desde la raíz los problemas y el gobernador de Guerrero parece ya haberse sumado a la Cuarta Transformación de la República.
A menos de un mes de su primera visita, el presidente Andrés Manuel López Obrador regresó a Guerrero durante dos días sucesivos, primero en Iguala, donde puso en marcha el Programa de Becas “Benito Juárez”, y al día siguiente en Ciudad Altamirano, para iniciar la entrega gratuita de fertilizantes a los productores agrícolas de la entidad.
Desde el primer día de su gobierno, López Obrador destacó la relevancia que tendría en el sexenio el sur del país; anunció entonces el programa de entrega de fertilizantes que se haría en algunos estados específicos, aunque ahora refirió la decisión de hacerlo sólo en Guerrero.
También se han destacado los apoyos que se entregarán a los alumnos desde la educación básica hasta la universitaria. A estas becas accederán 13 millones de estudiantes, quienes más lo necesitan, según las cifras dadas a conocer.
Es significativa la atención presidencial al estado, en un caso con un programa singular que intenta darle opciones al pueblo para incrementar la productividad del campo, producir alimentos y generar mayores ingresos en el medio rural, especialmente quebrar el destino de miseria, hambre física y cultural y de marginación permanente.
En el caso de las becas, también es notable que se haya escogido Iguala, donde López Obrador explicó que así se hizo “para hacerle un homenaje a los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa”, pues es una prioridad de su gobierno saber dónde están, para lo cual se ha formado una comisión y se favorecen las investigaciones encaminadas a la ventilación de las causas de ese grave problema.
A estas giras asistió el gobernador Héctor Astudillo, quien había externado que tal vez no acudiría a las visitas del presidente luego de que en la primera, en Tlapa, fue abucheado por la gente. Pero esta vez se le vio muy contento, no ocurrieron incidentes y por el contrario hubo reconocimientos y agradecimientos mutuos.
Han sido días buenos para el gobernador, pues en la semana se anunció que los banqueros decidieron celebrar su Convención Nacional en Acapulco, sobre lo cual había dudas, y con ello se completa una agenda turística estatal en la que habrá eventos de primer nivel en las siguientes semanas y meses: el Abierto Mexicano de Tenis, el Tianguis Turístico Acapulco, la competencia Spartan Race, la Copa Mundial de Tiro, así como la Carrera Tour de France, y la Convención Bancaria ya mencionada.
En contraposición a estas buenas noticias, por desgracia no ha cesado el deterioro de la vida en Acapulco y en todo Guerrero, como producto de la inseguridad.
Balaceras, enfrentamientos armados, ejecuciones, cadáveres que son arrojados en plazas públicas, carreteras o caminos, son las noticias en los medios que cotidianamente recibimos.
El fin de semana se anunció el arribo de más fuerzas federales para revertir el clima de violencia. Pero llevamos años así y la salida de desplegar militares y policías ya hemos visto que no soluciona nada. No se ve cómo esta vez sirva de algo.
Sabremos en el futuro cercano si la atención presidencial y la buena relación del poder federal y el estatal logran algún resultado. Porque los delincuentes siguen desatados, y muy alebrestados.
