Ciudad de México, 7 de diciembre de 2022. Hace algunos días, un grupo de ecologistas activistas lanzó consignas y harina sobre una obra de Andy Warhol; en esta ocasión no se trató de alguna de sus célebres pinceladas de latas de sopa, sino del BMW M1 que el artista estadounidense pintó a mano en 1979.
Este famoso vehículo forma parte de la BMW Art Car Collection que la firma alemana inició en 1975 en colaboración con el artista Alexander Calder, quien diseñó el BMW 3.0 CSL.
Cuatro años más tarde, Warhol entró al taller para trazar sobre el M1 su idea de dinamismo y velocidad, dando como resultado una explosión de colores amarillo, verde, blanco, azul y rojo, auto que, por si fuera poco, ese calendario quedó sexto en la edición de las 24 Horas Le Mans.
“Intenté reflejar la sensación de velocidad. Cuando un coche avanza realmente rápido y las líneas y colores se vuelven borrosos”, explicó el artista, quien culminó su obra en 30 minutos.
El artista plástico llegó a colocarle el estatus de leyenda a un coche que de por sí ya era una obra de arte. El M1 nació a partir de la intención de Lamborghini de armar un auto de carreras que pudiera homologarse y producir en grandes cantidades, el vínculo se dio con BMW, que para 1978 logró lanzarlo al mercado.
Diseñado por el italiano Giorgetto Giugiaro, este bólido físicamente fue inspirado en el prototipo BMW Turbo que los alemanes exhibieron en 1972.
Bajo el capó se le montó un motor 6 cilindros en línea de 3.5 litros que generaba 273 caballos de potencia y 243 lb-pie, cifras que le ayudaron a cruzar la meta en Le Mans.
El auto, que fue exhibido en un exposición de Arte Pop en Milán, Italia, seguramente seguirá demostrando su belleza, a pesar de las inclemencias.
Texto: Staff / Agencia Reforma
