Unas mil personas asistieron la noche del lunes al Auditorio del Estado a ver la puesta en escena en el Festival Internacional Cervantino, y con nutridos aplausos demostraron la aprobación por el trabajo.
Guanajuato, 23 de octubre de 2019. La carta fuerte del estado de Guerrero para la edición 47 del Festival Internacional Cervantino se presentó la noche del lunes con el éxito esperado.
Sí, porque la obra interdisciplinaria Matices, resultó tan arriesgada como propositiva por una acertada mezcla de elementos musicales, dancísticas y literarios.
La música original compuesta para esta obra, a cargo de Cuauhtémoc Tavira, de la dinastía calentana del mismo apellido; el virtuosismo de la interpretación a cargo de la Orquesta Filarmónica de Acapulco y la coreografía creada por el decano de la danza guerrerense Serafín Aponte y estupendamente representada por los miembros de la Compañía de Danza Contemporánea de Acapulco, marcaron un hito en el arte y la cultura guerrerense.
Unas mil personas asistieron la noche del lunes al Auditorio del Estado a ver la puesta en escena y quienes con nutridos aplausos demostraron la aprobación por lo visto.
Matices corría el riesgo de convertirse en una propuesta que o bien podría caer en una serie de cuadros costumbristas, o un mosaico en el que no pudieran embonar correctamente sus elementos artísticos. Pero no fue así, sino todo lo contrario.
Porque la música compuesta por Cuauhtémoc Tavira resultó, por decir lo menos, sorprendente. Su trabajo que consta de cinco sones adaptados, arreglados y orquestados por él, son la columna vertebral del espectáculo, y en ellos se encuentra una paleta sonora que, siendo innegablemente modernos, rescata la naturaleza bucólica de la música calentana.
Las piezas Matices 1, dividida en Sublime y Camino a mi tierra; Aires de Tierra Caliente, Delirio calentano y El otro lado de la luna, así como el danzón Apasionado, muestran de golpe y porrazo a un virtuoso compositor, a un destacado creador que, ocupado en mantener una tradición de siglo y medio de la música calentana, se revela como uno de los valores culturales de Guerrero cuya historia está aún por escribirse. Cuauhtémoc Tavira es desde ahora un músico que será un referente de la cultura guerrerense para esta y las próximas generaciones.
Sus composiciones fueron magistralmente interpretadas por la experimentada Orquesta Filarmónica de Acapulco que, de la batuta del maestro Eduardo Álvarez, logró traducir fielmente la sensibilidad del autor calentano. La OFA corroboró una calidad interpretativa puesta a prueba desde su origen –hace 21 años–, refrendando su primerísima calidad y manteniendo, sin duda, el orgullo que todos los guerrerenses sentimos por ella.
Y a todo ello se sumó la mano del coreógrafo Serafín Aponte, un avezado maestro de la danza, quien trabajó muy de cerca con Cuauhtémoc Tavira para representar con el trabajo corpóreo de los miembros de la Compañía de Danza Contemporánea de Acapulco la historia narrada.
De entrada Aponte encontró en el paisaje calentano la correspondencia con la mítica Comala de Juan Rulfo, de ahí que sus ejecutantes también reciten parte de los textos rulfianos durante sus evoluciones.
Como lo explicó él mismo, ese tono rulfiano de soledad y abandono, se asemeja mucho con lo que hoy es la Tierra Caliente, asfixiada por la violencia, pero con una salvedad: que detrás de ello aún existe la esperanza de sus habitantes por una vida mejor, mensaje que se ofrece al final de la obra.
El tema de la migración subyace también a lo largo de la propuesta dancística, de ahí que las evoluciones se centren muchas veces en la languidez del abandono en los cuerpos de los ejecutantes, que contrastan posteriormente con la vitalidad del calentano a negarse a un destino aparentemente desesperanzador y que Aponte representa al incluir un potente zapateado de sus bailarinas.
Así, Aponte encuentra también en las evoluciones dancísticas plenas de fuerza un sentido del jamás rendirse ante un destino yermo y desalentador.
Finalmente la parte lírica de la obra estuvo a cargo de Los Hermanos Tavira y sus bailarines de los gustos y sones de la Tierra Caliente, quienes interpretaron piezas de esa familia como La tortolita, El gusto federal y La pichacua.
Precisamente la ejecución dancística de las dos parejas que acompañan a los Tavira, fue lo que motivó la mejor respuesta de los asistentes al teatro.
En suma, con Matices, se abre un universo de posibilidades para la cultura guerrerense, que debe acompañarse con el apoyo significativo de nuevas y agresivas políticas culturales, sin las cuales este resurgimiento cultural puede caer en el olvido.
Llenan Fito Páez y la OSUG la Alhóndiga de Granaditas
Por su parte, el cantautor Fito Páez (Rosario, 1963) y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) brindaron un recital lleno de rock y recuerdos en el Cervantino. La explanada de la Alhóndiga de Granaditas fue la sede donde sonaron más de 20 éxitos del también director de cine y novelista.
Elegante, de color amarillo, Fito Páez cantó: “Comienza el día y una luz sentimental nos envuelve, vuelve, se va”, primeras líneas de la canción Cadáver exquisito, tema perteneciente al disco Euforia, grabado en vivo en 1996, la cual hizo gritar a los asistentes.
Con casi cuatro décadas en la escena musical y reconocido como uno los exponentes más importantes del rock en español, Páez continuó interpretando canciones como 11 y 6, Giros y Al lado del camino, informó El Universal.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando se escuchó el tema El amor después del amor; los jóvenes y los no tanto la corearon a todo pulmón, mientras tanto un improvisado se quitaba la playera, desafiando el frío.
¡Olé, Olé, Fito, Fito!, exclamó el público, para que después el argentino cantara los últimos temas: Yo vengo a ofrecer mi corazón, Dar es dar y Mariposa technicolor.
Después de su presentación en Guanajuato, Páez se presentará el viernes en la Plaza de Armas de Saltillo, Coahuila, dentro del Circuito Cervantino, el cual lleva algunas presentaciones a diferentes estados de la República.
Texto: Redacción / Juan Carlos Moctezuma R. / Enviado / Foto: El Sur
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