Gana David Toscana el Premio Villaurrutia por su novela “Olegaroy”

Toscana es el tercer regiomontano en obtener el reconocimiento, después de Gabriel Zaid, en 1972, por el ensayo "Leer poesía", y de Carmen Alardín por el poemario "La...

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22 marzo,2018 9:02 am
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Texto: Daniel de la Fuente / Agencia Reforma
Ciudad de México, 22 de marzo de 2018. El escritor regiomontano David Toscana fue anunciado ayer como ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.
Toscana es el tercer regiomontano en obtener el reconocimiento, después de Gabriel Zaid, en 1972, por el ensayo Leer poesía, y de Carmen Alardín por el poemario La violencia del otoño, en 1984.
Creado en 1955, el galardón que lleva el nombre del poeta del grupo Contemporáneos lo concede la Sociedad Alfonsina Internacional y la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes de México. Entre los ganadores del premio se encuentran Juan Rulfo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Elena Garro y Sergio Pitol.
El jurado estuvo integrado por Silvia Molina, Felipe Garrido y Vicente Quirarte.
La decisión del jurado fue unánime:
“Se trata de una novela inteligente, sabia, con una enorme voluntad de estilo donde las peripecias de los personajes van trenzándose con sorprendente naturalidad y un gran sentido del humor, que no se pierde en los muchos momentos en que la escritura de Toscana alcanza una notable profundidad filosófica”, consta en el acta.
Quirarte dice que le sorprendió Olegaroy por su agilidad, su inteligencia y su agudeza, donde el sentido del humor no estorba a la sabiduría.
“En este caso la novela se mantiene siempre y sobre todo, me parece, al gran conocimiento filosófico que tiene el autor y que transmite a su personaje, quien finalmente es un filósofo que está persiguiendo como lo dice al final de la novela lo que todos persiguen: el todo o la nada. Una figura como la de Olegaroy me recordó el Eduardo Torres de Augusto Monterroso, este personaje que no es tomado demasiado en serio y que sin embargo tiene una gran seriedad en su vida, en su interpretación de la existencia, a pesar de que lo que le pasa es digno de una novela picaresca”.
Nacido en 1961, Toscana es uno de los escritores regiomontanos más conocidos. Su primera novela fue Las bicicletas, publicada en Tierra Adentro en 1992, pero fue con Estación Tula (Joaquín Mortiz, 1995) que su escritura capturó la atención de la crítica internacional.
Su bibliografía está conformada por Lontananza (1997), Santa María del Circo (1998), Duelo por Miguel Pruneda (2002), El último lector (2004), El ejército iluminado (2006), Los puentes de Königsberg (2009), La ciudad que el diablo se llevó (2012), Evangelia (2016) y la premiada, Olegaroy, del año pasado.
Formó parte del International Writers Program de la Universidad de Iowa y del Berliner Künstlerprogramm, y ha sido ganador de los premios José María Arguedas, Antonin Artaud, Colima y José Fuentes Mares. Su obra se publica y es reeditada en Alfaguara.
Tras La ciudad que el diablo se llevó y Evangelia, publicadas en el 2012 y 2016, Toscana volvió a situar Monterrey en su novelística con Olegaroy, en la que narra la vida de un hombre cuyas ideas, frases y acciones influyen, desde la ficción, a pensadores del mundo.
“Regreso a Monterrey con una nostalgia literaria”, dijo en entrevista tras la aparición de la novela, en noviembre del año pasado, “siempre mirando el pasado, porque la ciudad de ahora cada vez me gusta menos”.
El autor, quien ha vivido fuera de Monterrey por 10 años, primero en Polonia y Portugal, y actualmente en España, reconoció entonces que la intención en Olegaroy fue satirizar y hablar de grandes pensamientos que a veces vienen de figuras anónimas.
“Un poco de las dos cosas. Pero sobre todo quería mostrar cómo el ser humano ya no está abierto a respetar ideas nuevas. Platón dijo muchas burradas, pero éstas se estudian porque se dijeron hace más de dos mil años.
“Todavía se considera a Juan el Bautista un gran personaje porque hablaba de la ‘ira que vendrá’, pero consideramos un imbécil al que dice lo mismo a la salida del metro. Entonces, el lector simplón considerará a Olegaroy un patán, pero el inteligente sabrá qué tomar y qué desechar de las propuestas de Olegaroy y sabrá ver que, incluso en sus simplezas, hay un hilo que se puede tejer para filosofar”.
Acompañado por Hugo Valdés y Tirso Medellín, Toscana presentó Olegaroy el pasado 17 de marzo en UANLeer:
“Toda la novela es increíble, y ahí, más que pedir este supuesto pacto de verosimilitud, que debe haber entre el lector y el texto, quiero hacer un pacto con el lector de un juego, que le parezca interesante, emocionante, divertido, enriquecedor y que quiera jugar.
“Esta es una novela que pretende jugar e invitar al juego de la imaginación, de la credulidad, de la filosofía, de la ciencia, de la historia”.
Hugo Valdés, quien formó parte con Toscana del taller literario El Panteón, integrado también por Eduardo Antonio Parra, Ramón López Castro, Rubén Soto y Antonio Ramos Revillas, celebró el anuncio del premio para el autor:
“Gracias a la manera como sus personajes se desplazan del juego de la gestión de historias como fuente de la alucinación colectiva, hacia el íntimo esplendor de la mente como ocurre ahora en Olegaroy, Toscana ha sido capaz de lograr en todas sus novelas lo que se propuso su admirado Don Quijote: involucrar a los descreídos en sus fantasías más personales, cada una como una nueva demarcación del territorio de La Mancha, volviéndolas patrimonio común, universal, por obra y gracia de la literatura”.
López Castro comentó:
“Con Olegaroy, David Toscana mantiene el alto nivel narrativo que le caracteriza: el de un novelista de casta, que no se arredra ante los desafíos de la prosa necesaria para relatar los desvaríos y aciertos de un hombre sin malicia cuya vida es la vida de los santos y los locos: es decir, una existencia cercana a la sinrazón pero tocada por la gracia de la mirada honesta sobre la realidad que lo rodea, una honestidad incómoda, irreverente y mordaz. Que esto sea verosímil obedece a la pericia y oficio del más reciente ganador del Xavier Villaurrutia, David Toscana. Enhorabuena, David”.
El premio consiste en un diploma y 500 mil pesos. La ceremonia será el 17 de abril en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

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