El lugar más peligroso para una mujer es su propia casa: ONU

El estudio arroja datos acerca de que las mujeres también pueden violentar a otras mujeres, pero por motivos de género, por ejemplo, al considerar que la víctima deshonró...

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2 diciembre,2018 12:56 pm
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El estudio arroja datos acerca de que las mujeres también pueden violentar a otras mujeres, pero por motivos de género, por ejemplo, al considerar que la víctima deshonró a la familia.
Washington, DC, 2 de diciembre de 2018. De acuerdo con el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de la ONU, Global Study on Homicide. Gender-related killing of women and girls (Estudio global sobre homicidio. Matanzas de mujeres y niñas relacionadas con el género), el lugar más peligros para una mujer es su propia casa.
Más de la mitad de las mujeres víctimas de homicidio fueron asesinadas por su pareja o por parientes cercanos, en 2017, de acuerdo con datos del informe. Los investigadores también concluyeron, además, que en varios países en los que se han creado nuevas estrategias jurídicas y programas sociales para frenar los feminicidios, no se han logrado alcances significativos.
El estudio, publicado el 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hizo una revisión acerca de la relación de la violencia contra las mujeres y niñas y el estatus de éstas en la sociedad.
Yury Fedotov, director general de la agencia, escribe en el prólogo: matar a una mujer “es un acto letal a lo largo de un continuo de discriminación y abuso basados en el género”.
Las cuatro conclusiones del reporte son las siguientes.
La mayoría de las víctimas de homicidio son varones. Sin embargo, las probabilidades de que las mujeres mueran a manos de hombres cercanos son altas.
El informe arrojó que uno de cada cinco homicidios es perpetrado por una pareja o familiar cercano, y que las mujeres y niñas son la mayoría de las víctimas.
De los cerca de 87 mil feminicidios reportadas en todo el mundo en 2017, cerca del 34% fueron cometidos por la pareja y el 24% por un familiar.
El número más elevado de mujeres que fueron asesinadas por su pareja se encontró en países de África, que tiene una tasa de 3.1. víctimas por cada cien mil mujeres; seguidos por países del continente americano, con una tasa de 1.6 víctimas por cada cien mil mujeres. El índice más bajo fue el europeo con 0.7 víctimas.
Los datos actuales demuestran excepciones
Los investigadores del informe evidencian que no es posible llevar un registro preciso de los asesinatos relacionados con el género en zonas de conflictos armados, de forma que en algunos lugares las cifras verdaderas podrían ser mucho más altas de lo que se dice en el informe.
Los datos no incluyen feminicidios irresueltos que quizá estén relacionados con el género de la víctima, y los investigadores afirman que en muchos casos no se reporta la violencia contra la mujer.
El informe tampoco es claro en cuanto a sí se tomó en cuenta la información sobre violencia contra mujeres transgénero. Un vocero de la oficina de la ONU no respondió a la petición de comentarios al respecto.
La académica Jodie Roure, del John Jay College en Nueva York, especialista en investigaciones acerca de violencia contra la mujer, afirma que la recopilación de datos es variable de país a país.
“Estos datos tienen ciertas limitaciones”, explicó. “¿Son un reflejo del panorama completo? No, pero lo importante es hablar de ello, porque hasta hace poco no se hacía”.
La culpa la tiene el sexismo, las mujeres también pueden ser perpetradoras.
En la raíz de la violencia doméstica contra mujeres y niñas se encuentra la norma social que impone al autoridad del hombre para controlar a la mujer. Varias investigaciones citadas en el reporte de la ONU revelan que los hombres y niños que se rigen por las normas estereotípicas de los roles de género (por ejemplo, que los hombres necesitan más sexo que las mujeres o que los varones deben dominar a las mujeres) son más propensos a la violencia en contra de sus parejas.
El reporte también encontró que los hombres que matan a sus parejas declaran, generalmente, tener problemas con el alcohol, celos y miedo al abandono. En cambio, las mujeres que asesinaron a sus parejas, declaran haber padecido largos periodos de violencia física a manos de ellos.
Aunque son excepciones, las mujeres también pueden ser responsables de la violencia de género. Por mencionar algunos casos, las mujeres pueden cometer feminicidios por honor, es decir, el caso en el que sienten que la mujer o niña víctima, deshonraron a la familia.
Hay muchas más motivaciones para los asesinatos por razón de género, según datos del informe. Por ejemplo, la orientación sexual, la identidad de género, las amenazas que enfrentan quienes se dedican al trabajo sexual. En el sur de Asia, la violencia puede deberse a disputas por las dotes matrimoniales o por acusaciones de brujería en África, Asia y las islas del Pacífico.
En algunos países ya se ha legislado contra el feminicidio, pero aún no hay consenso acerca del significado del término.
El término “feminicidio” se empleó por primera vez en la década de 1970 para referirse a los asesinatos de mujeres y niñas. En la actualidad, se ha insistido, sobre todo en América Latina en usarlo para crear nuevas categorías legales y de políticas públicas.
El año pasado, el recién salido presidente de México, Enrique Peña Nieto, llamó al país a “erradicar una cultura machista profundamente arraigada”, que “a fin de cuentas en verdad genera violencia contra las mujeres”.
Luego del asesinato de una mujer filmado parcialmente en Brasil, en el país sudamericano usaron las redes sociales para exhortar a los ciudadanos a intervenir y frenar la violencia doméstica.
En Perú, se hizo una llamado mediático acerca de la violencia contra las mujeres en un concurso de belleza, cuando las concursantes en lugar de mencionar sus proporciones físicas recitaron las estadísticas de feminicidios en su país.
El pasado septiembre, las Naciones Unidas y la Unión Europea lanzaron un programa conjunto centrado en combatir el feminicidio en América Latina; pero la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha encontrado que no existe una definición estandarizada del término “feminicidio”, lo que deriva en enormes diferencias en las prácticas jurídicas y de recopilación de datos.
Programas y leyes han logrado poner el acento respecto al tema, pero la cantidad de feminicidios no ha disminuido comparada con la del año 2012, en que la ONU hizo un estudio parecido a éste.
El reporte concluye que se deben tomar medidas para ofrecer más servicios a las mujeres, y cambiar las convenciones sociales.
“Una ley por sí sola no es suficiente”, comentó Roure. “Debe hacerse una estrategia de integración y holística.
Texto: redacción con información de The New York Times / Foto: EFE archivo El Sur

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