Forman banda de jazz en Chilpancingo para alejar a niños y jóvenes de la violencia

El profesor Francisco Javier Nieves Ramírez, coordinador de la agrupación, refiere que el apoyo estatal para el proyecto ha sido prácticamente nulo, y que se ha logrado sostener...

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11 septiembre,2018 7:54 am
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Texto: Zacarías Cervantes/ Foto: Jessica Torres Barrera
Chilpancingo, Guerrero, 11 de septiembre de 2018. Un grupo de niños y jóvenes de entre 8 a 21 años de edad que comenzaron a ensayar con botes en vez de batería, y que fueron organizados para que incursionaran en el mundo de la música y alejarlos del problema de la violencia que se vive en el estado y en la ciudad, integran hoy la Big Band Mi Tierra Jazz, de Chilpancingo.
El proyecto fue ideado por el profesor Francisco Javier Nieves Ramírez, actual coordinador de la banda, quien orgulloso, cuenta que a dos años y medio de que se integró el grupo ya ha ganado premios y preparan su primer disco, además, están a punto de tener su segunda sesión fotográfica. Dice que su deseo es que los niños y jóvenes que ahora se preparan se conviertan en maestros y atraigan a más niños y jóvenes para formar nuevos grupos porque en Chilpancingo y en Guerrero hacen falta espacios y actividades como éstas para alejar a la juventud de los vicios. El coordinador se quejó del apoyo “a medias” que ha recibido del gobierno a través de la Secretaría de Cultura.
Hijo del conocido músico chilpancingueño, Aarón Nieves, el coordinador de Big Band Mi Tierra Jazz cuenta que la idea le surgió por la necesidad “tremenda” de espacios para el desenvolvimiento de niños y jóvenes en el municipio, “y queríamos ofrecerles un espacio donde ellos se pudieran desarrollar e incursionar en el mundo de la música y alejarlos del problema de la violencia”.
Entrevistado el sábado pasado, en un reducido cuarto de unos 5 por 5 metros cuadrados, atiborrado de instrumentos musicales y en medio de unos 20 niños y jóvenes que empuñan instrumentos y micrófonos frente a cuadernos pautados con notas musicales, Francisco Javier dice que ahora se siente satisfecho con lo que ha logrado.
“Comenzamos de cero, con limitaciones y precariedades, los niños usaban latas en vez de batería, pero hoy en día hemos avanzado, gracias al apoyo de mucha gente que le ha puesto interés a este proyecto y por el apoyo de los padres de familia que es crucial, pero sobre todo, por el interés y el apoyo de todos los chicos”, dice con un semblante orgulloso mirando a sus alumnos que lo rodean.
Son niños de 8 años y jóvenes de hasta 21 años, quienes encontraron en la música una forma de alejarse de problemas como la violencia que se vive en la ciudad, cuenta el profesor.
Su centro de ensayos se encuentra en el barrio de San Antonio, sin embargo los integrantes de la banda provienen también de otros barrios y colonias de la ciudad, e incluso de Tixtla, Zumpango y Chilapa.
Francisco Javier sostiene que esta es una forma de alejar a los chicos de muchos problemas que aquejan en la actualidad a la juventud. “La música les da un panorama diferente, los problemas se visualizan de otra manera y, desde luego, esto ha beneficiado su entorno, su familia, sus amigos”.
Entre los jóvenes integrantes de la banda está Amaliel, originario de Zumpango y estudiante de la Preparatoria 36 de esa cabecera municipal. Cuenta que él es nuevo en el grupo, tiene dos semanas apenas, pero asegura que ya se siente bien integrado en la banda, “me llama mucho la atención la música”, y cuenta que desde niño le gustó tocar el piano.
“Me siento bien porque convivo con mis compañeros y además tengo la oportunidad de aprender y tocar música”, dice otra niña de este mismo barrio de San Antonio y estudiante de la Preparatoria 33.
La mayoría de los niños y jóvenes alternan sus estudios con los ensayos en el grupo y dicen que no les causa ningún problema, aunque según su maestro Francisco Javier, ya la mayoría le han dicho que de grande quieren ser músicos, “y eso me da mucho gusto”, porque, además, asegura que con precariedades y limitaciones han avanzado mucho, “y si continúan así van a ser unos grandes músicos”, sostiene.
Cuenta que no ha sido fácil por la falta de apoyos, debido a que la ayuda de los gobiernos estatal y municipal ha sido nula, aunque reconoce que han recibido apoyo “a medias” de la Secretaría de la Cultura del gobierno estatal que encabeza Mauricio Leyva.
“El financiamiento ha venido de particulares, hay personas que nos han hecho donativos” porque explica que los niños y jóvenes no pagan nada, y que él tampoco percibe ningún sueldo o pago por enseñarles, “lo hacemos porque creemos que a partir de éste y muchos espacios más podemos seguir avanzando para mejorar el bienestar de nuestra ciudadanía”.
El profesor refiere que hace 2 años la banda ganó un proyecto denominado Pasaporte y que con ese apoyo compraron sus primeros atriles, “y algunas otras cosas que nos hacían falta”. Asegura que, asimismo, el bajo eléctrico se lo ganaron en un concurso de música.
“Así hemos ido avanzando porque el apoyo del gobierno, principalmente de la Secretaría de Cultura, ha sido a medias, y de lo que si estoy convencido es de que nos falta mucho apoyo”.
Dice que a veces también los buscan para tocadas y que solamente les dan para sus puros gastos, “y cuando hay la oportunidad de darles algo a los chicos se lo damos. Los recursos se manejan de manera transparente, todos los niños y jóvenes saben lo que se mueve y lo que hay, y eso es lo que nos sigue fortaleciendo”.
Sin embargo adelanta que el objetivo no son los contratos que les dejen ganancias a la banda, dice que el objetivo es atraer a más jóvenes para que se desenvuelvan en la música.
Cuenta que la intención es que los chicos más avanzados de la banda enseñen a otros, aunque agrega que también tienen otros planes, pues ya están grabando su primer material discográfico, y que están a punto de tener una segunda sesión fotográfica, además tienen en puerta algunas presentaciones en otros lugares del estado como Acapulco, “nuestra intención es participar en giras para que el proyecto siga avanzando”.
Entusiasmado, sigue: “yo creo que este proyecto se puede llevar a muchos lugares y puede ser una punta de lanza para desarrollar proyectos como éste no solamente en Chilpancingo, sino que se puede replicar en todos los barrios y colonias para que haya más niños y más jóvenes ocupados en algo productivo”.
Cuenta que esa fue la idea que le surgió una mañana, “porque Chilpancingo no tiene muchas cosas que ofrecerle a sus jóvenes, y este es un buen proyecto para mostrarle a la gente, al estado y al país que se pueden hacer cosas nuevas y buenas”.
Explica que la idea le surgió después de que estuvo participando en proyectos similares en la Ciudad de México, en donde obtuvo experiencias con músicos profesionales y que fue así como visualizó una banda como la que hoy coordina.
“Una mañana me vi armando una banda de chavos, me dije aunque sea de ceros pero vamos a comenzar algo interesante para los jóvenes con quienes le encuentren sentido a la música, y hoy en día muchos tienen en sus planes ser músicos, dedicarse a la música. Eso es un gran logro”, insiste satisfecho Francisco Javier Nieves Ramírez.
 
 

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