El último comunista

Netzahualcóyotl Bustamante Santín

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22 enero,2020 5:06 am
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Netzahualcóyotl Bustamante Santín

Hijo de la revolución y de revolucionarios, paisano del revolucionario Jesús H. Salgado, Pablo Sandoval Cruz vivió y forjó su espíritu libertador en la rebelión de principios del siglo pasado.

Formado como médico cirujano en el Poli, fue de los primeros estudiantes matriculados en la institución fundada en el periodo postrevolucionario por uno de sus más admirados personajes, Lázaro Cárdenas.

Al egresar realizó su primer ejercicio profesional en la zona de la Laguna en Coahuila donde certificó la obra y el trabajo del gobierno cardenista, cargado de un fuerte componente social.

El doctor Sandoval reconocía que los años 1950 forjaron sus primeros años de lucha, primero al enfrentar al régimen del presidente Ruiz Cortines y al propio mandatario en Palacio Nacional, luego al sumarse al movimiento magisterial (1958) liderado por Othón Salazar y al ferrocarrilero (1959) encabezado por Demetrio Vallejo y Valentín Campa en 1959; más adelante consolidaría sus convicciones al participar activamente en el movimiento médico nacional de 1964-1965.

En su imperdible texto sobre el movimiento anticaballerista, la doctora Alba Teresa Estrada refiere que en Chilpancingo se constituyó en sesión permanente el Comité Coordinador de la Coalición de Organizaciones del Pueblo que llega a integrar hasta 35 organizaciones, cuyos principales líderes son Pablo Sandoval Cruz y Genaro Vázquez Rojas.

Exiliado en Cuba entre 1962 y 1965 por la feroz persecución sufrida por el régimen tras la matanza del 30 de diciembre de 1960, Sandoval Cruz conoció de cerca los primeros cambios políticos y sociales en la isla resultado de la revolución de 1959, que le marcaron para el resto de su vida.

A su regreso, retomó su ejercicio profesional y se destacó en la lucha política del proscrito Partido Comunista Mexicano que recientemente cumplió 100 años; la conmemoración efectuada el pasado 21 de noviembre en Chilpancingo sería la penúltima aparición pública de Sandoval, justo dos meses antes de su muerte. La última fue el pasado 30 de diciembre en el marco del 59 aniversario de la matanza de 1960, cita a la que acudía puntual cada año.

Sandoval Cruz y sus hijos Pablo y Cuauhtémoc fueron activos promotores de la fundación en el estado de los sucesivos partidos de izquierda: Partido Socialista Unificado de México (PSUM, 1981); Partido Mexicano Socialista (PMS, 1987); Partido de la Revolución Democrática (PRD, 1989).

Fue pionero en la creación de coaliciones y alianzas electorales. En agosto de 1986 en una asamblea estatal a la que acudieron Valentín Campa, Othón Salazar (que había sido candidato a gobernador en 1981) y Rosalío Wences, el doctor Sandoval resultó electo candidato a gobernador de la Unidad Popular Guerrerense (UPG), un abanico de partidos de izquierda y organizaciones sociales que promovieron su aspiración.

La UPG estaba integrada por el PSUM, PRT, PMT, PPR y un núcleo de la ACNR. Esa figura de alianza resultó premonitoria pues en 1988 se formaría el Frente Democrático Nacional, que fue el paraguas bajo el que participó Cuauhtémoc Cárdenas en la campaña por la Presidencia de la República. En la elección del 7 de diciembre de 1986, la UPG obtuvo el 5.09 por ciento de la votación y el PRI, cuyo abanderado fue el malogrado José Francisco Ruiz Massieu, el 86.89 por ciento.

Pablo Sandoval Cruz tenía una oratoria rítmica y armónica. Observaba y cautivaba a sus públicos; siempre hablaba con inspiración de sus luchas pasadas y del porvenir, le hablaba a sus compañeros en forma de ruego para que no se rindieran y siguieran reclamando contra la desigualdad, la exclusión social e hicieran visibles los problemas de siempre, de todos los años: la falta de atención médica oportuna para mujeres y niños, de caminos, de empleo, y de educación en la línea del gobierno popular de Salvador Allende.

En su fuero interior, en sus convicciones y en su vida diaria fue un devoto comunista, de aquellos militantes que se guiaban bajo la utopía y la esperanza.

Vivió con mesura y modestia. Guardaba similitudes no sólo ideológicas con Othón Salazar; ambos tenían un estilo similar en su trato y en la suave voz con que se dirigían a la gente que les granjeó estima y cariño. Y respeto, por la defensa que hacían de sus convicciones y valores democráticos.

Fue uno de los cinco consejeros eméritos del PRD, partido al que renunció sonoramente en 2011.

Cien años después de que Juan R. Escudero promoviera un Ayuntamiento de perfil socialista en Acapulco, el ideario, los principios y convicciones democráticas de Pablo Sandoval Cruz, el último comunista que quedaba con vida, quedan como insuperable legado de la izquierda guerrerense.

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