Colombia ante la segunda vuelta

Gaspard Estrada

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30 mayo,2018 6:51 am
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Gaspard Estrada*
 
El pasado domingo, los colombianos fueron a las urnas para elegir a su futuro presidente de la República. Como lo preveíamos en este espacio la semana pasada, el senador del partido Centro Democrático (derecha, dirigido por el ex presidente Álvaro Uribe), Iván Duque, y el ex alcalde de Bogotá, del movimiento Colombia Humana (izquierda), Gustavo Petro, llegaron a la segunda vuelta, que se llevará a cabo a mediados del mes de junio. Por su parte, el candidato centrista Sergio Fajardo, ex alcalde de la ciudad de Medellín, quedó en tercer lugar, pero bastante cerca de Gustavo Petro, con poco menos de 200 mil votos de diferencia.
Si bien este resultado no sorprende, el futuro político de Colombia está más que nunca en el aire. En efecto, si hacemos la suma de los votos de Petro, de Fajardo y de Humberto de la Calle, el candidato del Partido Liberal que obtuvo poco más del 2% de los votos, la hipótesis de una victoria de Gustavo Petro, y de manera más general, del bloque político a favor del mantenimiento del acuerdo de paz, se vuelve plausible. Sobre todo si el partido más cercano al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, el Partido de la U, decide dar su apoyo a Gustavo Petro en aras de la defensa de ese acuerdo. Si bien el ex alcalde de Bogotá es visto con escepticismo por buena parte de las élites colombianas, la amenaza que representa el regreso al poder del Uribismo por la vía de Iván Duque podría provocar un realineamiento electoral de parte de fuerzas de centro, inclusive conservadoras, que están en el gobierno, y que tienen como principal objetivo evitar una alternancia en el poder.
En efecto, desde la primera victoria de Juan Manuel Santos, contra el matemático Antanas Mockus, en 2010, la prioridad absoluta del gobierno ha sido negociar un acuerdo de paz duradero con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde antes de asumir Santos como presidente, diversos encuentros secretos se llevaron a cabo, con el auspicio del entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que quería de esta manera mandar una señal de distensión hacia Santos. La idea inicial del gobierno colombiano y de la guerrilla era anunciar este acuerdo a la opinión pública únicamente después de que este último hubiese sido concretado, para evitar que las presiones de la oposición uribista, de sectores del empresariado y del ejército, se movilicen para evitar la firma de tal acuerdo. Es por eso que las negociaciones de paz se llevaron a cabo desde el principio en Cuba, para preservar la confidencialidad de los encuentros.
Sin embargo, conforme fueron pasando los meses, la información comenzó a filtrarse en los medios políticos y periodísticos, de tal suerte que los líderes de la oposición, empezando por el ex presidente Álvaro Uribe, también se movilizaron para evitar que este acuerdo llegara a buen puerto. Para ello, un miembro de su entorno filtró a los medios de comunicación la existencia de contactos secretos entre el gobierno y las FARC, con el objetivo de evitar que se firmara rápidamente un acuerdo. En respuesta a eso, el gobierno anunció que el equipo negociador por parte del gobierno estaría compuesto no solamente por miembros del gabinete de Santos, sino que se incluiría también a miembros del ejército, y del sector empresarial. Con esta jugada política, el gobierno logró disminuir las resistencias internas de estos dos poderes fácticos a este acuerdo de paz.
Hoy en día, esta mayoría política se encuentra frente a un dilema mayor: apoyar al candidato de la izquierda, que causa desconfianza en las élites, pero que paradójicamente podría ser el vector de la continuidad del proceso de paz por el cual el gobierno y el presidente Juan Manuel Santos se empeñaron desde 2010, o apoyar al candidato preferido por las élites, que tiene en mente romper con el legado del presidente Santos. Dentro de algunas semanas, sabremos si esta mayoría política que existe desde algunos años se mantiene, o da pie a una nueva fuerza política dominada por los mismos de siempre.
* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada

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