San Diego, California, 1 de octubre de 2017. Gracias a éxitos taquilleros como Dos policías rebeldes, El Día de la Independencia y la saga de Hombres de negro, en los 90, Will Smith formó parte todavía de una época de gloria en Hollywood en la que había ídolos inalcanzables.
Pero ahora, considera que con las redes sociales y la exposición que tiene cualquier usuario a través de lo viral, las reglas del juego han cambiado y él busca integrarse en esa exigencia de cercanía que el público busca con su artista por medio del ciberespacio.
Smith fue en su momento un rey de la taquilla que ganaba hasta 30 millones de dólares por película y todo mundo lo conocía. Actualmente, busca navegar al mismo ritmo frenético de los millenials.
“He tratado de adaptarme poco a poco a esas nuevas demandas de la gente, de los nuevos públicos y de las exigencias de la industria moderna. Es un proceso al que debo de adecuarme o quedaré obsoleto.
“Cuando salí en El príncipe del rap, la gente me veía en la calle y me gritaba: ‘¡Will, Will!’. Luego, El Día de la Independencia salió, y empezaron a referirse a mí como ‘Señor Smith’. Ahora, hay públicos que ni saben quién soy”, reconoce en entrevista.
Incluso, suelta nombres de colegas como Madonna y Tom Cruise, quienes para no quedarse marginados de jóvenes audiencias, han tenido que compartir situaciones de su vida por medio de la red.
“Ya no estamos en esos tiempos en los que todas las estrellas eran intocables, como ellos, a los que todo el mundo adoraba. La dinámica ha cambiado por completo: ahora se intentan crear relaciones amistosas entre los fans y los famosos. Todos están conectados, comparten fotos y se hacen comentarios”, asegura.
Parte de ese proceso de adaptación ha sido su reciente relación creativa con Netflix, compañía streaming para la que protagonizará la película de fantasía y acción Bright, dirigida por David Ayer (Escuadrón suicida).
En la cinta, que se estrenará el 22 de diciembre en el mundo, Smith da vida a un policía que debe socializar con su nuevo compañero, un orco (Joel Edgerton), en la violenta ciudad de Los Ángeles.
“Como el modelo de negocios de Netflix se basa en sus suscriptores, su margen de riesgo es distinto al de un estudio. Ellos sí pueden hacer una cinta clasificada para adultos, como esta, de 170 millones de dólares.
“Un estudio jamás se permitiría eso, pues seguramente se quedarían sin trabajo. Cuando un estudio gasta ese dinero en una película, casi la deben hacer para adolescentes y niños. No toman riesgos”, asevera el histrión de 48 años.
Texto: Rodolfo G. Zubieta- Agencia Reforma/ Foto: EFE