El asesinato del líder campesino Jaramillo sirvió de modelo para reprimir movimientos, señala especialista

Ofrece la investigadora del INAH Magdalena Pérez Alfaro una videconferencia por los 60 años del crimen de Estado contra el dirigente social morelense

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6 julio,2022 9:05 am
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Ofrece la investigadora del INAH Magdalena Pérez Alfaro una videconferencia por los 60 años del crimen de Estado contra el dirigente social morelense

Ciudad de México, 6 de julio de 2022. La investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Magdalena Pérez Alfaro, señaló en videconferencia que el asesinato de la familia Jaramillo, en Morelos, hace 60 años, fue parte integral de un modelo de combatir a la disidencia que prevaleció en México durante casi todo el siglo XX, en el que el uso del Ejército y la policía como fuerzas contrainsurgentes fue un rasgo característico.

La especialista ha estudiado, entre otras fuentes, la correspondencia del líder campesino morelense Rubén Jaramillo, quien fue asesinado con su esposa, Epifania Zúñiga y los tres hijos de ésta.

Pérez Alfaro presentó su ponencia La masacre de la familia Jaramillo en 1962, un crimen de Estado, en el seminario interinstitucional Historia del tiempo presente, organizado por la Dirección de Estudios Históricos (DEH) y transmitido por el canal de la Coordinación Nacional de Antropología en Youtube.

Este tema no se presenta en los libros de educación básica y es desconocido para buena parte de la población, de ahí la necesidad de revisitar y divulgar las causas y demandas que perseguían los campesinos liderados por Jaramillo, para no dar marcha atrás en el proceso democrático del país, advirtió la experta de la DEH y profesora de asignatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

No obstante, con la entrada del nuevo siglo, el trasfondo de este hecho ha ido revelándose gracias a la apertura de archivos antes clasificados, así como a la insistencia de varios investigadores para hurgar en un movimiento social que inició en la década de 1940 y continuó después del asesinato de su líder, en mayo de 1962, mediante la lucha de varios de sus integrantes.

“Desafortunadamente el movimiento jaramillista ha sido minimizado al término de guerrilla, reduciendo sus objetivos, cuando su germen estuvo en la unión de obreros y campesinos que exigían mejoras laborales en el ingenio de Zacatepec, en Morelos, y es ahí cuando empieza la persecución de Rubén y la consecuente lealtad de la gente a la causa; pero este levantamiento armado se alternó con una lucha legal”, explicó Pérez Alfaro.

Tras la elección presidencial de 1952, para suceder a Miguel Alemán, en la que perdió el candidato Vicente Lombardo Toledano, de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (FPPM), al cual estaba vinculado el Partido Agrario-Obrero Morelense (PAOM), el movimiento jaramillista se mantuvo en la clandestinidad resguardándose defensivamente en la Sierra de Morelos; en ese periodo se dio un proceso de ajusticiamiento –previo juicio popular– a caciques locales y se reorganizaron las bases campesinas y obreras del PAOM.

También hubo proyectos de insurrección armada que no se llevaron a cabo y se dio la interlocución con grupos anarquistas y comunistas de la Ciudad de México; en 1954, se produjo la desaparición forzada y el proceso extrajudicial de Porfirio Jaramillo y, cuatro años más tarde, en 1958, fueron llamados a dejar la clandestinidad de parte del entonces candidato presidencial, Adolfo López Mateos.

“Esta coyuntura permitió el acercamiento de López Mateos no sólo con los jaramillistas, sino con los ferrocarrileros, el magisterio y los campesinos del norte de México, encabezados por Jacinto López; y se daría la liberación de presos políticos de la disidencia sindical y agraria. Sin embargo, en 1959, hubo un fuerte viraje hacia la contención de estos movimientos, declarando el mandatario, un par de años después, que su gobierno era ‘de izquierda dentro de la Constitución’”.

Este cambio, dijo Magdalena Pérez Alfaro, se vio influido por la geopolítica, en tanto que Estados Unidos tenía inquietud del impacto de la Revolución Cubana sobre América Latina, y en diálogo con el gobierno de México, activó una campaña antisubversiva.

Rubén Jaramillo hizo denuncias constantes de las acciones en contra de su movimiento, mandó cartas y buscó audiencia con el presidente mexicano, y ante la falta de respuesta, ejerció un amparo. Una de las hipótesis de su asesinato, se basa en testigos que le escucharon decir que informaría de esta persecución al presidente estadunidense John F. Kennedy, en su visita anunciada a México, para afirmar la Alianza para el Progreso, momento para el cual la familia ya había sido masacrada en Tlaquiltenango.

Texto: Redacción / Foto: Especial

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