Con “La flauta mágica”, De la Parra se convierte en la primera mexicana en dirigir a la orquesta de la Ópera Estatal de Berlín.
Ciudad de México, 16 de febrero de 2019. La llamada desde Alemania llegó cuando Alondra de la Parra dirigía en Salzburgo las funciones de Thamos, de Mozart, con La Fura dels Baus. La Ópera Estatal de Berlín le pedía hacerse cargo de la nueva producción de otro título mozartiano, La flauta mágica, ante la repentina enfermedad del director Franz Welser-Most. La directora mexicana pidió 24 horas para responder.
Aunque no se había anunciado, estaba pactado que De la Parra debutara con la casa de ópera dirigiendo las funciones del título mozartiano programadas de septiembre a diciembre de este año. Ahora le pedían dirigir las 23 funciones, incluido el estreno, y corrió a comprar la partitura, pues la había dejado en México.
Esa noche, después de dirigir Thamos, cuenta, pasó la noche sin dormir, revisándola página por página. Por la mañana, llamó a su agente. Sabía que podía hacerlo. Y al día siguiente partió en el primer vuelo a Berlín.
Con La flauta mágica, De la Parra se convierte en la primera mexicana en dirigir a la orquesta de la Ópera Estatal de Berlín, una institución por donde han desfilado míticos directores como Richard Strauss, Erich Kleiber, Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan y Daniel Barenboim.
Matthias Schulz, el directivo que la invitó, la recibió en su oficina. De la Parra le pidió conducirla al baño. En el camino, pasaron por una sala con los retratos de todas los grandes directores de la orquesta, y ella volteó a ver a Schulz: “¿Éste es el camino al baño o estás haciendo esto para que me ponga más nerviosa?”.
Dedicó los primeros tres días a absorber el concepto escénico de la producción, y de inmediato “conectó” con el director de escena Yuval Sharon, en una puesta innovadora que le entusiasma. “Es ver La flauta mágica a través de los ojos de un niño”, dice De la Parra, madre de dos pequeños.
La puesta aprovecha todas las nuevas posibilidades técnicas disponibles a raíz de una remodelación del teatro que duró ocho años. Para el primer ensayo, se declaró lista.
Camino al segundo ensayo se topó con Barenboim, el director artístico. “Por favor, no venga a mi ensayo”, le imploró De la Parra. No hizo caso y se volvió una presencia frecuente en los ensayos. “No regresaría si no estuviera satisfecho con tu trabajo”, le dijo el director. Un espaldarazo que inyecta confianza a De la Parra de cara el estreno, mañana.
“Confío en mi relación con Mozart y con la música”, asegura.
Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma / Foto: Agencia Reforma
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