Texto: DPA / Foto: El Sur
Krasnodar, Rusia, 17 de junio de 2018. Las dos mayores estrellas del futbol durante la última década abrieron su particular asalto en el Mundial de Rusia con un resultado inobjetable: Cristiano Ronaldo arrolló a Lionel Messi en el primer round.
La estadística es simple. El astro portugués salvó un empate 3-3 para su selección gracias a un hat-trick que incluyó un espectacular tiro libre final a tres minutos de la conclusión. Por contra, el argentino resultó sólo trascendente por una acción inversa a la deseada al errar un penal que pudo darle la victoria a su equipo ante Islandia, ante la que empató 1-1.
“Amargura, dolor y responsabilidad” fueron las tres palabras que usó el propio Messi para definir el resultado de su mal pateo. Para mayor desconsuelo, el arquero islandés, Hannes Halldorsson, ni siquiera tuvo que realizar un vuelo prodigioso para frenar el balón.
El partido ante Islandia volvió a evidenciar cuánto necesita la Albiceleste a su mayor figura para ganar partidos. Poseedor de un juego descompensado, previsible y falto de variantes, Argentina necesita al mejor Messi para ser competitiva. Y no lo tuvo ante Islandia.
Fue un Messi muy diferente al del Barcelona, donde siempre se muestra extraordinariamente paciente a la espera de que llegue su momento de aniquilar. No necesita correr ni intervenir tanto como con Argentina para impactar.
Ante Islandia, volvió esa versión del Messi ansioso que quiere marcar antes de tener incluso el balón. Nunca pareció disfrutar el partido y repitió muchas veces un gesto inapreciable en Barcelona, el de tocarse el cabello una y otra vez, el “tic” que muestra cuando se encuentra incómodo y no disfruta de lo que más le gusta, que es jugar.
“Messi deambula en medio de una soledad angustiante”, aseguró hoy el diario español Sport, que agregó: “Argentina sólo puede ganar el Mundial con un milagro de Messi. Y no uno cualquiera sino con total seguridad el más descomunal que haya obrado jamás. La madre de todos los milagros”.
Muy diferente fue la actuación de Cristiano Ronaldo el viernes ante España. La estrella del Real Madrid Sólo tardó cuatro dos minutos en conectarse al juego, el tiempo que le llevó provocar un penal y transformarlo en gol. El comienzo de un hat-trick que cerró a sólo tres minutos del final para rescatar un empate con el que pocos contaban después de lo presenciado en Sochi.
Al contrario que en el caso de Messi, su actuación fue más allá de los números, por más que éstos fueran absolutamente relevantes. Portugal fue Cristiano Ronaldo, una selección de un solo jugador. Nada más y nada menos. Fue una versión exuberante, un futbolista que marcó, asistió y generó, siempre buscando las zonas más dañinas. Y sus goles fueron creación propia, no producto de una asistencia.
El portugués hizo todo esto en un momento en el que se sigue especulando sobre su futuro en el Real Madrid, más incierto que nunca. Y con un añadido: fue en el día en el que trascendió un pacto con el fisco español de dos años de cárcel –que no cumplirá– y una multa de casi 19 millones de euros (22 millones de dólares) por un fraude. Nada distrajo a Cristiano Ronaldo de su objetivo vital, que es ganar e intentar ser el mejor.
Por supuesto, es sólo el primer asalto, el comienzo de una aventura mundialista que tiene como prólogo tres partidos. Sólo se quemó uno. Luego, en caso de clasificación, llegarán las eliminatorias, ya a vida o muerte. Pero, por lo pronto, el primer “round” fue claramente a favor de Cristiano Ronaldo. Indiscutiblemente.
