Texto: Ricardo Hernández/ Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
Cancún, Quintana Roo, 7 de agosto de 2018. La superficie que actualmente abarca el sargazo en las costas del mar Caribe incrementó en 33.3 por ciento con respecto a julio de 2015, año que tenía el récord en producción de la macroalga.
De acuerdo con un estudio de la Universidad Internacional de Florida, elaborado con apoyo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y actualizado al 2 de agosto, la presencia del sargazo en el Atlántico alcanzó el pasado julio unos 2 mil 800 kilómetros cuadrados.
La extensión de lo que ahora flota en alta mar –y que se origina en las costas de Brasil– es casi el doble de la superficie de la Ciudad de México.
“Este año está bastante más arriba que 2015, y, considerando que agosto ha sido el mes pico en los últimos tres años, pues se espera que para las siguientes semanas estará llegando (a Quintana Roo) muchísimo más sargazo todavía”, comentó en entrevista Rosa Rodríguez Martínez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
En julio de 2015, cuando se había registrado el mayor repunte en el crecimiento de dicha macroalga, el volumen apenas alcanzaba los mil 200 kilómetros cuadrados.
Aunque este 2018 comenzó con tan sólo 200 kilómetros cuadrados, para abril ya medía mil kilómetros cuadrados y en mayo se duplicó.
El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, declaró el viernes pasado en rueda de prensa que en su administración se han destinado 80 millones de pesos para la recolección de dicha vegetación y que se planea aplicar otros 300 millones en los próximos 15 días.
Al respecto, Rodríguez Martínez exhortó a que haya una mayor claridad en las eventuales nuevas medidas: que se dé a conocer el tipo de barrera de contención y la profundidad a la que estarán y espera que dichas aplicaciones no afecten a la fauna marina.
De continuar, las medidas de sepultar el sargazo con arena o apilarlo a unos metros de la costa, como lo hacen trabajadores de la Dirección General de Servicios Públicos, podrían dañar el ecosistema de las playas y cambiar el granulaje de la arena hasta convertirla en tierra tipo limo, indicó Rodríguez.
“Si lo enterramos, lo que estamos haciendo es cambiar la composición de la arena, la cual pasaría a ser un limo y, al final, vamos a tener una playa que va a tener una estructura más similar a un manglar que a la arena que tenemos ahora”.
“Cuando se descompone el sargazo sí saca un polvo, pero nada que ver con la arena que tenemos aquí en el Caribe mexicano”, aclara Rodríguez.
“Aparte, el sargazo viene cargado de nitrógeno, de fósforo y está sirviendo como fertilizante. Si tú ves las playas ya tienen vegetación encima, porque se ha estado fertilizando con el sargazo. Y cuando llueve, el agua lleva estos minerales al mar y lo único que estamos haciendo es fertilizando para que haya más sargazo en el mar”, agrega.
Para la investigadora, se tiene que combinar estrategias: recoger el sargazo que se encuentra sobre la arena y poner a disposición de científicos y la industria lo ya recolectado, de lo contrario, se multiplicará la presencia de la macroalga y cambiara la composición del ecosistema.
