El censo en Huitzuco no incluyó todas las casas dañadas por el sismo; muchas familias siguen en riesgo

Al miedo, se suma la incertidumbre sobre la reconstrucción. El conteo final en la cabecera municipal es de 400 viviendas afectadas y de éstas 115 son inhabitables, informa...

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25 septiembre,2017 6:31 am
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Al miedo, se suma la incertidumbre sobre la reconstrucción. El conteo final en la cabecera municipal es de 400 viviendas afectadas y de éstas 115 son inhabitables, informa Protección Civil. Nadie sabe si serán demolidas y qué ayuda dará el gobierno

 

Texto: Zacarías Cervantes
Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Huitzuco, 24 de septiembre 2017.- En Huitzuco, el miedo y la consternación que sintieron los habitantes durante y después de las primeras horas de ocurrido el sismo de 7.1 grados que tuvo su epicentro en Axochiapan, Morelos, siguen presentes, y cinco días después se ha sumado a los damnificados el desconcierto, la confusión y dudas, sobre si las autoridades realmente les reconstruirán sus viviendas que tienen daños estructurales.

Ayer, personal de Protección Civil continuaba realizando el censo de las viviendas dañadas en las comunidades. Habían concluido los trabajos en la cabecera municipal, en donde contabilizaron 400 casas con daños, 115 de las cuales fueron dictaminadas como inhabitables, informó el director de Protección Civil Municipal, Abel Marbán.

Sin embargo, nadie sabe si serán demolidas y si alguna autoridad apoyará a las familias damnificadas con la reconstrucción.

Por lo pronto, a partir de ayer se comenzaron a escuchar las primeras inconformidades y protestas. Los vecinos denunciaron que fueron censadas muchas casas que se vinieron abajo por viejas y que ya no estaban habitadas, mientras que hay casas dañadas que no fueron incluidas y siguen viviendo en ellas las familias aún con el riesgo debido a que no tienen a donde ir.

Asimismo, se quejaron de que la mayoría de las viviendas censadas son las que están ubicadas en el centro de la ciudad y no se revisaron muchas de las colonias de la periferia, por lo que temen que si hay una reconstrucción con el apoyo oficial, las que quedaron fuera del padrón no serán consideradas.

El caso de doña Guadalupe Navarro, una anciana de 88 años, ilustra la inequidad, la exclusión y los privilegios en la elaboración del censo. Ella vive en la calle Cuauhtémoc, a dos cuadras del Zócalo de la población. A un costado de su casa marcada con el número 114 dos casas se vinieron abajo parcialmente. La de doña Guadalupe quedó en pie pero seriamente debilitada.

La diferencia es que en las dos casas de al lado, construidas de adobe y teja, estaban deshabitadas desde hace mucho tiempo porque son casas viejas, y en la de doña Guadalupe vive ella sola y con la imposibilidad de salir a prisa por su edad en una emergencia como la que vivió el 19 de septiembre pasado por lo que corre un inminente riesgo.

En medio de su casa hay una cama y una mesa, sobre ellas ha colocado sus pocas pertenencias para reubicarse en otro lugar. Dijo que espera que alguien vaya a recogerla pero cinco días después del sismo nadie, ni siquiera el dueño de la casa al que le paga 600 pesos mensuales de renta ha ido por ella para cambiarla de casa.

Se quejó de que, en cambio, en las dos casas vecinas de inmediato acudió personal de gobierno para revisarlas y las acordonaron para que nadie entre por el riesgo, aunque aseguró que ambas estaban deshabitadas.

El día que tembló, salió apoyada en un bastón a la calle con mucha dificultad pensando en una de sus amigas anciana igual que ella que vive a unos 200 metros de allí. Cuando alcanzó a llegar, el sismo tenía varios minutos de que había cesado y encontró a su amiga “blanca de miedo”, dijo. “Estaba intentando moverse en su silla de ruedas pero por los nervios y el miedo nunca pudo salir a la calle”, contó.

Cuando doña Guadalupe regresó a su casa observó las cuarteaduras en las paredes y en el techo. Segura de que allí ya no podrá vivir, ese mismo rato comenzó a juntar todas sus cosas que colocó sobre su cama y su mesa para estar disponible el rato que vayan por ella a cambiarla. Cinco días después la espera ha sido en vano, pues cuenta que no tiene más que un hijo pero que éste vive lejos.

Se quejó de que la gente del gobierno que fue a colocar las cintas amarillas de “precaución” en las casas vecinas que estaban deshabitadas, a ella la ignoró.
Al oriente de la ciudad, alejada del centro, está la colonia General Emiliano Zapata, popularmente conocida como Las Minas, allí también hay muchos damnificados que no fueron enlistados en el censo y siguen viviendo en sus casas aún con el riesgo.

Uno de ellos es José Trinidad Basilio, su casa está ubicada en la calle Otilio Montaño. Luego de mostrar las cuarteaduras en paredes y techo, aseguró que nadie ha ido a censarla y no sabe si van a ayudarlo a reconstruir su casa para evitarle riesgos.

“Los que realizaron el censo sólo pasaron por las casas del centro, por las calles que recorrió el gobernador Héctor Astudillo Flores y el presidente municipal (el priista José Luis Ávila López) al día siguiente del sismo”, se quejó.

Otra de las que no fueron censadas es doña Cristina Sánchez Pineda, quien vive en la calle principal de la colonia Sentimientos de la Nación, ubicada cerca de la colonia Emiliano Zapata.

Su hermano, el ex regidor perredista y líder de la colonia General Emiliano Zapata, Jorge Sánchez Pineda, denunció que en estas colonias hay muchas casas que no fueron diagnosticadas porque el censo se elaboró con tintes partidas, “como la mayoría de los que vivimos en estas colonias somos perredistas, nos excluyeron del padrón”, denunció.

Aseguró que ni siquiera algunos servicios se los han restablecido y mostró un poste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que está a punto de caerse y con los cables rosando entre sí con el riesgo de generar una descarga eléctrica.

Dijo que han ido al Palacio Municipal a buscar al alcalde Ávila López pero no los ha querido atender, “lo vemos que anda por todos lados, pero no sabemos qué es lo que hace, porque los verdaderos problemas como éstos no los atiende”, dijo el líder perredista.

En la colonia General Emiliano Zapata, motociclistas voluntarios que vinieron de la Ciudad de México entregaron este domingo despensas y ropa a las familias damnificadas. El responsable del grupo contó que llevaban medicamentos y topos para ayudar en caso de ser necesario.

Dijo que buscaban un centro de salud para entregar las medicinas y que no tenían nada que ver con partidos políticos y autoridades, “no nos vayan a confundir, que queda claro”, dijo, deslindándose, mientras el resto de sus compañeros distribuían la ayuda entre los vecinos.

A una cuadra del centro, en la calle Progreso 302, vive Andrés Neri Robles, quien informó que tampoco fue censada su casa que cuenta con fisuras en las paredes y en el techo y el portón se le venció.

En la casa de al lado hay una cartulina pegada que dice: “Juntos saldremos adelante” y se pide el apoyo de los ciudadanos con víveres para que sean entregados en el centro de acopio instalado afuera del Ayuntamiento.

También se quejó don Irineo Toledo Figueroa, de 90 años de edad quien mostró parte de su casa en donde guardaba sus aperos de labranza y las sillas de sus caballos que se vino abajo. Una barda de unos 15 metros también se cayó durante el sismo y varios tramos de barda donde encierra su ganado están vencidas y amenazan caerse.

Por su avanzada edad no pudo ir al Ayuntamiento para pedir que le diagnosticaran los daños, pero mandó a su hijo a quien le dijeron que “tienen 400 quejas de daños y que no saben cuándo van a poder ir a valorar los suyos.

Toledo Figueroa dijo que no sabe quién se encarga de elaborar el censo y si habrá una autoridad que les vaya a apoyar con la reparación de los daños.

El jueves pasado, el gobernador advirtió que el gobierno estatal no tiene la capacidad para apoyar a las familias en la reconstrucción de sus viviendas dañadas y que su gobierno tendrá que sujetarse a la “línea nacional, como seguramente lo harán otros estados”, dijo en entrevista en Huitzuco.

Sin embargo este domingo en esta misma población, algunos damnificados denunciaron que no todas las casas fueron censadas, que desconocen qué dependencia determinará las que tienen que ser demolidas y reconstruidas y no saben si recibirán el apoyo de alguna autoridad para la reconstrucción.

El director de Protección Civil del municipio, Abel Marbán, informó que esa dependencia sólo se encargó de hacer la revisión de las casas y que en la cabecera municipal el censo se cerró en 400 casas con daños, y que 115 de ellas fueron diagnosticadas como inhabitables. Informó que el personal se encontraba ayer recorriendo las comunidades para hacer el diagnóstico correspondiente.

Informó que la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) se encargó de la revisión de las escuelas y que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revisa las iglesias, pero dijo que desconoce si habrá apoyo del gobierno para la reconstrucción de las viviendas particulares.

“A mí nada más me llaman para pedirme datos y les doy lo que a mí me corresponde”, dijo consultado en sus oficinas ubicadas a un costado del Palacio Municipal que también presenta cuarteaduras menores y estuvo cerrado este domingo, aunque según el funcionario fue porque los domingos no hay labores.

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