Crece el nerviosismo

Abelardo Martín M.

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5 junio,2018 6:56 am
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Abelardo Martín M.
 
Se atribuye a don Jesús Reyes Heroles, uno de los más reconocidos priístas del último tercio del siglo XX, la frase muy utilizada de que, en política, “lo que parece… ¡es!”.
En efecto, se afirma también, en refuerzo de esta consigna, que si parece pato, nada como pato y grazna como pato… ¡es pato!
En todo el país, especialmente en Guerrero, la violencia y el miedo son el signo característico del estado de ánimo social. Más allá de la grave pobreza, marginación, retraso de millones de personas en México (Guerrero es también el mejor botón de muestra), la inseguridad campea en todos los rincones de la entidad.
A esta realidad, producida porque los gobernantes cada vez pueden menos con la gobernabilidad, se añade ahora el terror del priismo y el panismo por perder las próximas elecciones federales, estatales y municipales que se efectuarán en menos de un mes y en las que se da como muy probables ganadores a buena parte de los candidatos de Morena, encabezados en la candidatura para la Presidencia de la República por Andrés Manuel López Obrador.
Gobernadores priistas y panistas no encuentran la forma de revertir el crecimiento del político tabasqueño. Sin embargo, el gobernador Héctor Astudillo negó que su gobierno esté en campaña, aunque muchos sectores del pueblo vean, sin sorpresa, que el activismo por repartir beneficios sociales a cambio de votos para el PRI está a todo lo que da.
Asimismo, el alcalde con licencia de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, intenta un extraño e imposible retorno al Ayuntamiento de cuya titularidad se separó en octubre del año pasado. Los mismos diputados que le otorgaron entonces la licencia se han negado en tres ocasiones sucesivas a devolverlo al cargo. Esta última vez, incluso, en lo que algunos consideran desacato a una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ordenó su reincorporación, en un plazo perentorio que concluyó el pasado viernes. Los legisladores no comen lumbre, y en respuesta a la resolución acordaron interponer un recurso de aclaración; no es que se nieguen a cumplir un sentencia, es que necesitan explicarles cómo.
El pleito legal seguirá su curso, aunque todo el mundo sabe que la licencia solicitada en octubre no surgió de la nada, fue el último recurso que tuvo Leyva para evitar la revocación de mandato que se alistaba precisamente en el Legislativo local, porque en dos años de su mandato se peleó con el gobernador, con los legisladores, con los empresarios, con los trabajadores municipales, y la gota que derramó el vaso fue la crisis de la basura, que por aquellos sus días finales se acumulaba en las aceras de las calles de la capital guerrerense. Por otro lado, en los pasados meses se han acumulado observaciones de la auditoría estatal sobre su gestión. Sólo de 2016 hay irregularidades por más de 71 millones de pesos, por falta de documentación comprobatoria, servicios pagados sin autorización, incumplimientos en las contribuciones y otras faltas. De 2017 de plano no hay documentación. Por donde se vea todo ha sido un desastre. A la actual presidencia municipal le quedan escasos cuatro meses de gestión, que para cuando Leyva Mena regrese, si es que lo logra, será un lapso todavía más encogido.
Aunque avalado por los tribunales, el pretendido retorno de Leyva no obedece a ninguna lógica. Tal vez se trata de un juego político de ocultas intenciones y significados en el revuelto escenario que vive el estado y el país. Pero muy probablemente sólo tiene el sentido de abonar a la arrogancia personal de la que siempre se le ha acusado al alcalde de incierto futuro.
Para nadie es ajeno el deterioro político, económico y social que ha sumido a la capital del estado en un clima de inseguridad y violencia. Sede de los poderes locales, Chilpancingo es representativo del desgaste de gobierno, del imperio de la violencia y de cómo sus dirigentes son presa de la ceguera, la soberbia y la irresponsabilidad que tienen ya cansado al pueblo.
Las próximas elecciones son para muchos el escape a la presión que tiene al país al máximo y en donde los actuales gobernantes harían muy mal en ir en contra de la voluntad mayoritaria. México está a la vista de todo el mundo y el error de pretender engañar al pueblo una vez más podría ser muy riesgoso. La serenidad es no sólo recomendable sino indispensable en las próximas semanas. Va a ser mejor sumarse a la voluntad del pueblo que ir en contra de ella.
En 10 días se inicia el mundial de futbol y el proceso electoral pasará a segundo plano; ojalá y que la tentación de violentar la voluntad del pueblo no ciegue a nadie.
 

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