En Perú, la presidencia de Pedro Castillo pende de un hilo  

Gaspard Estrada   Luego de un debate que se prolongó por más de cinco horas, el Congreso peruano rechazó la moción de vacancia presidencial presentada por la oposición...

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30 marzo,2022 5:07 am
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Gaspard Estrada

 

Luego de un debate que se prolongó por más de cinco horas, el Congreso peruano rechazó la moción de vacancia presidencial presentada por la oposición en contra del presidente Pedro Castillo, con 55 votos a favor, 54 en contra, y 19 abstenciones. “Ha ganado la democracia, ha ganado el Perú”, se escuchó decir entre los congresistas que no aprobaron el recurso contra el mandatario. Al conocer el resultado, el presidente Castillo dijo en su cuenta de Twitter: “Saludo que haya primado la sensatez, la responsabilidad y la democracia. Llamo a todos a cerrar esta página y trabajar juntos por los grandes desafíos del país”.

Sin embargo, eso no quiere decir que esta situación no se repita en los próximos días o semanas. En efecto, el gobierno del maestro rural se encuentra en una situación de fragilidad política inédita –y nadie dice que un próximo pedido de destitución (“vacancia”, según la expresión peruana) no se concretice y sí llegue a su término. Desde su elección, a mediados del año pasado, Pedro Castillo ha tenido una gran dificultad en construir un discurso y una mayoría política estable en el Congreso. En un primer momento, tras la disputa preelectoral con su contrincante de extrema derecha, Keiko Fujimori, Pedro Castillo pareció no querer decidir el rumbo de su gobierno, al nombrar, por un lado, a un economista respetado en el ministerio de economía y finanzas, Pedro Francke, así como al ratificar al actual presidente del Banco Central de Reserva, Andrés Velarde. Pero por otro lado, Castillo quiso contemplar al sector más radical de su grupo político, en particular a la familia Cerrón, que dirige el partido que lo postuló a la presidencia, Perú Libre.

Al hacerlo, generó múltiples críticas hacia su gobierno desde el parlamento, que, como desde hace varias legislaturas, se ha caracterizado por su fragmentación. Y si bien en esta legislatura el número de parlamentarios ligados al fujimorismo disminuyó en relación con el escrutinio anterior, sigue siendo la primera minoría en el Congreso. En este sentido, el golpeteo de buena parte de los medios afines a la oposición, así como los propios errores de conducción política de Pedro Castillo y de sus ministros, han desdibujado la acción gubernamental. A raíz de esta presión mediática y de la propia sociedad civil y de la clase política representada en el Congreso, Castillo decidió alejarse, por un momento, de su base política, y en particular de la familia Cerrón. El problema es que sus nuevos ministros no tenían la capacidad operativa (ni los votos en el Congreso) para lograr construir una mayoría política. Y como era previsible, la operación de “apertura” hacia la sociedad fue un fracaso. Así que el presidente Castillo tuvo que dar marcha atrás, de nueva cuenta, para replegarse hacia su base política, es decir, el partido Perú Libre y la familia Cerrón. Y estos últimos, en lugar de intentar ablandar sus posiciones para atraer a sectores más moderados y así generar condiciones de gobernabilidad y de estabilidad política, han mantenido sus posturas intransigentes y hostiles a cualquier tipo de acuerdo con el centro.

La gran suerte al día de hoy del ex líder magisterial es que, si bien la clase política y empresarial de Perú no quiere que permanezca en el poder, estos grupos han sido incapaces de encontrar un sustituto que le permita al Congreso transitar sin problemas hasta el final de la legislatura, sin una crisis política y social de primer orden. De esta manera, Castillo puede continuar sobreviviendo, pero estando a la merced del vaivén del Congreso, lo cual lo pone en una situación de gran fragilidad. Y nadie dice que un cierto momento, las élites políticas y económicas del país no encuentren un sustituto capaz, lo que aceleraría el proceso de destitución de Castillo. Teniendo en cuenta que la economía ha recuperado su vigor desde el auge de la pandemia, entre 2020 y 2021, podríamos decir que el gobierno de Castillo tiene los días contados.

*Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada

 

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