Ciudad de México, 6 de junio de 2022.-
A mí los médicos me dijeron que estaba viva de milagro”, cuenta Estela.
Estela, nombre ficticio para proteger su identidad, llegó al Hospital General Valentín Gómez Farías, en Amecameca, con fracturas y múltiples heridas hechas con machete, entre otras lesiones graves.
Esos signos no bastaron para que el Centro de Justicia para la Mujer adscrito a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México investigara el caso y buscara al responsable.
La agresión ocurrió el 5 de marzo de 2021. Estela vio a su agresor cerca de la localidad de Popo Park, en el Municipio de Atlautla, donde él tenía su taller de serigrafía.
Tenían una relación laboral y ella le había prestado una máquina de serigrafía y otras cosas que le pidió le devolviera, lo cual lo disgustó.
Al llegar afuera de su taller la golpeó y jaló hacia su patio. Adentro siguió el ataque, incluso con un machete.
“Voy a cavar una fosa y te voy a enterrar”, decía, mientras que ella apenas podía ver lo que pasaba alrededor. El sujeto aseguraba que después iría por la mamá de Estela.
Ella pudo llamar a alguien para pedir apoyo y llegaron servicios de emergencia y la llevaron al hospital donde denunció y pidió auxilio a las autoridades para que pusieran a salvo a su madre.
Después de lo ocurrido el victimario llamaba a su casa para decir que iba a terminar con lo que había iniciado: matar a Estela.
Las autoridades quedaron de buscarla para seguir con la indagatoria, pero no lo hicieron.
Convaleciente fue a declarar al Centro de Justicia para denunciar y a pesar de la gravedad de las heridas y la tortura psicológica, la carpeta de investigación fue iniciada por lesiones y no por tentativa de feminicidio.
Ha ido múltiples veces para saber sobre su carpeta sin lograr ningún avance, sino el cambio de mesa de la misma en al menos seis ocasiones con funcionarios que no saben de qué trata su caso.
El personal le ha dicho “¿Qué busca señora? ¿Quiere dinero? ¿Qué le paguen?”, “Vamos a revisar su caso, “Eso dice usted pero a ver qué dice la otra persona”, cuenta.
“Me pregunto si necesitaba ser una más de las desaparecidas o muertas para que alguien dijera que iba a hacer algo”, expresó decepcionada.
“Ni si quiera creo que exista la justicia, fui una ilusa al ir a denunciar porque no quería que lo que me pasó a mí le pasara a otra”, expresó.
Después de un año de insistir, hace dos meses dejó de ir a la Fiscalía porque se cansó, porque ni su estado de salud ni su economía es buena, dijo.
Consideró que gracias a la omisión de las autoridades es que las cifras de feminicidios y de violencia no bajan.
No es el único caso de desatención en ese Centro de Justicia para la Mujer, Karina fue agredida y sigue siendo hostigada por su ex pareja y las autoridades no han dado seguimiento a su caso.
Por más de un año tuvo una relación sentimental con un hombre que le pedía prestado y agredía física y psicológicamente.
En septiembre de 2020 decidió dejarlo tras ser golpeada, pero él empezó a hostigarla a través de distintos números de celular, redes sociales y con gente cercana a ella.
Logró una orden de restricción por tres meses, pero, seguía molestándola, lo informó a la autoridad, pero nunca pasó nada y el personal del Centro se portaba grosero por lo que desistió.
“Te sientes desprotegida porque tu confías en que vas con la autoridad y ellos tienen que hacer su trabajo, pero no es así. Tú tienes que cambiar tus hábitos, las personas con las que convives porque las autoridades te dan largas para que te aburras y no resuelvan nada”, expresó.
Texto y foto: Agencia Reforma
