“Florence” y el temor a quedar bajo el agua 

En un cruce, los semáforos se sacuden peligrosamente a un lado y otro en sus cables. En un hotel en el noroeste se alojan familias enteras, los niños...

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14 septiembre,2018 5:36 pm
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Texto: DPA/ Foto: EFE

Palmeras sacudiéndose fuertemente con el viento, el mar lleno de espuma que golpea con ímpetu en la orilla, olas de varios metros, árboles derribados y una lluvia que no para. El huracán Florence tocó hoy tierra en Carolina del Norte, pero sus efectos previos generaron condiciones climáticas extremas en la región.
Varias localidades de ese estado de la costa sureste de Estados Unidos amanecieron el viernes con sus calles inundadas. En cientos de miles de hogares se cortó la luz y algunas casas sufrieron daños.
El ojo de la tormenta entró a territorio estadounidense a las 07:15 horas (11:15 GMT) cerca de Wrightsville Beach con vientos de 150 kilómetros por hora.
Entre los lugares que tendrán que lidiar con las peores consecuencias del huracán está la pequeña ciudad de New Bern, al norte de Wilmington. El río Neuse ya comenzó a crecer. En videos se ve cómo el agua atraviesa las calles.
Por la mañana, los rescatistas sacaron a 200 personas de sus casas inundadas, mientras otras 150 esperaban por la ayuda. Los empleados de la emisora local WCTI TV tuvieron que abandonar el edificio de la redacción porque las calles que lo rodean estaban inundadas.
En la isla de Buxton, ubicada a unos 50 kilómetros de Carolina del Norte en el Atlántico, una periodista de radio se quedó a aguantar la tormenta y sigue transmitiendo desde su estación.
Mary Helen Goodloe-Murphy les pasa música a sus oyentes y los informa sobre el tiempo. “La única calle que comunica con tierra firme está bajo agua, pero me preparé bien para el huracán”, dice a la agencia dpa por teléfono.
Florence pasó al sur de Buxton, relata. “El viento fue fuerte, pero ya se calmó, aunque sigue lloviendo fuerte”, dice. La periodista asegura que la radio está en un edificio de ladrillos seguro y que no tiene miedo. “Me quedaré aquí y seguiré trabajando”.
En otras partes, sin embargo, hay mucho temor a posibles inundaciones, por las fuertes lluvias registradas y las olas de varios metros. En la costa de Carolina del Norte y Carolina del Sur varios ríos desembocaron en el mar y en las ciudades tierra adentro se teme que también pueda haber inundaciones.
Florence se mueve extremadamente lento y eso hace que la situación sea tan peligrosa, incluso cuando la tormenta haya sido degradada entre tanto a categoría uno. El centro del huracán podría mantenerse durante largo tiempo sobre la región, con fuertes vientos y lluvias sostenidas. Los expertos creen que los efectos de Florence podrían extenderse durante cuatro días.
En Carolina del Sur también se sentían los efectos de la tormenta el viernes por la mañana. En la localidad turística de Myrtle Beach se registraban fuertes ráfagas de viento y la lluvia golpeaba contra las ventanas.
El jueves a las 19:00 horas entró en vigor un toque de queda, pero no todos se quedaron en casa durante la noche. Frente a una “Waffle House” en el noroeste de la ciudad hay varios autos estacionados: el anuncio luminoso amarillo y negro del restaurante de comida rápida se convierte en refugio para los hambrientos.
La cadena además se hizo famosa por mantener abiertos sus restaurantes durante severas tormentas y condiciones climáticas difíciles, cuando muchos cierran sus puertas.
Por eso es el único negocio en varios kilómetros a la redonda que permanece abierto. Pese a la luz cegadora de las lámparas de neón y al ambiente desolador del lugar, dentro parece reinar cierta familiaridad.
Una moza trata a todos de “baby”. Su colega grita los últimos pedidos a viva voz y en la parrilla se asan unas hamburguesas y unas papas. ¿Hasta cuándo seguirán abiertos? Hasta que no haya más comida.
Por la mañana sólo pocos autos circulan por la ciudad turística. En un cruce, los semáforos se sacuden peligrosamente a un lado y otro en sus cables. En un hotel en el noroeste se alojan familias enteras, los niños juegan en los pasillos. Lo peor aún está por venir.
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